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Oportunidades de ahorro en el reporte regulatorio
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Oportunidades de ahorro en el reporte regulatorio

Las entidades financieras, en sus planes de afrontar el reto permanente de la eficiencia, pueden encontrar un amplio recorrido de mejora en la dimensión del reporte regulatorio

Foto: Imagen de Arek Socha en Pixabay.
Imagen de Arek Socha en Pixabay.

Durante los últimos 10 años, las entidades financieras se han visto obligadas, por diferentes y sucesivas regulaciones, a cumplir con un amplio y complejo abanico de requerimientos de reporte o información permanente a órganos supervisores, infraestructuras de mercado, repositorios centrales, clientes y otros agentes, sobre diferentes cuestiones que afectan a sus operaciones y a su situación financiera, de solvencia y liquidez.

La mayoría de estas obligaciones encuentran su causa en los programas promovidos por la Comisión Europea tras la crisis del 2008 en materia de transparencia y estabilidad financiera de los mercados. Según su naturaleza, estos reportes, se pueden agrupar en torno a 3 grandes categorías:

  • Reportes transaccionales: informan sobre operaciones de mercado, con frecuencia diaria a autoridades supervisoras, infraestructuras de mercado y repositorios centrales. Destacan EMIR; Dodd Frank; MiFID II y MiFIR; y SFTR.
  • Reportes financieros: informan a bancos centrales y supervisores sobre la situación financiera, de solvencia y de liquidez. Destacan FINREP, COREP y estados reservados.
  • Reportes ad hoc: informan puntualmente a clientes y autoridades específicas, cuando concurren condiciones necesarias. Destacan reportes de información pre y post contractual u otros sobre operaciones de clientes como CRS-FATCA dirigida a la Agencia Tributaria Americana.
Foto: Luis de Guindos, vicepresidente del BCE. (EFE)

La cadena de valor para la elaboración de estos reportes puede sintetizarse en 4 fases: 1) Captura de los datos reportables, 2) Tratamiento y almacenamiento de información, 3) Generación y transformación de la información y 4) Envío y trazabilidad del reporte, y su complejidad tiene su origen en:

  • La exhaustividad y la cantidad datos que se precisan publicar, en la medida en que se refieren a un amplio universo operaciones diarias que se identifican a través de un gran número de características (e.g. sentido de la operación, identificador, precio, colateral, etc.). Un reporte diario de EMIR, puede requerir más de 1.000 campos, que se originan en múltiples plataformas de forma no estandarizada y que, por tanto, requieren un procesamiento posterior para ser expresados en la forma requerida.
  • Un timing muy ajustado, en la medida en que muchos reportes son requeridos diariamente y hasta inmediatamente tras el cierre de una operación, lo cual requiere capacidades de monitorización en tiempo real del estado del reporte.
  • La disparidad de criterios entre normas y los cambios sucesivos de criterio sobre lo que se entiende por un campo reportable, que han obligado a mantener lógicas de tratamiento de datos diferentes según la regulación y mecanismos de trazabilidad.

A estas dificultades, se les suma el permanente riesgo de sanción derivado de eventuales incumplimientos, que son fácilmente escrutados por el supervisor, en la medida en que éste es receptor natural de muchos de estos reportes.

Las entidades se han visto forzadas a adaptar su capacidad operativa con un enfoque táctico

Para cumplir con todo esto, las entidades se han visto forzadas a adaptar su capacidad operativa con un enfoque táctico: “regulación a regulación”, apalancándose en sus recursos internos y en su legacy tecnológico, lo que ha provocado el desarrollo de soluciones polarizadas, difíciles de integrar y escalar, y que resultan en indicadores de calidad mejorables:

  • Deficiencias en la calidad de los datos o información reportada, que generan recomendaciones y requerimientos del supervisor.
  • Limitaciones de control de los reportes para asegurar su cumplimiento o la identificación de errores con carácter previo a su envío.
  • Excesiva carga manual de reconciliación y ajuste de datos, que genera inseguridad en los equipos asignados.
  • Excesivo “time-to-maket” de los desarrollos de soluciones internas y de evolutivos, ante cambios en los criterios de reporting o regulaciones nuevas.

