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Puede que este siglo no sea de China, pero sí del resto de Asia
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Alicia García Herrero

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Puede que este siglo no sea de China, pero sí del resto de Asia

Las oportunidades que ofrece esta Asia joven están condicionadas por dos factores: suficiente inversión en infraestructuras y acceso a energía, que será básicamente 'verde'

Foto: Trabajador en un almacén de una compañía cafetera en Vietnam (EFE)
Trabajador en un almacén de una compañía cafetera en Vietnam (EFE)

Asia es el continente más dual del mundo en lo que se refiere a su demografía. Una buena parte de Asia está envejeciendo. Sin duda es en Japón, pero también China, Corea del Sur, Taiwán e incluso economías emergentes como Tailandia o Sri Lanka. Pero el resto de Asia sigue siendo enorme en población y además joven, por lo que conseguirá añadir unos 200 millones de nuevos trabajadores en los próximos 20 años a la fuerza laboral mundial. La mayor parte de ese aumento procede de la India, pero también de otros países como Pakistán, Bangladesh o Indonesia. La yuxtaposición de ambos extremos crea enormes oportunidades, por la deslocalización de la fabricación hacia esta Asia joven. De hecho, no solo cuenta con una masiva –y creciente– oferta de mano de obra, sino también con una demanda interna gigantesca a medida que crece su clase media.

Las oportunidades que ofrece esta Asia joven están condicionadas por dos factores clave: suficiente inversión en infraestructuras y acceso a energía, que en un horizonte de veinte años será básicamente energía verde debido a la transición energética global ya iniciada. Si esas condiciones se cumplen, es decir, si estos países asiáticos consiguen cubrir sus necesidades de infraestructuras y energía verde, es de esperar que una parte relevante de la cadena de suministro mundial, hasta ahora centralizada en China, se transfiera a estos países con mano de obra más barata y con un capital humano comparable. Las fuerzas centrifugas de la cadena de producción fuera de China son aún más evidentes en el actual contexto geopolítico de competencia estratégica con Estados Unidos.

Foto: Foto: Stringer/Getty Images.

Desde la perspectiva de esta Asia joven, la creación de puestos de trabajo productivos es clave para impulsar su clase media. En esta carrera, algunos países destacan más que otros, no solo por el crecimiento de su demografía y por tanto de su mano de obra, sino también por su capital humano y por una mayor apertura para atraer inversión extranjera directa. Vietnam sin duda ha mejorado el entramado regulatorio para atraer inversión extranjera, pero su crecimiento demográfico es casi nulo y la calidad de su mano de obra no es tan buena como la de Malasia o Filipinas. Cuando tomamos en cuenta todos estos factores (tamaño de la mano de obra, calidad de la misma, pero también ambiente regulatorio y nivel de salarios), India es el país que se encuentra mejor situado para la industria intensiva en mano de obra, mientras que Malasia solo lo está para los sectores más intensivos en capital, como es el caso del sector de semiconductores.

Basándonos en lo anterior, cabe preguntarse por qué China sigue atrayendo tanta inversión extranjera directa, a pesar de su rápido envejecimiento y como se compara con los países jóvenes de Asia. Los inversores de la propia región, como los japoneses, surcoreanos y taiwaneses, ya invierten más en el Sudeste Asiático, en concreto el ASEAN (Asociación de Naciones de Asia Sudoriental), que en China, pero la India está claramente lejos de su potencial. Los motivos son las infraestructuras deficientes, especialmente en áreas clave para la industria, como el transporte y las comunicaciones, y los escasos recursos energéticos, especialmente si nos focalizamos en energías renovables. China e India, de hecho, destacan por la mayor proporción de carbón en su cesta energética, mientras que Filipinas y Malasia han avanzado mas rápido en su transición energética.

En definitiva, los países asiáticos con mejores perspectivas demográficas ofrecen inmensas oportunidades para los inversores. Este es el caso claro de la India, aunque también cuenta con la mayor brecha en infraestructura y energías renovables. Parece clave que las autoridades indias prioricen las inversiones en estos dos ámbitos con ayuda de la inversión extranjera. El futuro sin duda parece estar en Asia, pero no está tan claro que siga estando en China.

*Alicia García Herrero es economista jefe de Asia-Pacífico de Natixis

Asia es el continente más dual del mundo en lo que se refiere a su demografía. Una buena parte de Asia está envejeciendo. Sin duda es en Japón, pero también China, Corea del Sur, Taiwán e incluso economías emergentes como Tailandia o Sri Lanka. Pero el resto de Asia sigue siendo enorme en población y además joven, por lo que conseguirá añadir unos 200 millones de nuevos trabajadores en los próximos 20 años a la fuerza laboral mundial. La mayor parte de ese aumento procede de la India, pero también de otros países como Pakistán, Bangladesh o Indonesia. La yuxtaposición de ambos extremos crea enormes oportunidades, por la deslocalización de la fabricación hacia esta Asia joven. De hecho, no solo cuenta con una masiva –y creciente– oferta de mano de obra, sino también con una demanda interna gigantesca a medida que crece su clase media.

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