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¡Pero qué obsesión con la inflación!
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Víctor Alvargonzález

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¡Pero qué obsesión con la inflación!

Mi consejo es que se queden con una idea muy sencilla: en la inflación los matices son importantes. Y otro consejo: trabajen con un asesor que entienda esos matices

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La inflación es como el vino: una copa al día es buena, varias, no tanto, un par de botellas al día son un problema muy serio.

Esto lo saben - o lo deberían saber - la mayoría de los economistas, y por eso llama la atención la de analistas que dan por hecho que la inflación es “mala”. Así, sin matices.

Cierto nivel de inflación no es malo si va acompañado de crecimiento económico. Si sube la gasolina pero sube todavía más tu sueldo, no tienes un problema. Y no quiero decir sí la inflación es normal y te suben mucho el sueldo porque la empresa va bien. Entonces no es que no tengas un problema: es que estás en el mejor de los mundos posibles.

¿Que es una inflación “normal”? Es un concepto relativo, por que tiene mucho que ver con el crecimiento, pero en términos generales es una inflación que esté dentro de lo que desean los bancos centrales (2%-3% anual). Y como mantiene tranquilos a los bancos centrales, no suben los tipos de interés.

Foto: La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño. (EFE)

Que las afirmaciones sobre la inflación requieren matices es especialmente importante – y cierto - en las inversiones. Por eso es donde más llama la atención que haya ahora tantos analistas que consideren la inflación como algo malo “per se”– así, sin matices - cuando un mínimo análisis histórico enseña que la realidad no es tan simple.

De entrada, la historia muestra que un repunte de la inflación hasta niveles aceptables para los bancos centrales, o incluso ligeramente por encima, es de buena para muchos sectores bursátiles. La demostración la tenemos muy cerca: es lo que ha ocurrido en las bolsas desde el mes de noviembre. La percepción de que entramos en un ciclo de mayor crecimiento y mayor inflación tras superar la pandemia, ha beneficiado enormemente a determinados activos y sectores.

Por las mismas, una inflación baja o decreciente perjudica a estos y beneficia a otros. De nuevo la demostración la tenemos muy cerca: en los últimos 10 años, el NASDAQ, el índice tecnológico norteamericano, ha superado por goleada al resto. No ha sido sólo porque la inflación fuera baja y siguiera bajando, evidentemente, pero el mercado tiene asumido – y hay razones sólidas para ello - que hay sectores que funcionan mejor en un entorno desinflacionista y sectores que funcionan mejor en uno inflacionista. Simplemente hay que saber aprovechar ambos escenarios.

Foto: Foto: EFE. Opinión
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La demostración más palpable de que la inflación no es necesariamente mala para la renta variable es la correlación positiva que existe entre la subida del precio del petróleo y la de los índices bursátiles. Si no me creen, comparen la evolución del Dow Jones con el precio del petróleo. La afirmación de los agoreros de que la subida del precio del petróleo es una maldición para las bolsas no está en absoluto soportada por la realidad.

Donde no hay matices con la inflación es en los bonos (fondos de renta fija). Cualquier repunte es malo y, a mayor repunte, peores consecuencias.

Si tienes un activo que da un cupón fijo y la inflación, que es la pérdida de valor del dinero, se sitúa por encima de lo que da tu cupón, tener ese bono no te aporta nada. O incluso estás perdiendo dinero.

Esto marca otra diferencia importante entre la renta fija y la renta variable a la hora de hablar de inflación. Y otro motivo que muestra que no se puede generalizar. La renta variable, las acciones, dan dividendos o otras formas de remuneración al accionista. Si la economía está creciendo y la empresa está vendiendo más, aumenta la remuneración al accionista, de forma que la existencia de un dividendo creciente es la mejor garantía contra la pérdida de valor del dinero. Y es mucho mejor que tener un cupón fijo. Poniendo un ejemplo extremo: incluso si hay una inflación muy alta de, por ejemplo, un 5% anual, pero tu dividendo crece un 10 % al año, estás ganando un 5% neto. Eso con los bonos sería imposible porque el cupón es fijo.

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Entonces ¿cuándo es mala la inflación? Pues cuando es muy alta, es decir muy por encima de los objetivos de los bancos centrales, porque entonces se ponen nerviosos, suben los tipos de interés y hacen daño a diestro y siniestro, renta variable incluida. Pero, sobre todo, la inflación es mala cuando supera al crecimiento económico de forma persistente.

También lo es cuando coinciden estancamiento e inflación, la llamada estanflación, que es lo que ocurrió en los años 70 y primeros 80. Pero esas no son situaciones inflacionarias normales, son extremos. Que los extremos son malos vale para muchísimas cosas, no solo para la inflación.

Mi consejo es que se queden con una idea muy sencilla: en la inflación los matices son importantes. Y con un consejo: que trabajen con un asesor que entienda esos matices. Y que sepa cómo sacarle partido por activos y sectores en función de los distintos niveles de inflación.

La inflación es como el vino: una copa al día es buena, varias, no tanto, un par de botellas al día son un problema muy serio.

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