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El sector bancario del sur de Europa, a prueba de resistencia
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Judith Arnal

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El sector bancario del sur de Europa, a prueba de resistencia

Todo apunta a que 10 años después de las fuertes tensiones financieras vividas en el sur de la zona euro, su sector bancario está mucho más saneado

Foto: Edificio del Banco de España en Madrid. (Europa Press/Isabel Infantes)
Edificio del Banco de España en Madrid. (Europa Press/Isabel Infantes)

El pasado 28 de julio se hicieron públicos los resultados de las pruebas de resistencia, o test de estrés, del sistema bancario de la UE. Se trata de un ejercicio que coordina cada dos años la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), en colaboración con el BCE, la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB, por sus siglas en inglés) y las autoridades nacionales competentes. El objetivo de estos test de estrés es facilitar a supervisores, bancos y mercados financieros la evaluación y comparación de la resistencia de los bancos de la UE a un conjunto común de shocks económicos adversos a lo largo de un periodo de tres años (entre 2023 y 2025). Los riesgos que se someten a estrés son el de crédito, el de mercado y el operacional, en aras de analizar el impacto sobre la solvencia bancaria. También se somete a estrés el margen neto de intereses. De esta manera, se permite la identificación de riesgos potenciales, la fundamentación de las decisiones de supervisión y la disciplina de mercado, esta última especialmente favorecida al presentar datos individualizados y comparables de las distintas entidades.

La EBA elabora la metodología para la realización de las pruebas de resistencia, así como las plantillas para la remisión de los datos por las entidades bancarias. Se sigue un enfoque “bottom up” o de abajo arriba, por el que los bancos remiten los datos solicitados en las plantillas de la EBA de acuerdo con la metodología publicada, previa verificación de calidad de la información remitida por parte del BCE. Como novedad metodológica con respecto a 2021, a las entidades se les ha pedido a efectos del riesgo de crédito una clasificación de sus exposiciones crediticias a empresas en función del sector económico. La elaboración de las pruebas de resistencia ha seguido un procedimiento por fases, que se lanzó el 31 de enero de 2023 y que ha supuesto la presentación de sucesivos resultados a la EBA en 4 ciclos distintos, hasta la publicación el pasado 28 de julio de los resultados.

Las pruebas de la EBA cubren una muestra de 70 entidades (57 de ellas son las entidades de mayor tamaño de países sujetos al Mecanismo Único de Supervisión) y representan aproximadamente el 75% de los activos totales bancarios de la UE y Noruega. Esta muestra de 70 entidades es un 40% mayor a las de las últimas pruebas de resistencia de 2021, que contaron con 50 bancos. Pero además, el BCE ha decidido aplicar las pruebas de resistencia a otros 42 bancos medianos de países participantes en el Mecanismo Único de Supervisión. Las pruebas de resistencia para estos 42 bancos han seguido los mismos escenarios y metodología que los de la EBA, pero aplicando el principio de proporcionalidad, para tener en cuenta el menor tamaño de estas entidades.

En cuanto a los escenarios económicos sobre los que se desarrollan las pruebas de resistencia, el BCE ha sido la entidad encargada de producir el escenario base, mientras que el ESRB ha elaborado el escenario adverso. Los escenarios económicos empleados para las pruebas de resistencia de 2023 son sustancialmente peores a los de 2021, apoyados en la narrativa de tensiones geopolíticas que conducen a una situación de estanflación, con mayores precios de energía y costes de producción y cuellos de botella a nivel mundial.

Los resultados de las pruebas de resistencia se miden en función del capital consumido (“capital depletion” en terminología inglesa) que afrontan las entidades en cada uno de los escenarios. El punto de partida es el capital de máxima calidad (el capital CET1) a finales de 2022. Al igual que en todas las pruebas de resistencia anteriores, no se fija un umbral para determinar si una entidad ha pasado la prueba o no.

Foto: Carlos Torres (i), presidente de BBVA, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Sergio Pérez)

La realización de pruebas de resistencia no es una práctica exclusiva de la Unión Europea. Otras jurisdicciones, como por ejemplo la estadounidense, llevan a cabo análisis similares. De hecho, la Reserva Federal publicó hace unas semanas los resultados de sus propias pruebas de resistencia.

Pues bien, las pruebas de resistencia para la Unión Europea, publicadas el pasado 28 de julio, arrojan una serie de resultados interesantes.

Primero, los bancos de la Unión Europea se encuentran en una situación de partida mejor que la de 2021, con unos mayores niveles de ingresos, rentabilidad y calidad de los activos y menores ratios de activos dudosos.

Segundo, los bancos europeos cuentan con suficiente capital para hacer frente al escenario adverso. De hecho, en el escenario adverso, el CET1 medio en 2025 estaría en el 10,36%, casi 200 puntos básicos por encima del requisito mínimo del 8,5%.

