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Brexit: guía para no perderse
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Eva Valle

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Brexit: guía para no perderse

Todas las opciones permanecen abiertas: salida el 31 de octubre, prórroga breve para tramitar la aprobación del acuerdo, una prórroga hasta el 31 de enero o cualquier solución intermedia

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Comienza una semana que será decisiva para saber si y, en su caso, cómo, el Reino Unido abandona finalmente la Unión. Otra semana decisiva más.

Tras tres rechazos al primer acuerdo de salida, el relevo de una primera ministra, la concesión de dos prórrogas a la fecha límite inicial de 29 de marzo, la determinación de salir "sí o sí" el 31 de octubre del nuevo primer ministro, un nuevo acuerdo renegociado con Bruselas que incluye una frontera dentro del Reino Unido, una (obligada y no deseada por Boris Johnson) nueva solicitud a la Unión para retrasar la fecha de salida y una posible convocatoria de elecciones anticipadas en el Reino Unido antes de finalizar 2019, todo ello en menos de un año, la situación del Brexit es más compleja que nunca y el malestar y la sensación de hartazgo tanto en Reino Unido y, sobre todo, en Bruselas es palpable.

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La semana que empieza mañana lunes, salvo un giro inesperado de los acontecimientos —que no es descartable porque las sorpresas empiezan a ser lo habitual en todo este asunto—, se tomarán dos decisiones que deberían despejar algo el horizonte. Por un lado, el lunes, la Cámara de los Comunes se pronunciará sobre la posibilidad de convocar elecciones anticipadas en el Reino Unido; y, por otro, en algún momento antes del jueves, el Consejo Europeo deberá decidir, por unanimidad, si concede o no, y por cuánto tiempo, una nueva prórroga a la fecha del Brexit. Vayamos por partes.

Un adelanto de las elecciones en el Reino Unido exige que la Cámara lo apoye por una mayoría de dos tercios, 434 votos con los que Johnson no cuenta por sí solo. Para ello, necesita los votos de los laboristas de Corbyn quienes, a su vez, para adelantar las elecciones, exigen dos cosas: primero, que la posibilidad de una salida sin acuerdo de la Unión esté completamente descartada; y, segundo, tener más tiempo para analizar con detalle el acuerdo de salida o, mejor dicho, el proyecto de Ley que lo transpondría a legislación interna del Reino Unido y daría permiso al gobierno para ratificarlo.

El inicio de la tramitación de esa Ley fue aprobado por la Cámara de los Comunes el pasado martes 22 de octubre; pero no así el acelerado calendario que proponía Johnson para tener todo el proceso listo el 31 de octubre. Ante este contratiempo, el primer ministro decidió paralizar la tramitación de la Ley y vincular la misma a la aprobación de la convocatoria de elecciones anticipadas el 12 de diciembre. Así, mañana lunes, previsiblemente, Johnson someterá esa fecha a votación y, de aprobarse, tramitará el acuerdo de salida.

placeholder Boris Johnson. (Reuters)
Boris Johnson. (Reuters)

La convocatoria de elecciones interesa, sin duda, a los conservadores que lideran las encuestas y esperan así poder recomponer su grupo de MP, tras los convulsos tiempos que se han sucedido tras la llegada de Boris Jonhson a la posición de Primer Ministro, con abandonos de su grupo y pérdida de apoyo de los Unionistas de Irlanda del Norte. Por otro lado, la fecha del 12 de diciembre propuesta por Johnson exige la disolución de la Cámara el día 6 de noviembre, lo que daría, según Johnson, el tiempo adicional reclamado por los laboristas para analizar y aprobar el proyecto de Ley de salida. Obviamente esto, además, exigiría cierto retraso —al menos de unos días— de la actual fecha límite de salida —el 31 de octubre— que debe ser aprobado por el Consejo Europeo.

Por su parte, los laboristas, que tienen las encuestas en contra, deben tomar una decisión difícil. Si rechazan el adelanto electoral que propone Johnson, no solo quedará en evidencia su miedo a ser derrotados, sino que, además, se arriesgan a aparecer como responsables de un Brexit sin acuerdo el día 31 de octubre. Y ello porque, sin elecciones en el horizonte y, sobre todo, sin un calendario de tramitación del acuerdo de salida, la decisión de una prórroga de la fecha del Brexit podría ser más difícil de alcanzar en el seno del Consejo Europeo. Además, los laboristas no tienen completamente en su mano evitar unas elecciones anticipadas, ya que Johnson podría sortear la mayoría de dos tercios, introduciendo una ley en la cámara que proponga una fecha de elecciones —modificando así en la práctica la ley electoral— y que podría ser aprobada por mayoría simple, mucho más probable.

