¿En qué se parece Netflix al asesoramiento financiero independiente?

¿Por qué pagar a un asesor financiero independiente teniendo el asesoramiento gratuito del banco? Pues por el mismo motivo por el que te suscribes a Netflix o HBO en lugar de conformarte con las cadenas gratuitas.

¿Y por qué pagar un seguro médico teniendo sanidad pública gratuita? Pues porque desgraciadamente las listas de espera son cada vez son más largas y los médicos, que hacen lo que humanamente pueden, están cada vez más presionados y no tienen tiempo de atender adecuadamente a sus pacientes.

Algo parecido - incluso peor - ocurre con la salud financiera en España, es decir, con el asesoramiento que ofrecen la banca y las sociedades de valores a sus clientes. Y digo "peor" porque la banca, aunque diga que asesora, se limita a vender productos financieros, propios o de terceros, a cambio de una comisión. Es como si en la sanidad se limitaran a recetar los medicamentos que les dejen la mayor comisión sin ni siquiera preocuparse de realizar un diagnóstico previo. O peor todavía: que se dedicaran a recetar sólo los medicamentos que estén "en campaña" y haya que "colocarlos", sin importar mucho lo que necesite el paciente.

Cuando pagas por suscribirte a un servicio de "streaming" lo haces porque vas a obtener un valor añadido muy superior al de la programación de las cadenas gratuitas. Cuando pagas sanidad privada lo haces porque piensas que vas a recibir algo que no te da la sanidad pública. Con el asesoramiento financiero independiente ocurre exactamente lo mismo: pagas porque quiere un asesoramiento que te aporte valor, no venta disfrazada de asesoramiento.

Cuando pagas sanidad privada lo haces porque piensas que vas a recibir algo que no te da la sanidad pública

Para empezar, el valor de la rentabilidad. El asesoramiento financiero independiente tiene la capacidad de ser más rentable, porque el asesor independiente puede recomendar cualquier producto del mercado y no solo lo que distribuya el banco o la sociedad de valores de la que depende. Y contar con producto es muy importante: no es lo mismo limitarte a una tienda de tu barrio que acceder a todas. O poder comprar en Amazon.

Por ejemplo, en 2022, lo más interesante, en lo que a fondos de inversión de renta variable se refiere, era la bolsa inglesa. En ella cotizaban muchos sectores que se beneficiaban del aumento de la inflación y de la subida de los tipos de interés (como empresas mineras, petroleras o de materias primas). Pero la mayoría de las entidades financieras españolas no tenían en su muestrario un fondo que invirtiera en la bolsa de Londres. Ni siendo conocedores de lo anterior se lo habrían recomendado a sus clientes, simplemente porque no lo tenían y, por lo tanto, no les “dejaba” comisión. ¿Al banco no le interesaba?. Pues entonces al cliente tampoco.

En 2023, con la llegada de la inteligencia artificial, lo más interesante era un fondo que tuviera como referencia el índice NASDAQ 100. Pero se pueden contar con los dedos de una mano las entidades que tenían en su oferta este tipo de fondo. Aunque fuera de terceros. Y todavía más difícil era que los recomendaran, puesto que por aquel entonces lo que estaba en campaña eran otro tipo de fondos que a ellos les interesaba colocar en aquel momento y que el tiempo ha demostrado que son mucho menos rentables.

Son sólo algunos ejemplos de cómo la independencia del asesor ayuda a mejorar la rentabilidad del cliente, pero los hay todos los años. Es mejor que tu asesor trabaje para ti y no sólo para el banco. Sobre todo porque, además, no tienes por qué cambiar de banco para tener un asesor financiero independiente. El banco es una tienda a la que el asesor puede "acompañarte" cuando quieras. Como un "personal shopper", pero que no se lleva comisión del establecimiento

El asesoramiento independiente no solo aporta rentabilidad. También tiene la capacidad de aportar protección en mercados bajistas. En 2022 era un suicidio financiero tener fondos de renta fija de medio y largo plazo. Cualquier profesional de la inversión sabía que son los más sensibles a la evolución de los tipos de interés y, por lo tanto, los que más caen si suben los tipos de interés (existe una relación inversamente proporcional entre el precio de un bono y su tipo de interés). Y, efectivamente, las caídas fueron espectaculares.

La solución era tan fácil como llevar el dinero a un fondo monetario o una letra del tesoro. Pero eso no "dejaba comisión" a ese asesor que, al no ser independiente, vive de las comisiones que le retroceden de los productos que recomienda a sus clientes. El cliente pagó el precio del conflicto de interés.

La solución era tan fácil como llevar el dinero a un fondo monetario o una letra del tesoro. Pero eso no "dejaba comisión" a ese asesor

Además de la rentabilidad y protección del patrimonio, el asesor independiente aporta otro valor añadido: ahorro en comisiones. El asesor no independiente vive de esas comisiones y, por lo tanto, trata de que el cliente pague las mayores posibles, mientras que al asesor independiente lo que le interesa es ayudar a su cliente a pagar menos. Es lo que se espera de él.

De hecho, aunque el asesor independiente cobre por su servicio, en términos netos sale más barato que el asesor dependiente, porque el ahorro de comisiones compensa parte o todo lo que se paga por asesoramiento. Según la calculadora de comisiones que tenemos a disposición del público, hablamos de ahorrarse en el entorno de un 30% en comisiones de gestión en fondos de inversión. Más en el caso de los inversores que invierten en fondos de renta variable, que son los más caros.

Ojalá no fuera necesario pagar extra por la sanidad. Ojalá la televisión gratuita fuera como la BBC de hace 30 años. Y ojalá el banco diera un buen asesoramiento. Pero la realidad es que nada de lo anterior es cierto. Y siendo importante lo de la tele, lo es más la salud. Primero la física, sí, pero luego la financiera.