Se observan modelos en los que la mayor parte del presupuesto de inversión se destina a mantenimientos correctivos de soluciones de reportes ya maduros, o en vigor desde hace más de 2-3 años.

No obstante, en la actualidad, el hecho de que se presente un horizonte menos exigente de normas de reporte a medio plazo, que exista ya una clara apuesta por el desarrollo de soluciones por parte de proveedores especializados (como se ve en el reciente partnership de BME con CSS, para el Transaction Reporting (MiFIR) o en las operaciones de concentración como la compra de RegTek por parte Bloomberg), está motivando a las entidades a rediseñar sus modelos de reporte regulatorio, con un enfoque más estratégico.

El hecho de que se presente un horizonte menos exigente de normas de reporte a medio plazo, está motivando a las entidades a rediseñar sus modelos

En nuestra experiencia, la realización de un análisis de gap de capacidades sucedido de un market screening de soluciones de proveedores, basado en analizar sus capacidades funcionales y de servicio, para integrarlas en el proceso de producción de los reportes regulatorios, pueden aportar eficiencias contrastables en términos de recursos humanos y técnicos, y contribuir a robustecer el marco de control y de cumplimiento.

Asimismo, hemos visto cómo la liberación de estas eficiencias puede aplicarse a mejorar el procesamiento de datos en origen, donde las soluciones de terceros tienen un acoplamiento más limitado, y al desarrollo de capacidades de virtualización de datos para mejorar el control en tiempo real y desarrollar capacidades predictivas, con perspectivas para su explotación comercial.

Si bien, el diseño de estas reflexiones estratégicas, implican la necesidad de resolver ciertas cuestiones críticas, para asegurar un adecuado encaje con los objetivos de la entidad:

  • Best in class vs one-size-fits all. Las entidades deberán apostar por soluciones que cubran un mayor número de reportes o por la mejor solución para cada reporte, valorando ventajas e inconvenientes, en términos de gestión de proveedores, precio y exposición de los datos con entidades terceras.
  • BPO (Business Process Outsourcing) vs herramienta. Las entidades deberán decidir si externalizan funciones completas o integran herramientas en su arquitectura, las cuales gestionan con sus propios recursos.

Esta redefinición estratégica puede aportar a las entidades capacidades predictivas y analíticas

Cobra especial relevancia el proceso de integración de las herramientas, por los pocos equipos on the field que a veces tienen las entidades extranjeras y que pueden requerir una reflexión profunda a efectos de evitar un mayor coste de la inversión.

  • Centro de excelencia corporativo de reporte regulatorio. Cualquier cambio en el modelo operativo requerirá redefinir la organización y el gobierno de la función encargada del reporte regulatorio. Las entidades con presencia global, están centralizando, generalmente, en la capa corporativa, sus funciones de producción de reportes, incluso referidos a jurisdicciones específicas, permaneciendo en local, únicamente las funciones de envío y trazabilidad.

En definitiva, consideramos que las entidades financieras, en sus planes de afrontar el reto permanente de la eficiencia, pueden encontrar un amplio recorrido de mejora en la dimensión del reporte regulatorio a través de externalización de funciones, la integración de herramientas y la reorganización del gobierno del área de reporte regulatorio y de los procesos. Esta redefinición estratégica, además de sinergias, puede aportar a las entidades capacidades predictivas y analíticas que puedan resultar de interés para su explotación comercial y una mayor trazabilidad y control del cumplimiento de las obligaciones regulatorias, minimizando el riesgo de sanción.

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*Fernando Alonso, director del departamento de consultoría de finReg360.

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*Juan du Solier, asociado principal del departamento de consultoría de finReg360.

Durante los últimos 10 años, las entidades financieras se han visto obligadas, por diferentes y sucesivas regulaciones, a cumplir con un amplio y complejo abanico de requerimientos de reporte o información permanente a órganos supervisores, infraestructuras de mercado, repositorios centrales, clientes y otros agentes, sobre diferentes cuestiones que afectan a sus operaciones y a su situación financiera, de solvencia y liquidez.