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Telón de Fondo
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Cuando decíamos que 2025 sería volátil nos referíamos a esto
La volatilidad es un magnífico indicador del “timing” de entrada y salida en un año volátil. Esa es la clave
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El título de las jornadas de estrategia que realizamos a finales del año pasado era “2025, el año de la volatilidad”. Basábamos nuestra estrategia para 2025 tanto en reducir esa volatilidad como en aprovecharla. Decíamos que habría dos tipos de inversores: los que se limiten a sufrir la volatilidad y los que, además, sepan aprovecharla.
Vamos a empezar por lo más interesante: cómo se puede aprovechar la volatilidad. Y no se preocupen: si se han perdido esta primera oportunidad que ha brindado 2025 para ponerlo en práctica, habrá más ocasiones. Es el año de la volatilidad, no el trimestre. Y nos referimos tanto a picos de volatilidad como a valles. La volatilidad se mueve como un péndulo. Nunca está mucho tiempo muy alta o muy baja. Los péndulos nunca se quedan parados en uno de los dos extremos, siempre están yendo de uno a otro. La volatilidad también. Un péndulo nunca se queda parado en medio. La volatilidad puede hacerlo ocasionalmente, pero no durante mucho tiempo.
Cuando la volatilidad es baja, suele coincidir con que el mercado está tranquilo. Y al alza. Cuando es muy baja, el mercado suele estar eufórico. Hablamos del índice VIX, que mide la volatilidad del índice SP 500. El VIX es el índice más representativo de esta variable. Por cierto, se le conoce también como “índice del miedo” y pensamos que, aunque no es una gran definición estadística o matemática, sin duda transmite muy bien la idea.
Para utilizar la volatilidad a tu favor tienes que aprovechar los momentos de muy baja volatilidad para vender cierto porcentaje de tu cartera de renta variable y acumular una reserva de liquidez, para así comprar barato cuando se dispare la y se desplomen los precios. La volatilidad es un magnífico indicador del “timing” de entrada y salida en un año volátil. Esa es la clave. Pero, para que este método de “timing” funcione, tiene que tratarse de un péndulo con un recorrido muy amplio y muy claro. Un año en el que la volatilidad tenga picos muy altos y valles muy profundos. Y debe actuarse de forma casi automática: volatilidad muy baja, vender y generar cierto nivel de liquidez, volatilidad muy alta, comprar.
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También quiero aclarar que nosotros no siempre somos capaces de hacerlo. De hecho, este año le hemos dedicado más atención a incrementar la posición en Europa y reducir la de EE.UU., puesto que veníamos cargados de renta variable norteamericana de 2024. Teníamos que adaptarnos rápidamente al cambio de expectativas en. Aun así, no nos hemos olvidado de que teniendo el péndulo en posición 14% (baja volatilidad), convenía tener cierta liquidez. Será muy útil cuando alcancemos el pico de volatilidad.
En el momento actual, parece imposible pensar que la volatilidad pueda bajar, pero ya verán como las leyes de esta particular física del péndulo de la volatilidad acaban funcionando. Como hay un momento en el que el policía malo Trump se convierte en el policía bueno, la Reserva Federal empieza a hablar de bajar los tipos de interés, etc.
Obviamente no basta con tener esta idea clara, hay que leer bien el mercado, porque 14 puede ser una volatilidad baja, pero en una situación de mucha alegría puede ser pronto para vender. Podría bajar a 12. Y viceversa: 28, como es actualmente, se puede considerar alta, pero puede que el ambiente sea tan malo que convenga esperar a que supere 30. Ese es el papel de asesor.
Otra forma de aprovechar la volatilidad es la diversificación. Volviendo con el caso de Trump, que lógicamente era para nosotros el factor fundamental del aumento de volatilidad que se iba a producir en 2025, su forma de trabajar consiste en mover el avispero, lo que suele generar tanto ganadores como perdedores.
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En esta ocasión, el ganador ha sido Europa. Trump les ha puesto en bandeja a los políticos europeos la excusa para sacar a Europa del estancamiento y la recesión que se había convertido en norma en los últimos 20 años, con la excepción del periodo Post pandemia. Al comunicar su deseo de dejar de pagar el 70 % del gasto de la OTAN, se ha abierto la veda para una carrera de rearme por valor de 800.000 euros. Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, los mismos políticos han decidido dar carpetazo al pacto de estabilidad presupuestaria y ponerse a gastar como si no hubiera mañana. Obviamente la bolsa europea lo ha notado.
Quien tenga como estrategia de inversión sentarse en el SP 500 no se va a beneficiar de los muy variados ganadores que pueden surgir en el mundo volátil de Donald Trump. En ese mundo, cierta diversificación no solo es aconsejable, puede llegar a ser fundamental. Y no solo entre distintas bolsas, sino entre distintos activos y sectores.
La tercera recomendación que hicimos en aquella presentación de estrategia fue que las carteras tuvieran “amortiguadores”. En una cartera de fondos de inversión que tiene una visión estratégica de medio y largo plazo no es una buena idea venderlo todo sólo por una corrección. En todo caso, una corrección muy profunda o un cambio de tendencia. Con un instrumento financiero en el que pueden pasar días para traspasarse de un activo a otro no es una buena idea hacer movimientos de corto plazo. Por el contrario, si lo es utilizando fondos cotizados, más conocidos como ETFs, que permiten entrar y salir del mercado con rapidez (e incluso ponerse cortos, es decir, ganar dinero cuando bajan las bolsas). En un año volátil la rapidez importa. Vaya si importa.
El título de las jornadas de estrategia que realizamos a finales del año pasado era “2025, el año de la volatilidad”. Basábamos nuestra estrategia para 2025 tanto en reducir esa volatilidad como en aprovecharla. Decíamos que habría dos tipos de inversores: los que se limiten a sufrir la volatilidad y los que, además, sepan aprovecharla.