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El mejor momento para invertir en renta fija de la última década
Las turbulencias que en los últimos meses se han producido en el mercado han supuesto una oportunidad dorada para construir buenas carteras de deuda
Ha llegado la hora. Aunque nunca dejó de serlo, la retirada de las políticas ultraexpansivas de los bancos centrales ha devuelto la renta fija al radar de muchos inversores. El ciclo de subidas de los tipos de interés, impulsado para intentar devolver a la jaula a ese monstruo casi olvidado llamado inflación, ha situado de nuevo en el mapa inversor a este activo. Imprescindible para la construcción de una cartera de inversión bien estructurada y correctamente diversificada.
Las turbulencias que en los últimos meses se han producido en el mercado han supuesto una oportunidad dorada para construir buenas carteras de deuda. El cambio de paradigma que ha conllevado el fin de los tipos cero y negativos se ha convertido en un reclamo difícil de desatender. Incluso para entidades con poco, nulo o un atropellado recorrido en la gestión de renta fija.
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Una de las pruebas de que la inversión en deuda ha conseguido cotas de popularidad desconocidas después de años en los que muy pocos nos hemos atrevido a defenderla como parte irrenunciable de las carteras ha llegado con la última edición de la Encuesta Global de Gestores de Bank of America. Por primera vez desde hace dos décadas, el grueso de mis colegas de profesión incluye a la deuda como uno de los activos con mayor potencial a medio plazo.
Lo cierto es que a lo largo de mis ya varias décadas de experiencia en esto de gestionar renta fija no había visto semejante cantidad de emisores de buena calidad crediticia -con grado de inversión- ofreciendo rentabilidades de doble dígito en sus bonos. Así se explica que la encuesta, que muchos consideran uno de los mejores termómetros del sentimiento inversor mundial, refleje una predilección sobre estos bonos frente a los high yield como nunca antes.
Y aquí es donde entra el valor añadido que aporta un gestor: seleccionar las mejores emisiones en esta nueva fase del ciclo económico y construir carteras atractivas y con potencial de revalorización real para sus partícipes. Y sin olvidar que, a través de los fondos que tutelan, democratizan el acceso a este universo de bonos que, de otro modo, quedaría fuera del alcance de los inversores minoristas.
Aquí me voy a detener un poco más, pues he percibido que en las últimas semanas, al calor de este vuelco de sentimiento inversor, viene proliferando una nueva hornada de fondos de renta fija soberana a vencimiento. En la mayoría de los casos, de países miembros de la eurozona.
Si bien es cierto que las rentabilidades que ofrecen estas emisiones no tienen nada que ver con las que marcaban hace solo un año -en este periodo, el bono italiano ha pasado de estar por debajo del 1% a superar el 4%-, se me sigue antojando un activo demasiado caro y con menor recorrido que otras opciones disponibles ahora mismo en el mercado.
En este sentido, tanto a corto plazo (letras) como a largo (bonos y obligaciones), estas emisiones siguen ofreciendo unos tipos reales frente a la inflación extremadamente negativos. Y es que, aunque el monstruo de la inflación ha rebajado los decibelios de su rugido, sigue enseñando los dientes. Y todavía a doble dígito en dos tercios de los países miembros de la Unión Europea.
A todo lo anterior habría que sumar que los elementos de gestión activa que se les presupone a los fondos que no replican índices y tratan de batirlos brillan por su ausencia en la mayoría de estos recién llegados. Eso sí, las comisiones que sus entidades promotoras cargan a sus partícipes están al mismo nivel que otros productos donde el gestor sí ha hecho un profundo ejercicio de análisis y selección de bonos.
Una conocida sentencia de Warren Buffett, el padre de la inversión en valor moderna, dice así: "Hay que ser codicioso cuando los demás son miedosos y miedoso cuando los demás tienen los ojos inyectados de codicia". Ahora que todas las estrategias parecen interesarse por la identificación y el ataque a las oportunidades que van surgiendo en renta fija, no es mal ejercicio considerar que aquellos que nunca abandonamos esta práctica gocemos ahora de una posición más favorable para obtener mejores resultados.
Tampoco hay que perder de vista el hecho de que al invertir en renta fija uno no se convierte en socio del capital, sino en acreedor. Sin perder de vista el propio perfil inversor, necesidades financieras y horizonte temporal, esto hace que las mejores oportunidades de inversión no estén apareciendo precisamente en los mismos lugares en los que uno espera encontrarlas al decantarse por la renta variable.
Tampoco hay que perder de vista el hecho de que al invertir en renta fija uno no se convierte en socio del capital, sino en acreedor
De este modo, nuestro trabajo como inversores -y más el mío como gestor- debe ser valorar hasta qué punto el mercado ha podido exagerar el riesgo de insolvencia de un emisor o estirar las primas de riesgo a cotas imposibles de justificación a través de fundamentales. Actualmente, me estoy encontrando con este escenario, especialmente en sectores como turismo, petróleo, autos y banca.
La caída más abultada de la historia en el mercado de renta fija ha dejado oportunidades en todos ellos, aunque siempre de forma selectiva, atendiendo a las circunstancias concretas de cada emisor. Se da el caso de entidades financieras que, a pesar de haber mejorado año tras año sus ratios de solvencia, ofrecen los rendimientos más elevados para su deuda desde el caos generado tras el hundimiento de Lehman Brothers.
Es el momento. La renta fija está de vuelta según los que alguna vez dijeron que se había ido. En mi opinión, siempre estuvo ahí, solo que ahora las oportunidades de generar rentabilidades más atractivas se han multiplicado sin necesidad de asumir en las carteras el riesgo que en los últimos años venían obligando a tomar los bancos centrales a consecuencia de sus ingentes estímulos monetarios. Los mismos que ahora han iniciado la retirada que está trayendo a muchos de regreso.
*Rafael Valera es CEO y gestor de fondos de inversión de Buy & Hold, firma especializada en renta fija y variable
Ha llegado la hora. Aunque nunca dejó de serlo, la retirada de las políticas ultraexpansivas de los bancos centrales ha devuelto la renta fija al radar de muchos inversores. El ciclo de subidas de los tipos de interés, impulsado para intentar devolver a la jaula a ese monstruo casi olvidado llamado inflación, ha situado de nuevo en el mapa inversor a este activo. Imprescindible para la construcción de una cartera de inversión bien estructurada y correctamente diversificada.
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