Telón de Fondo
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La próxima crisis será de deuda (aunque no será mañana)
El aumento del coste de la vida que estamos viviendo no es fruto de la casualidad
La deuda pública norteamericana ha alcanzado un nuevo máximo histórico: 33 billones de dólares ("trillones", en terminología anglosajona). Y Europa no le va a la zaga. Por un motivo o por otro, la deuda pública zona euro no deja de aumentar.
Seguramente fue necesario llevar a cabo un confinamiento. Y el consiguiente cierre de la economía global. O establecer sanciones a Rusia. Pero tenemos que ser conscientes de que las decisiones de esa magnitud tienen consecuencias. Los confinamientos se pagaron fabricando dinero a un volumen nunca visto y disparando la deuda pública. Fabricar dinero como si no hubiera un mañana tiene consecuencias inflacionistas. También las tiene el exceso de gasto público. El aumento del coste de la vida que estamos viviendo no es fruto de la casualidad.
Intentar sacar del mercado al mayor productor del mundo de materias primas y tercero de petróleo también las tiene. Y también son inflacionistas. El mercado descuenta que las sanciones van a funcionar y que, a misma demanda y mucha menor oferta, le corresponde una subida de precios. Luego los rusos se saltaron las sanciones a la torera, pero el efecto de rebote inicial de las sanciones se tradujo en inflación, que se sumó al descontrol monetario previo.
Antes de continuar, permítanme insistir en que no entro en si estas decisiones estuvieron justificadas o no, si existían alternativas menos radicales o simplemente diferentes. Las pongo como ejemplos de que solucionar los problemas a base de emitir deuda o fabricar dinero tiene consecuencias y debe ser el último recurso.
Y lo digo por que ahora los políticos han pasado a utilizarlo como fórmula habitual de trabajo y eso es muy peligroso. Se sigue incrementando la deuda, pero ya no hace falta un motivo. Han encontrado el bálsamo de fierabrás que soluciona cualquier problema y además nadie protesta.
Los llamamientos de algunos países a ir moderando el incremento de la deuda están pensados de cara a la galería. En la misma Alemania, teórico guardián de la seriedad presupuestaria, el partido socialista, que preside el gobierno, clama por un gran plan quinquenal de inversión pública en digitalización y energía verde. Dirigismo económico puro para hacer frente al declive industrial alemán (en lugar de fomentar y apoyar la innovación y el empresariado). Imagínense otros países europeos. Y, al otro lado del Atlántico, Biden se encamina hacia unas elecciones que tiene muy complicadas. No le temblará la mano … a la hora de seguir emitiendo deuda.
No creo que vayamos a tener una crisis de deuda en el corto plazo. Pero estoy seguro de que si este proceso no se detiene, la tendremos si o si a medio o largo plazo. Porque todo tiene un límite, especialmente en economía.
Afortunadamente, ahorradores e inversores están en condiciones de protegerse si están bien asesorados. Incluso de rentabilizar el proceso. Los políticos nos van a hacer pagar un alto precio en forma de altos tipos de interés. Puede que no tan altos como los actuales, porque otra consecuencia de esta política es un menor crecimiento y eso ayuda a que baje la inflación, pero más altos que en décadas anteriores. Y eso se puede aprovechar.
Luego, cuando finalmente se produzca la crisis, habrá activos que se beneficiarán de la situación. Pueden ser el oro, el franco suizo o una divisa digital, ya lo veremos. Estas últimas sólo si, para entonces, han dejado de ser fichas de casino y se han convertido en medios de pago serios y regulados (que no significa dependientes de los bancos centrales).
Además, cuando se produzca la crisis de deuda, los inversores podrán ganar dinero apostando a la incompetencia de los políticos. Si la crisis lleva al hundimiento del precio de los bonos, existen fondos de inversión que ganan cuando suben los tipos de interés. De hecho, los recomendamos el año pasado para aprovechar la ruptura de la burbuja de la renta fija. También los hay para aprovechar la previsible caída que se producirá en las bolsas. Fondos que son accesibles a cualquier persona y patrimonio.
Llegados a este punto, estarán pensando Uds. que muy bien, pero que no sirve de nada por que no se puede saber cuándo se desencadenará la crisis. Evidentemente no es fácil, pero también es cierto que antes de una crisis de deuda suelen producirse señales bastante llamativas. Lo de que "se desencadena" es literal: es un proceso.
El mejor ejemplo lo tenemos en la crisis del euro. Antes de empezar ya se estaba produciendo un problema gravísimo en las cajas de ahorro españolas. Y en el sector inmobiliario español. También se nota en las divisas: se buscan las más seguras y aumenta su cotización. Y la de los activos refugio. También tenemos otro ejemplo histórico muy útil: la salida de la libra del sistema monetario europeo. Un buen asesor financiero tiene buenas herramientas en la historia, especialmente si ya ha vivido algunas crisis. En cualquier caso y como dice un amigo mío, "cruzaremos ese puente cuando llegue". O más bien cuando nos estemos acercando. Mientras tanto, aprovechemos lo que podamos. Y preparémonos para saber qué tenemos que hacer cuando haya que cruzarlo.
No soy de los que anuncian crisis todos los días, a ver si suena la flauta y me apunto el tanto. La última vez que anuncie algo así fue que explotaría la burbuja de la renta fija, concretamente el año pasado (ampliamente documentado en este mismo medio de comunicación). Y en años anteriores nunca había entrado en ese tipo de historias para llamar la atención, como bien saben nuestros clientes y mis lectores. Pero no querer hacerse publicidad metiendo miedo tampoco significa hacer como esos monos que se tapan los oídos, la boca y los ojos, si eres consciente de un problema.
La futura crisis de deuda será global, dura y llevará tiempo salir de ella. Porque en esta ocasión tengo dudas sobre la efectividad de la caballería – los bancos centrales - , que es como se suelen solucionar estas cosas. Y tengo dudas porque en esta crisis serán parte del problema. Concretamente porque se habrá perdido mucha confianza en ellos. Esperemos que para entonces su pólvora no esté mojada. En cualquier caso, lo único seguro, si pensamos que esto puede llegar a ocurrir, es ser previsores. Y estar bien asesorados.
La deuda pública norteamericana ha alcanzado un nuevo máximo histórico: 33 billones de dólares ("trillones", en terminología anglosajona). Y Europa no le va a la zaga. Por un motivo o por otro, la deuda pública zona euro no deja de aumentar.