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Telón de Fondo
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Quiénes son los beneficiarios del nuevo “desorden” mundial
En los mercados funciona la teoría del caos. El caos mueve el avispero, pero del caos salen ganadores. Y qué duda cabe que Trump es el caos. Pero también que genera ganadores a corto, medio y largo plazo
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Si hay una regla que se cumple a rajatabla en los mercados es que siempre que baja algo, hay otro activo, sector o país que sube.
En los mercados funciona la teoría del caos. El caos mueve el avispero, pero del caos salen ganadores. Y qué duda cabe que Trump es el caos. Pero también que genera ganadores a corto, medio y largo plazo. Muchas veces esos ganadores son los que impone la lógica, cómo está siendo el caso del oro. Pero el caos de Trump puede generar ganadores inesperados. Por ejemplo, Europa.
Carente de liderazgo y con una economía anticuada, donde se le ha dado más importancia a la creación de una mega burocracia que al apoyo a la innovación y al empresariado, Europa debería ser la perdedora en términos bursátiles. Pero no es el caso. Al verse obligada a ponerse las pilas en su defensa - y probablemente exagerar un poco la nota para generar un estímulo de gasto público mayor -, las bolsas europeas se benefician de ese tsunami de dinero público dirigido al rearme. Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, a infraestructuras y medio ambiente. Mientras tanto, el país que genera el caos, es decir, EEUU es de momento el más perjudicado en términos bursátiles.
Y luego tenemos a China. Llama la atención que poco se quejan de los aranceles. Probablemente porque esperan obtener algo más importante en este nuevo orden internacional y prefieren mantener un perfil bajo. Un perfil que parece que premian las bolsas, porque, pese a que China no consigue salir de la deflación y el bajo crecimiento (para lo que es China), sus bolsas lo hacen mejor que las de EEUU. Habrá que estar atentos a que juega China y en qué medida tiene que ver con su buen desempeño bursátil en lo que va de año y, sobre todo, si puede mantenerse en el futuro.
El nuevo desorden mundial
En el nuevo desorden mundial también hay que distinguir plazos. Siguiendo con el ejemplo anterior, es posible que en el corto y medio plazo Europa se beneficie del “calentón” de gasto público, pero es dudoso que ese impulso keynesiano convierta la economía europea en innovadora y competitiva en el largo plazo. La inversión en armamento generará algún tipo de avance tecnológico, pero nada comparable al desarrollo de la IA en EEUU y en China o la competitividad industrial de esta y otros países emergentes.
El liderazgo europeo hay que aprovecharlo, sobre todo porque será efímero. En el largo plazo, EEUU y probablemente China seguirán siendo los líderes económicos del mundo, ya que apoyan la innovación y el sector privado, mientras Europa sigue centrada en la regulación y el sector público. Puede que salgamos más fuertes militarmente, pero económicamente resulta dudoso. Y si no, que se lo pregunten a Japón, que lleva décadas generando programas de gasto público para relanzar su economía y ahí sigue.
También se da por hecho de que todo lo que haga Trump le saldrá mal. Pero no se pueden tomar decisiones de inversión porque alguien te caiga mal o perjudique tus intereses. En los mercados hay que abandonar las opiniones personales y políticas y centrarse en los hechos económicos y financieros. No podemos dar por hecho que su intención de bajar impuestos, reducir regulaciones, bajar el déficit fiscal con ayuda de los aranceles, etc. vaya a ser negativo para la economía norteamericana en el medio plazo. No fue así en su anterior mandato. Lo que salió mal fue la llegada de la pandemia. Los relatos son para los políticos, los datos para los inversores. Warren Buffet ha insistido muchas veces en el riesgo de dar por amortizado el liderazgo económico de Norteamérica. Y siempre ha tenido razón.
Los relatos son para los políticos, los datos para los inversores
Otro beneficiario del nuevo desorden global es la gestión activa de las carteras de inversión (en nuestro caso carteras de fondos y ETF). Quede clara la diferencia: no es lo mismo hablar de fondos indexados (fondos de gestión pasiva) que de gestionar activamente una cartera. De hecho, la opción óptima suele ser una gestión activa de una cartera compuesta por fondos indexados, dejando los fondos de gestión activa solo para aquellos casos en los que ayuden a superar a los índices de referencia. Los fondos pueden y normalmente deben ser de gestión pasiva, pero en un entorno de desorden global, la gestión de la cartera – insistimos, de la cartera - debe ser activa.
En los últimos 25 años solo ha habido una ocasión en la cual el SP 500 haya enganchado tres años seguidos como activo más rentable. Ha sido superado por el oro, por las materias primas, incluso ocasionalmente por los fondos de renta fija de corto o largo plazo. Y este año está siendo superado ampliamente no solo por el oro, sino también por la bolsa europea o la bolsa china, entre otros. Puede que en periodos alcistas claros sea una buena idea “sentarse” en el SP 500 o el MSCI World, pero no lo es en periodos caóticos. Salvo que el inversor esté dispuesto a asumir estoicamente determinado nivel de volatilidad (y el riesgo de acabar malvendiendo en pánico).
Finalmente, pero no menos importante: del caos surge siempre un nuevo orden. Esto en los mercados se traduce en que después de las caídas suelen venir las recuperaciones. Y que hay activos que resurgen cuál ave Fénix, mientras otros lo hacen como tortugas. No hay que olvidarlo, porque otra regla que se cumple en los mercados es que el caos siempre genera oportunidades de inversión.
Si hay una regla que se cumple a rajatabla en los mercados es que siempre que baja algo, hay otro activo, sector o país que sube.