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Telón de Fondo
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Trump se lo ha puesto a Europa en bandeja ¿sabremos aprovecharlo?
En el tenis es tan importante el error del contrario como el acierto propio. Y es así como surge la oportunidad para la Unión Europea: que donde Trump genera inseguridad inversora, Europa ofrezca seguridad y estabilidad
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La estrategia de Trump no es mala. Monta un follón tan impresionante que lo de pagar “sólo” un 10% en aranceles parece un chollo. Sobre todo si se compara con la posibilidad de pagar mucho más y sufrir, además, una recesión. La respuesta de sus víctimas es preguntar dónde hay que firmar. Pero hasta las estrategias más eficaces tienen efectos secundarios. Además de hacer que la bolsa USA y la confianza empresarial se hayan desplomado, Trump le ha puesto en bandeja a Europa la posibilidad de ofrecer lo que ha dejado de ofrecer EEUU: seguridad inversora.
En las artes marciales el exceso de fuerza del contrario juega a tu favor. Con un requiebro, el agredido puede hacer que el agresor se desequilibre tras lanzar un puñetazo descontrolado. Esa es, en nuestra opinión, la situación actual de Europa: podría limitarse a recibir los golpes, pero también podría utilizar los excesos de Trump como una oportunidad para espabilar. Y es una cuestión de enorme importancia para los inversores, porque esto determinará si la ventaja bursátil con la que inició el año es efímera, o si, por el contrario, puede convertirse en ventaja de largo plazo. La esperanza es lo último que se pierde, incluso en el caso perdido en el que hace tiempo se convirtió la UE.
La estrategia de Trump pone de rodillas a sus contrapartidas comerciales, pero genera una terrible inseguridad entre los inversores. El dinero es miedoso - cuesta mucho ganarlo - y Trump da mucho miedo. Eso es útil para asustar a sus socios comerciales, pero no lo es para atraer inversión a la bolsa norteamericana. Y menos todavía que su secretario del tesoro diga que ha llegado la hora de “Main Street” – la economía real - y que se acabó la hora de Wall Street, es decir, la economía financiera. Como si una y otra no estuvieran interconectadas y no fueran interdependientes.
En el tenis es tan importante el error del contrario como el acierto propio. Y es así como surge la oportunidad para la Unión Europea: que donde Trump genera inseguridad inversora, Europa ofrezca seguridad y estabilidad. Pero para que esa seguridad merezca la pena, Europa tiene que eliminar lo que hasta ahora ha actuado de freno para invertir en la UE, es decir, la combinación tóxica de burocracia, exceso de regulaciones, falta de apoyo a los empresarios, planificación económica estatal, impuestos disuasorios, fomento del sector público y abandono del privado y, como bien dice Trump, una actitud extremadamente proteccionista frente al comercio proveniente del exterior.
Es tan importante el error del contrario como el acierto propio
Viendo esta lista de cosas que tendrían que cambiar en Europa, para que se convirtiera en un destino inversor atractivo a largo plazo, parece casi imposible que vaya a ocurrir. Alemania era la gran esperanza gracias a la victoria de la CDU, pero las exigencias del partido socialista han diluido el programa de desregulación y fomento del sector privado que prometía el nuevo canciller.
Pero incluso Europa se merece el beneficio de la duda. Por ejemplo, se ve un cambio de discurso en una de las mayores culpables de la euroesclerosis, la presidenta del parlamento, Úrsula von der Layen. Ahora esgrime el informe Draghi y habla de aranceles cero. Ciertamente el informe Draghi sigue manteniendo el control político de la distribución de recursos, pero al menos critica abiertamente la enfermedad que corroe a la economía europea (que se resume en la ristra de defectos mencionada anteriormente).
Para los inversores la cuestión es importante. Cuando una empresa está en una situación muy mala, a poco que mejore aumenta mucho la valoración. Es así como trabajan los especialistas en adquirir empresas que han sido muy mal gestionadas pero tienen potencial, si se gestionan correctamente.
Europa tiene potencial, solo tiene que cambiar de gestión. Y ahora tiene la oportunidad de hacerlo gracias precisamente a Donald Trump. Gracias a Trump, ahora tiene la “motivación” para eliminar trabas al comercio y espabilar en su defensa. Y puestos a espabilar, también puede espabilar económicamente y que la próxima vez que llegue una negociación de esta importancia tenga una posición de fuerza. Si Europa tiene que decir a todo que sí es simple y llanamente porque es débil económicamente, especialmente en lo tecnológico. Y esto se debe a que ha dedicado el tiempo y los recursos a tonterías y a crear un enorme aparato burocrático que no sirve absolutamente para nada. Y que es un lastre para su economía.
Europa tiene potencial, solo tiene que cambiar de gestión
Trump está obligando a Europa a mejorar. Europa no puede competir en este mundo bipolar si no mejora su músculo económico y sus capacidades tecnológicas. Dice el refrán que a la fuerza ahorcan. Europa debería de estarle agradecida a Donald Trump por haber expuesto sus debilidades y darle la oportunidad no solo de corregirlas, sino de ofrecer algo mejor a quienes ya no confían en las formas y actitudes de la nueva administración norteamericana.
Las probabilidades de que los políticos europeos aprovechen la oportunidad son muy bajas por no decir que inexistentes, pero no hay que descartarlas. Y vigilarlas, porque si Europa cambia, no será solo la oportunidad de corto plazo que es ahora mismo gracias al tsunami de gasto público que se piensa realizar. Podría ser algo mucho más sólido si además de gastar el dinero en armamento e infraestructuras decide liberar el espíritu empresarial y de innovación que han caracterizado a Europa durante siglos.
Estamos hablando de una doble decisión fundamental para los inversores: sobre ponderar Europa frente a EEUU y si hacerlo a corto o también a medio y largo plazo. Ahí es nada.
La estrategia de Trump no es mala. Monta un follón tan impresionante que lo de pagar “sólo” un 10% en aranceles parece un chollo. Sobre todo si se compara con la posibilidad de pagar mucho más y sufrir, además, una recesión. La respuesta de sus víctimas es preguntar dónde hay que firmar. Pero hasta las estrategias más eficaces tienen efectos secundarios. Además de hacer que la bolsa USA y la confianza empresarial se hayan desplomado, Trump le ha puesto en bandeja a Europa la posibilidad de ofrecer lo que ha dejado de ofrecer EEUU: seguridad inversora.