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La importancia del umbral del dolor en las inversiones
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Víctor Alvargonzález

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La importancia del umbral del dolor en las inversiones

Lo de sentarse sobre un índice y olvidarse es una mala idea precisamente porque la mayoría de la gente no se olvida

Foto: 'Chart' de bolsa. (Pexels)
'Chart' de bolsa. (Pexels)

La diferencia entre teoría y práctica puede llegar a ser espectacular. Teóricamente, comprar el S&P 500 y olvidarse de todo es una buena estrategia de inversión. Pero, en la práctica, pocos son los que aguantan ese nivel de volatilidad. Y muchos los que acaban malvendiendo. Afortunadamente, hay un término medio.

He visto a mucha gente decir que no necesita asesoramiento de ningún tipo. Les he visto comprar un par de fondos indexados con toda la convicción del mundo. Una convicción avalada, además, por los hechos. Concretamente, el de que, en el largo plazo, el índice S&P 500 solo tiene una dirección: al alza.

Luego les he visto empezar a dudar cuando ha habido una corrección del 10%. Si se ha superado, han recuperado el aplomo, pero cuando esa corrección del 10% se ha convertido en un 15%, te llaman ya un tanto preocupados. Porque saben que tú tienes una forma de trabajar en la cual procuras evitar las pérdidas de cierta magnitud. Y lo saben porque te conocen o porque lo han visto en la rentabilidad que aparece en nuestra web.

A partir del 20% de caída, la llamada del inversor indexado empieza a ser desesperada. Y llegados al 25% de pérdida, casi todo el mundo se olvida de lo buena que era la idea y vende en pánico. Hay ideas muy bonitas que acaban en tragedia. Teoría vs. práctica.

Foto: Carles Puigdemont pasa junto al presidente, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. (EFE/Ronald Wittek)

Lo de sentarse sobre un índice y olvidarse es una mala idea precisamente porque la mayoría de la gente no se olvida. Es más: es el índice quien no se olvida de ellos, porque aparece todos los días en los medios de comunicación. Y en las redes, desde donde alguien que busca llamar la atención les dice que ese -25% se va a convertir pronto en un -50% (salvo que compren su libro o se hagan clientes suyos).

En las inversiones existe un umbral del dolor. Y cuando se alcanza, no se reacciona con frialdad, sino como cuando empiezas a notar agua en los pies y vas en un barco en alta mar. Incluso los perfiles más agresivos.

Además, sentarse sobre un índice de renta variable y comerte las grandes caídas presenta un problema adicional: las matemáticas.

Cuando tú inviertes en algo y pierdes un 25%, no lo recuperas porque luego suba un 25%. Necesitas que el mercado suba un 34%. Lo cual puede llevar mucho tiempo, porque las caídas son siempre más rápidas que las recuperaciones (cuando has pasado de tener 100 a tener 75, la base de cálculo para tu futura recuperación es menor: no es lo mismo el 25% de 100 que el 25% de 75). Por eso nosotros pensamos que hay pérdidas en las que no se debe incurrir, por mucho que sepas que en el futuro se puedan recuperar.

Además, si pierdes —y sobre todo si pierdes mucho—, deja de funcionar la función matemática del interés compuesto. Cuando ganas de forma consistente, es decir, evitas las pérdidas o las amortiguas y te recuperas rápido, la revalorización se produce siempre o casi siempre sobre una cifra mayor en lugar de menor.

Y si alguien le dice que limitar el nivel de pérdida es imposible, le está mintiendo. Lo puede usted comprobar viendo la evolución del vehículo inversor de Warren Buffett. O los resultados de Nextep Finance, salvando las distancias y si me permiten la cuña publicitaria. Y eso que nada más empezar a trabajar en este proyecto nos tocó la caída de la pandemia —que compensamos recomendando sobre ponderar el sector tecnológico, el gran beneficiario— y en 2022 el descontrol inflacionista (que compensamos eliminando la renta fija y centrándonos en sectores y estilos de gestión que aguantan bien la subida de tipos).

Cuando ganas de forma consistente, la revalorización se produce siempre o casi siempre sobre una cifra mayor en lugar de menor

Todo está inventado. Por eso se han inventado las ratios que relacionan la volatilidad / riesgo con la rentabilidad, que es la clave de una buena gestión. Ganar un 20% con una volatilidad del 18% tiene mucho menos mérito que ganar un 15% con una volatilidad del 6%. Una buena rentabilidad con una baja volatilidad acaba generando una rentabilidad mayor en el largo plazo. Y se evita la venta en pánico.

Así que si su umbral del dolor le permite sufrir una caída del 25% e irse a cenar con los amigos sin ningún tipo de preocupación, le vale lo de comprar un par de fondos indexados y listo (por cierto: si va a hacer eso, no contrate un servicio de gestión, porque no hay nada que gestionar, compre directamente los indexados). En caso contrario, seguramente estará más cómodo con gestores y asesores que den prioridad a la rentabilidad —eso siempre—, pero que tienen también en cuenta la seguridad y la consistencia.

También conviene aclarar que una cosa es utilizar en general fondos indexados, que suele ser una muy buena idea, puesto que se ahorra dinero en comisiones (y lo mismo se puede decir de las clases limpias de fondos) y otra muy distinta que todo tu patrimonio esté en un par de fondos indexados y no los muevas en absoluto. Finalmente, otro dato importante y sobradamente demostrado estadísticamente: el SP 500 no es siempre el índice más rentable. Tampoco el MSCI World. Y desde luego no lo son ni el Ibex 35 ni el Euro Stoxx 50.

El S&P 500 solo lo ha sido el nº 1 en cinco ocasiones, habiendo sido superado en estos 23 años por activos e índices muy diversos

Tengo delante el cuadro global de rentabilidad de los últimos 23 años. No se lo puedo mostrar, pero créame si les digo que el S&P 500 solo lo ha sido el número uno en cinco ocasiones, habiendo sido superado en estos 23 años por activos e índices muy diversos. Y, por supuesto por el Nasdaq, que lo ha superado casi todos los años.

No hablamos de buscar la perfección, pero sí un buen puesto en la clasificación general. Y la forma de hacerlo es picotear en otros activos que no sean solo el SP 500 o el MSCI World. A veces no es fácil, pero otras es muy sencillo. Si se dispara la inflación, como ocurrió en 2022 ¿qué pintas en el S&P 500? Es obvio que funcionarán mejor las materias primas, el sector energético o apostar contra los bonos (sí, se puede, tanto con fondos tradicionales como con ETF).

En los mercados hay que ser muy realista. Porque hay historias muy bonitas que en la práctica acaban muy mal. En los mercados lo perfecto suele ser enemigo de lo bueno. Y hay que ser consciente de que en algún momento se va a poner a prueba tu umbral del dolor. Llegado ese momento, conviene tener los analgésicos a mano.

La diferencia entre teoría y práctica puede llegar a ser espectacular. Teóricamente, comprar el S&P 500 y olvidarse de todo es una buena estrategia de inversión. Pero, en la práctica, pocos son los que aguantan ese nivel de volatilidad. Y muchos los que acaban malvendiendo. Afortunadamente, hay un término medio.

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