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Cuidado, podrían llamarse fondos de capital "en" riesgo
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Víctor Alvargonzález

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Cuidado, podrían llamarse fondos de capital "en" riesgo

Mientras en EEUU la SEC está en guerra con los fondos de capital riesgo, aquí el sector financiero está en plena efervescencia colocadora

Foto: Fondos de capital "en" riesgo. (iStock)
Fondos de capital "en" riesgo. (iStock)

En España siempre vamos por detrás de los acontecimientos. Mientras en EEUU la SEC está en guerra con los fondos de capital riesgo, aquí el sector financiero está en plena efervescencia colocadora. Tanto EEUU como el Reino Unido nos llevan una ventaja de varias décadas en estos productos, así que no hay excusa: sabemos exactamente cuales son los problemas que se van a producir, simplemente porque allí ya se están produciendo.

En el Reino Unido ha saltado la alarma, porque fondos de este tipo venden activos a otros fondos similares de la misma entidad para generar liquidez. A los receptores los llaman "continuation funds" (si no me creen, lean el Financial Times del 10 de Octubre, artículo de Michael O´Dwyer). Y en EEUU la SEC avisa: "realizará barridos periódicos para asegurarse que (estos fondos) cumplen la ley". Para que vean como están las cosas en lo que, para nosotros, es el futuro.

Uno de los problemas tiene que ver con la transparencia. O más bien con la falta de ella. Los fondos de capital riesgo no tienen la transparencia de un fondo que invierte en empresas del Eurostoxx 50 o del SP 500, dónde sabemos muy bien en qué invertimos. Hay que confiar ciegamente en el gestor, en los auditores y en la entidad gestora. Y lo de ciegamente es literal.

El segundo generador de sorpresas es la liquidez. Hay que reconocer que el hecho de que estos fondos no se valoren ni diaria ni mensualmente - ni a veces anualmente -, ayuda a que los inversores inviertan de una forma más profesional y no estén todo el día viendo la valoración del fondo. Es como cuando compras un piso: no te enteras de si sube o baja en el mercado y, en consecuencia, piensas que es una inversión súper segura. Ojos que no ven, corazón que no siente. Y que no malvende al primer susto en el mercado.

El inconveniente es que, si no ves nada y unos meses después te dicen que has perdido un 30%, el impacto es mayor que si ese mismo proceso se produce gradualmente. Además, en fondos tradicionales puedes vender cuando quieras si las pérdidas empiezan a preocuparte. En estos no. Hasta que llegue la ventana de liquidez, que puede tardar meses. Incluso años.

Algo así les pasó a inversores norteamericanos cuando preguntaron por la ventana de liquidez tras la quiebra del Silicon Valley Bank. La subida de tipos había machacado el valor de muchas empresas tecnológicas no cotizadas. Había incluso quiebras, cosa que es muy raro que ocurra en las empresas que cotizan en los grandes índices bursátiles.

Foto: Sebastián Albella, integrante del consejo asesor de Crescenta. (EFE)

Y ustedes se preguntarán cómo es posible que ahora cualquiera puede invertir en fondos de capital riesgo, como quien compra un fondo que invierte en el Ibex 35. El motivo hay que buscarlo en la situación del sector financiero.

Los grandes bancos son un oligopolio que puede vender cualquier cosa a cualquier precio. No necesitan competir en comisiones. Pero al resto del sector le hace mucho daño la competencia que hay actualmente. Es muy difícil justificar el cobro de una comisión anual de gestión del 1,80% por un fondo de inversión que, en la práctica, se limita a seguir al Ibex 35, al Eurostoxx 50 o al MSCI World.

La llegada de los fondos indexados, la democratización del acceso a las clases limpias de fondos (más baratas que las clases minoristas) y la llegada del asesoramiento independiente (que entre otras cosas ayuda a localizar fondos similares con comisiones más bajas), han puesto presión sobre las cuentas de resultados de las sociedades de valores y otros asesores NO independientes. Recordemos que su fuente de ingresos son las comisiones que les ceden las gestoras a cambio de colocar sus fondos (lo que se conoce como "retrocesión" de comisiones). Las propias gestoras también sufren esta presión.