Los bancos de la UE se encuentran en una situación de partida mejor que la de 2021

Tercero, tanto en el escenario base como en el adverso, destaca el efecto positivo del incremento del margen neto de intereses, que se explicaría principalmente por el incremento de los tipos de interés en los préstamos. Por el lado negativo, en ambos escenarios habría que hacer referencia al aumento de los gastos de explotación con un impacto de casi 1000 puntos básicos en términos de consumo de capital.

Cuarto, comparando con los resultados de las pruebas de resistencia de la Fed estadounidense, el consumo de capital que sale de las pruebas europeas es mayor (2,3% en EE.UU. frente a 4,78% en la UE). Pero esto no implica que el sector bancario europeo esté en una posición de menor resistencia con respecto al estadounidense. De hecho, las turbulencias financieras del mes de marzo son buena prueba de ello. Hay varios elementos que aconsejan no comparar directamente los resultados de las pruebas de resistencia estadounidenses y europeas: para empezar, la metodología empleada es muy distinta, con la Fed empleando un enfoque “top down” o de arriba abajo, frente al enfoque “bottom up” europeo; para seguir, las pruebas de la Fed se han centrado sólo en los 23 bancos de mayor tamaño, mientras que en Europa, los análisis han abarcado a más de un centenar de entidades. Los bancos de mayor tamaño y que desaparecieron como consecuencia de las turbulencias financieras de marzo (First Republic Bank y Silicon Valley Bank, decimoquinto y decimoséptimo bancos por volumen de activos en EEUU a finales de 2022) no han formado parte, obviamente, de las pruebas de resistencia estadounidenses.

Quinto, la banca griega y la española son las que mejor harían frente al escenario adverso, con cifras de reducción del consumo de capital que prácticamente son la mitad de la media de la UE, en contraste con las entidades francesas o las alemanas, por encima de la media europea.

Foto: Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, con la presidenta, Christine Lagarde. (EFE/Wittek)

Sexto, la entidad española con mayor consumo de capital seguiría mostrando un consumo de capital por debajo de la media general de la Unión Europea, lo que da una idea de la resistencia del sector bancario español.

Por último, con respecto a los resultados de 2021, las entidades de Chipre, Grecia e Italia son las que registran una mejoría más notable. En particular, el consumo de capital en las entidades chipriotas y griegas se ha reducido a la mitad, con una reducción también relevante en el caso de las entidades italianas. España y Portugal también registran mejoras en términos de consumo de capital con respecto a 2021, en contraste con la banca alemana y francesa, donde se registran ligeros aumentos.

Esta última conclusión es especialmente reseñable, sobre todo si se tiene en cuenta la situación del sector bancario de varios Estados miembros del sur de Europa hace 10 años. En efecto, en 2012, España tuvo que solicitar un programa de asistencia financiera al Mecanismo Europeo de Estabilidad para recapitalizar su sector bancario. Grecia estuvo sumida en tres programas de asistencia financiera sucesivos, el último de los cuales finalizó en 2018. Chipre y Portugal también tuvieron que recurrir a sendos rescates, que se dirigieron, entre otros aspectos, a sus respectivos sectores bancarios. Afortunadamente, la situación en 2023 parece radicalmente distinta y queda de manifiesto, por ejemplo, en la importante reducción de las tasas de morosidad bancaria tanto en Grecia como en Chipre. Según datos del Banco Mundial, la tasa de morosidad bancaria en Grecia pasó del 45,6% en 2018 al 6,5% en 2022; en el caso de Chipre, el pico se alcanzó en el año 2015, en el 47,7% y en 2022 cerró en el 7,7%.

En definitiva, todo apunta a que 10 años después de las fuertes tensiones financieras vividas en el sur de la zona euro, su sector bancario está mucho más saneado y a prueba de resistencia. Sin duda, una noticia que celebrar.

* Judith Arnal es profesora del máster de Banca y Regulación Financiera de la Universidad de Navarra, Técnico Comercial y Economista del Estado

El pasado 28 de julio se hicieron públicos los resultados de las pruebas de resistencia, o test de estrés, del sistema bancario de la UE. Se trata de un ejercicio que coordina cada dos años la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), en colaboración con el BCE, la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB, por sus siglas en inglés) y las autoridades nacionales competentes. El objetivo de estos test de estrés es facilitar a supervisores, bancos y mercados financieros la evaluación y comparación de la resistencia de los bancos de la UE a un conjunto común de shocks económicos adversos a lo largo de un periodo de tres años (entre 2023 y 2025). Los riesgos que se someten a estrés son el de crédito, el de mercado y el operacional, en aras de analizar el impacto sobre la solvencia bancaria. También se somete a estrés el margen neto de intereses. De esta manera, se permite la identificación de riesgos potenciales, la fundamentación de las decisiones de supervisión y la disciplina de mercado, esta última especialmente favorecida al presentar datos individualizados y comparables de las distintas entidades.

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