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2019 o cómo superar el hartazgo del inversor con los mercados
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2019 o cómo superar el hartazgo del inversor con los mercados

2018 ha puesto incluso de manifiesto que el valor de la diversificación en una cartera de activos financieros tradicionales ha sido casi nulo

Foto: Inversores bajistas (Foto: iStockPhoto)
Inversores bajistas (Foto: iStockPhoto)

El año que acabamos de despedir ha sido un 'annus horribilis' para los mercados. Es la primera vez en ¡118 años! que casi todas las clases de activos (incluida la liquidez) ha tenido retornos negativos. Y lo peor... llueve sobre mojado, de ahí que no nos extrañe que muchos inversores que miran la rentabilidad de sus carteras financieras en los últimos años nos hablen, sobre todo, de hartazgo.

2018 ha puesto incluso de manifiesto que el valor de la diversificación en una cartera de activos financieros tradicionales ha sido casi nulo. Esta realidad se ve confirmada por el comportamiento de los fondos multi-activos y especialmente de risk-parity, que han tenido su peor año desde la gran recesión de 2008. Incluso los fondos de estrategias alternativas con los que el inversor busca obtener descorrelación frente a las betas de mercado han registrado un año decepcionante en términos generales salvo contadas excepciones.

Otra característica significativa de la corrección de los mercados es que se ha producido sin repuntes extremos de la volatilidad de las carteras, que se ha mantenido por debajo de los niveles extremos alcanzados en episodios de turbulencia anteriores.

¿Qué hacer en 2019? ¿hay esperanza?

El entorno que nos espera este año, a priori, no invita al optimismo. Si bien es necesario volver a analizar la situación en perspectiva y valorar, de la mano de un asesor financiero independiente, cuáles son mis objetivos, perfil de riesgo y por tanto contar con una cartera hecha a medida de mi patrimonio... y del entorno de mercado.

En este sentido, para 2019 desde Arcano manejamos las siguientes perspectivas:

1.- Las valoraciones de muchos activos de riesgo son más atractivas que a principio de 2018; en particular, el múltiplo Precios/Beneficios (PE) de las bolsas ha sufrido uno de los mayores de-rating (bajadas de múltiplos) de los últimos 20 años. Por lo tanto, la cuestión esencial es saber si esta ratio se equilibrará con una subida de precio o con una caída de los beneficios, de la misma forma que el incremento de spreads del crédito se traducirá en mayores retornos a futuro siempre que no haya un repunte significativo de la tasa de default. Nuestras expectativas son razonablemente optimistas a 12 meses, aunque somos más cautelosos a 5 años que es el horizonte de nuestro proceso de construcción de carteras.

2.- El timing de la próxima recesión es fundamental por su impacto en las variables anteriormente expuestas. Por esa razón cobra especial relevancia un indicador que ha anticipado las últimas 7 recesiones en USA: la inversión de la curva de treasuries (habitualmente medida como diferencial de rendimiento entre el bono a 10 años y el bono a 2 años). El periodo medio entre la inversión de la curva y la recesión es de 18 meses, pero es probable que el mercado se anticipe y por lo tanto una inversión de la curva superior a 4 semanas sería para nosotros una señal importante para valorar reducir riesgo de forma estratégica.

3.- Desde una visión más global de los activos que el mercado nos proporciona a la hora de invertir una cartera nos damos cuenta que es muy posible que estemos cerca de un punto de inflexión en una tendencia de muy largo plazo que ha favorecido los activos financieros (y el factor capital) frente a los activos reales (y el factor trabajo).

Por tanto, dejando de lado consideraciones socio-políticas, como el incremento de la desigualdad y el auge del populismo, consideramos que los activos ilíquidos ligados a la economía real tienen mejores perspectivas que los activos financieros líquidos de cara a 2019.

Fuimos los primeros en apostar, cuando nadie lo hacía (allá en el lejano 2013), por estos activos basados en la economía real (inmobiliario, capital riesgo, crédito, energías renovales, etc) y el tiempo nos ha dado la razón viendo el comportamiento de unos y otros. 2019 será sin duda un año para seguir apostando por esta estrategia si bien, como todo, no es bueno dejarse llevar por modas o por el efecto péndulo (ahora todo al rojo e impar). Es importante (¡nunca nos cansaremos de repetirlo!) contar con un buen asesoramiento y saber leer las oportunidades de mercado.

2019 no será, por tanto, un año a priori fácil para el inversor, pero si algo está claro es que, para salir de ese hartazgo en el que algunos están sumidos, hay que jugarlo y hacerlo de una manera distinta y con el asesor adecuado. ¡Feliz año!

El año que acabamos de despedir ha sido un 'annus horribilis' para los mercados. Es la primera vez en ¡118 años! que casi todas las clases de activos (incluida la liquidez) ha tenido retornos negativos. Y lo peor... llueve sobre mojado, de ahí que no nos extrañe que muchos inversores que miran la rentabilidad de sus carteras financieras en los últimos años nos hablen, sobre todo, de hartazgo.

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