Los grandes bancos son un oligopolio que puede vender cualquier cosa a cualquier precio. No necesitan competir en comisiones

Así que había que buscar fórmulas que permitieran cobrar comisiones "como las de antes". Y así surge la idea de colocar fondos de capital riesgo o "private equity". Para empezar, son productos en los que es mucho más fácil cobrar comisiones elevadas. Al ser complejos y poco transparentes, se ven menos. Y pueden ser más. Además, no existe una alternativa indexada o en clases limpias. Bueno, si que hay clases limpias, pero, en estos fondos, sólo las hay para los grandes inversores. Y lo mejor: "fidelizan" al inversor, gracias a su menor liquidez.

Era la solución perfecta. El problema era que había que convencer al regulador de poder vender estos productos a cualquier inversor, pues hasta ahora su venta estaba limitada a inversores institucionales o con altos conocimientos financieros, los conocidos como inversores "sofisticados". Al final lo consiguieron, pero el regulador, por si acaso y consciente de los riesgos, tomo las medidas precautorias del modelo anglosajón, que es el que más protege a los inversores.

Pero hay un problema: en los mercados avanzados esas medidas se centran en la obligatoriedad de que, antes de poder adquirir este tipo de fondos, el inversor cuente con asesoramiento independiente. Y resulta que, al contrario que en EEUU, RU o Suiza, en España asesores realmente independientes (los que no cobramos comisiones de los productos que recomendamos) somos muy pocos. Así que se eliminó el requisito "independiente"y se dejo la precaución en "asesoramiento" a secas. Y encima “vale” que ese “asesoramiento” lo preste la misma entidad que te vende el producto.

Foto: La diputada Foral de Promoción Económica, Ainara Basurko, junto al director de Seed Capital Bizkaia, Óscar Ugarte. (Cedida)

La consecuencia es que en España quien que te coloca los fondos de capital riesgo (cuya retrocesión es muy superior al resto de fondos que distribuye) es la misma entidad que te va a decir si son buenos, si te interesa tenerlos y si tienes el perfil de inversor adecuado. Es la definición "de libro" de un conflicto de interés, en este caso entre el vendedor y el inversor.

No podemos estar más de acuerdo en que hay que democratizar la inversión. La gente tiene que prepararse para cobrar pensiones más bajas y necesita complementarlo invirtiendo bien sus ahorros. Democratizar el asesoramiento, reducir las comisiones de gestión (dando acceso a clases limpias, a fondos indexados y ETFs,), son cosas que no suponen ningún inconveniente, son todo ventajas. Pero no se puede decir lo mismo de democratizar el acceso a productos de inversión complejos, poco líquidos, poco transparentes y que requieren una cultura financiera media alta para que no se conviertan en un quebradero de cabeza para el inversor. Y más contando con el precedente de países financieramente más avanzados que el nuestro.

Democratizar el asesoramiento, reducir las comisiones de gestión, son cosas que no suponen ningún inconveniente, son todo ventajas

Las malas lenguas dirán que si los criticamos es porque nosotros no "fabricamos" ni vendemos estos productos. Ciertamente no lo hacemos, pero como asesores independientes que somos, nos viene muy bien que existan. Porque si hay un producto donde el inversor debe solicitar una segunda opinión antes de invertir, es este. Por eso en otros países es obligatorio el visto bueno de un asesor independiente.

Si confía plenamente en quien le vende el fondo no cotizado, en que ha hecho el análisis adecuado sobre el gestor y las empresas en las que invierte, conoce Ud. las condiciones bajo las cuales puede usted recuperar su dinero y, sobre todo, es una persona con experiencia en inversiones y con capacidad de asumir riesgos, adelante. En caso contrario, le recordaré que Warren Buffett se jugó 1 millón de dólares con un súper gestor de fondos de gestión alternativa a que el SP 500 batiría a cualquier selección de fondos de ese tipo que eligiera el gestor. Al cabo de diez años, Warren Buffet era 1 millón de dólares más rico, ya que los fondos lo hicieron peor que el SP 500. Y encima un indexado - o una clase limpia de un fondo del SP 500 - cuesta un 80 % menos en comisiones.

En España siempre vamos por detrás de los acontecimientos. Mientras en EEUU la SEC está en guerra con los fondos de capital riesgo, aquí el sector financiero está en plena efervescencia colocadora. Tanto EEUU como el Reino Unido nos llevan una ventaja de varias décadas en estos productos, así que no hay excusa: sabemos exactamente cuales son los problemas que se van a producir, simplemente porque allí ya se están produciendo.

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