Foto: Manifestantes anti Brexit. (Reuters)

Si, por el contrario, los laboristas apoyan un adelanto electoral, corren el riesgo de una derrota. Por ello, Corbyn ha condicionado su voto favorable a tener garantizado que se sale con un acuerdo. Ello, en primer lugar, requiere una prórroga de la fecha de salida, lo que, en la práctica, supone que es Bruselas quien debe dar el primer paso para que haya elecciones en el Reino Unido. Y, en segundo lugar, hay que aprobar el acuerdo de salida cuya tramitación aceptaron los laboristas el martes pasado, pero para poder introducir enmiendas al mismo; y, para ello, necesitan más tiempo. Sin embargo, la fecha del 6 de noviembre es vista como insuficiente. Todo ello, permitiría a Corbyn ir en las mejores condiciones posibles a las elecciones porque, al menos, habría evitado una salida abrupta, el día 31 de octubre. Y, además, podría negociar su voto favorable a cambio de una fecha más tardía que le diera más tiempo.

Pero ¿para qué quiere Corbyn introducir enmiendas? Detengámonos por un momento en el texto legal que ha entrado en la Cámara. El texto reproduce el acuerdo con la Unión; pero, además, hay, al menos, dos cuestiones que pueden generar controversia. La primera es que se prevé que sea el gobierno quien, sin contar con el parlamento, pueda decidir no prorrogar el periodo de aplicación del acuerdo de salida que termina el 31 de diciembre de 2020; esto implicaría que, aunque no se hubiera llegado a un acuerdo comercial definitivo con la Unión Europea para esa fecha, el gobierno británico podría romper completamente con la UE. La segunda, es que, en diversos ámbitos de ejecución del acuerdo y, en concreto en los temas de Irlanda del Norte, el texto da al gobierno amplios poderes discrecionales. Por todo ello, es muy probable que la oposición quiera acotar estas facultades del gobierno y hacerlo antes de que haya elecciones.

El CE está a la espera de que los británicos se aclaren. Y, de momento, aunque hay cierta predisposición a dar una prórroga si es necesaria

Hasta aquí, la compleja situación en el Reino Unido. Pero ¿qué pasa en Bruselas? La decisión que debe tomar el Consejo Europeo tampoco es sencilla: por un lado, debe hacer lo posible por evitar una salida sin acuerdo que perjudicaría a todos; pero, por otro, no puede mantener indefinidamente la situación actual, esperando a que el Reino Unido tome una decisión que no llega. De hecho, en el ánimo de los europeos empieza a pesar la idea de que prorrogar la situación y la incertidumbre hace más daño a los Estados Miembros que la propia salida del Reino Unido. Así, parece haber cierto acuerdo en garantizar una nueva prórroga, pero siempre y cuando la misma tenga un objetivo y lleve a una conclusión definitiva. En este sentido, países como Francia, reticentes a una nueva prórroga, solo la aceptarían si va acompañada de una clara hoja de ruta que condujera a la aprobación del acuerdo de salida.

El Consejo Europeo está a la espera de que los británicos se aclaren. Y, de momento, aunque hay cierta predisposición a dar una prórroga si es necesaria, todas las opciones permanecen abiertas: salida el 31 de octubre, prórroga breve para tramitar la aprobación del acuerdo, una prórroga hasta el 31 de enero o cualquier solución intermedia o que nos pueda sorprender.

En definitiva, Johnson quiere elecciones y utiliza de rehén el acuerdo de salida; Corbyn no las quiere, pero como no está seguro de poder evitarlo, las condiciona a que haya un acuerdo de salida para el que ya no hay tiempo si no hay una prórroga; y, en Bruselas empieza a predominar el hartazgo con la situación. Mientras el Brexit se despeja, la Unión está paralizada en sus muchos asuntos urgentes y su economía, en desaceleración, se ve perjudicada aún más por la incertidumbre asociada a cuál será su relación con el Reino Unido.

Comienza una semana que será decisiva para saber si y, en su caso, cómo, el Reino Unido abandona finalmente la Unión. Otra semana decisiva más.

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