Telón de Fondo
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Qué pueden esperar los inversores de una victoria de Trump
No es que a los americanos les guste Trump, sino que no les gusta Biden. Además, lo ven muy mayor para un segundo mandato
Con las encuestas en la mano, a día de hoy el próximo presidente de los EEUU sería Donald Trump. Así que no es mala idea ir pensando en cómo podría afectar a las bolsas. Con la ventaja de que ya tenemos información previa.
Antes de continuar, es importante aclarar que en esta competición quedan todavía cabos sueltos. Para empezar, no sabemos a quién apoyará el candidato independiente Robert Kennedy Junior. Lo probable es que, llegando noviembre, tenga que retirarse (ya se ocuparán de ello los grandes medios tradicionales). Y a quien apoye o a quien decidan votar quienes pensaban votarle a él, puede cambiar el fiel de la balanza.
Aquí no se habla de Kennedy porque los medios españoles están a por uvas en todo lo referente a lo que ocurre en Norteamérica, pero aglutina a muchos votantes a los que no les gusta ni Trump ni Biden. Que no son pocos (tampoco es de extrañar). De hecho, nunca ha habido tantos votantes en EE.UU. que se declaren independientes.
Otra cosa en la que los medios españoles están a por uvas es en su obsesión por no entender por qué a los norteamericanos les gusta Trump. Si se lo hubieran currado un poco sabrían que no es que a los americanos les guste Trump, sino que no les gusta Biden. Además, lo ven muy mayor para un segundo mandato.
Así que pongamos que finalmente gana Trump: ¿a qué se enfrentarían los inversores?
En primer lugar, a un aumento de la volatilidad. Salvo que Trump haya cambiado mucho, y aún siendo cierto que finalmente suele llegar a acuerdos - nada le gusta más que vender un buen "deal" -, el proceso para llegar a esos acuerdos suele ser tortuoso y, por lo tanto, volátil. Recordemos las negociaciones con China o con Corea: acabaron bien, pero vaya viajecito.
También es bueno recordar que, aunque es cierto que es de los pocos presidentes norteamericanos que no se ha metido en ninguna guerra, no significa que no sea peleón. Y no es necesario entrar en guerra para asustar a los mercados. Bastan unos cuantos tuits, como ya se encargó de demostrar el propio Trump.
En EEUU hay una fuerte ley antimonopolio, pero nadie se atreve a meterse con empresas tan poderosas
En cuanto a su llegada a la presidencia, aunque yo fui de los pocos que dijo en la primera ocasión que subirían las bolsas, en esta ocasión no lo tengo tan claro. En aquel momento lo decía porque al fin y a la postre estamos hablando de un empresario norteamericano de libro, que cree en la economía de mercado y en el apoyo a las empresas, la desregulación y la reducción de impuestos. Y claro, la bolsa subió.
Pero en esta ocasión no tengo tan claro cuál puede ser la reacción inicial de Wall Street. Para empezar, Trump viene con ánimo de venganza. Viene "calentito". Y la venganza política genera volatilidad. Es más: en su anunciada "retribution" – parece el título de una película del oeste - podría "acordarse" de las grandes tecnológicas californianas, que no le han tratado nada bien.
El caso es que Google es un monopolio y Meta probablemente también. Y son bien conocidas las prácticas monopolísticas de Apple. En EEUU hay una fuerte ley antimonopolio, pero nadie se atreve a meterse con empresas tan poderosas y que hacen tan grandes donaciones al partido demócrata. Trump sería el único presidente libre de ataduras para deshacer esos monopolios. Y el más interesado en equilibrar la balanza del poder digital. Además, tendría la ley a su favor. Recuerden lo que ocurrió hace muchos años con el monopolio de la telefonía que dio origen a las "Baby Bells".
En cambio, facilitaría mucho la vida a otros sectores económicos, así que Trump, además de volatilidad, también puede traer rotación interna sectorial en las preferencias de Wall Street.
Luego está lo de China. Es casi seguro que si gana tendremos un nuevo episodio de guerra comercial, y ya sabemos cómo le sentó esto al mercado en la ocasión anterior. Lo saben los inversores y por eso la candidata republicana preferida de Wall Street era Nikki Haley. No creo que en esta ocasión reciban con vítores la llegada de Trump, más bien lo recibirán -recibiremos- con cierto miedo.
Por el contrario, lo más probable es que Trump trate de llegar a un acuerdo con Putin, y eso seguramente tranquilizará las aguas geopolíticas internacionales. Y aunque Europa pondrá el grito en el cielo, la realidad es que la primera beneficiaria de que baje la tensión con Rusia sería la economía europea. No siempre va a hacer un invierno cálido que ayude a que baje el precio del gas.
La llegada de Trump a la presidencia se define, por lo tanto, en dos palabras: volatilidad y rotación. Y es un entorno que puede dar muchas oportunidades de inversión, especialmente para los operadores de corto plazo. Y puede acabar bien para los índices bursátiles, como ya ocurrió en su presidencia anterior hasta que llegó el Covid, pero el precio en términos de inestabilidad será bastante alto.
En cuanto al que se va dibujando como el mayor problema económico de cara al futuro, es decir, la deuda, no pensamos que Trump vaya a hacer nada para solucionarlo. Así que nos reafirmamos en que la próxima crisis será de deuda, de pérdida de confianza en el valor de la deuda soberana occidental ,como consecuencia del descontrol y los excesos de los políticos. Pero de eso ya hablamos en otro artículo.
Por acabar con una nota positiva: a los mercados lo que más les importa no es lo que haga el presidente de los EEUU, sino lo que haga la Reserva Federal. Y para esas fechas probablemente ya estén bajando de los tipos de interés. Y nada le gusta más a los mercados que el dinero barato. Podría compensar el impacto psicológico y sociológico que tendrá para los inversores ver a Trump de nuevo en el poder
Con las encuestas en la mano, a día de hoy el próximo presidente de los EEUU sería Donald Trump. Así que no es mala idea ir pensando en cómo podría afectar a las bolsas. Con la ventaja de que ya tenemos información previa.
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