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Autoevaluación del consejo de administración en las aseguradoras: una inversión a futuro
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Autoevaluación del consejo de administración en las aseguradoras: una inversión a futuro

La regulación de las aseguradoras no recoge, hasta hoy, la obligación de que el consejo se autoevalúe. Pese a ello, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones ha expresado que la autoevaluación es una buena práctica que deberían incorpo

Foto: Una inversión a futuro. (iStock)
Una inversión a futuro. (iStock)

Reflexionar sobre la composición y el funcionamiento de un órgano clave en una sociedad, como es el consejo de administración, parece una práctica aconsejable. Tanto es así que es una obligación para las sociedades cotizadas y los bancos, ya que su normativa sectorial lo requiere con carácter imperativo.

En concreto, debe acometerse una autoevaluación del consejo cada año y se recomienda contar, cada tres años, con el apoyo de un externo. Incluso, refiriéndose a los bancos, recientemente el Banco Central Europeo ha manifestado que, ante ciertas deficiencias detectadas en el funcionamiento de los consejos, se está planteando enviar psicólogos a las reuniones de este órgano y entrar de lleno a supervisar sus actas.

Por el contrario, la regulación de las aseguradoras no recoge, hasta hoy, la obligación de que el consejo se autoevalúe. Pese a ello, la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, en inspecciones a aseguradoras, ha expresado que la autoevaluación es una buena práctica que deberían incorporar.

La «Guía de Buen Gobierno de las Entidades Aseguradoras», publicada por UNESPA en 2015, ya recogía los principios esenciales que deben orientar el gobierno de las entidades aseguradoras. Esta guía recoge las líneas generales que, pueden servir de base a las entidades aseguradoras para su implantación interna, atendiendo al objeto social y a las diversas formas asociativas que pueden adoptar.

Foto: Logo de Mapfre en sus oficinas.

Además, la reciente modificación de la directiva conocida como Solvencia 2 refuerza los requisitos de idoneidad del consejo, con lo que no es descartable que en la trasposición se incorpore para las aseguradoras alguna obligación similar a la de los bancos y cotizadas.

El consejo de administración es responsable de tomar decisiones estratégicas, supervisar la gestión de la compañía y garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Por lo tanto, la calidad y eficacia de este órgano son fundamentales para la estabilidad de una organización para la que es crítica una buena gestión del riesgo.

De una parte, la estructura y composición del consejo de administración es un elemento relevante para el buen gobierno corporativo de las sociedades. El consejo debe contar con la dimensión adecuada para desempeñar eficazmente sus funciones con la suficiente profundidad y contraste de opiniones. Además, es imprescindible contar con consejeros con conocimientos especializados en el sector asegurador, en finanzas, en sostenibilidad, en regulación, en estrategia empresarial y en modelos de empresa, entre otros aspectos relevantes. El ejercicio de autoevaluación permite detectar si existen lagunas en estas áreas y tomar medidas para subsanarlas, sea mediante la formación de los consejeros sea con la búsqueda de nuevos perfiles.

En segundo término, la autoevaluación también debe valorar el funcionamiento de las comisiones del consejo y sus relaciones. Al reflexionar sobre su operatividad, sus fortalezas y debilidades, se estrechan los lazos entre consejeros y se mejora la comunicación, de manera que se promueve una mayor cohesión y colaboración entre los miembros del consejo y de sus comisiones.

Por último, valorar la figura del presidente del consejo aporta ideas de mejora para el desempeño de esta figura clave. En efecto, el presidente ha de desarrollar las nada fáciles funciones de promover el debate entre los consejeros y asegurar el funcionamiento ordenado, crítico y efectivo del consejo.

La autoevaluación proporciona, en definitiva, una valiosa oportunidad para avanzar en la gobernanza de las aseguradoras y fomenta una cultura de mejora continua en este sector. Aunque no esté legalmente exigida hoy, a la vista de sus beneficios y de la posibilidad de su regulación en el corto plazo, apostar ya por la autoevaluación del consejo es una inversión en el futuro.

Reflexionar sobre la composición y el funcionamiento de un órgano clave en una sociedad, como es el consejo de administración, parece una práctica aconsejable. Tanto es así que es una obligación para las sociedades cotizadas y los bancos, ya que su normativa sectorial lo requiere con carácter imperativo.

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