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La realidad de la educación financiera en España: avances y desafíos
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La realidad de la educación financiera en España: avances y desafíos

El número de inversores minoristas se ha disparado, pero la formación que reciben según su edad es muy diferente. El reto es adaptar esta formación a las diferentes generaciones para que se aborde en base a sus hábitos y experiencia previa

Foto: Educación financiera. (iStock)
Educación financiera. (iStock)

A finales de 2023, un informe de la OCDE situaba a España ligeramente por encima de la media en términos de conocimientos financieros. En concreto, España lograba un 64 sobre 100, frente al 63 de media del resto de países. Sin embargo, la realidad es que una parte significativa de la población española aún carece de las nociones básicas necesarias para tomar decisiones financieras informadas. Así lo refleja el último análisis de la Comisión Europea, que revela que solo un 19% de la población tiene un conocimiento elevado en finanzas, frente al casi 30% que carece de los conocimientos más básicos.

Estos datos pueden resultar frustrantes, sobre todo cuando se considera el contexto económico y social actual. Sin embargo, y aunque todavía queda mucho por hacer, también es importante reflejar el progreso vivido en los últimos años en materia de educación financiera. La acelerada digitalización de los mercados financieros y la aparición de nuevas plataformas de inversión han transformado la forma en que los ciudadanos interactúan con su dinero, haciendo más urgente que nunca una educación financiera de calidad y disponible para todos.

La educación financiera en inversores

La relación entre educación financiera y participación en los mercados es clara. En los últimos años, el número de inversores minoristas ha crecido exponencialmente, especialmente durante y después de la pandemia. En países como Estados Unidos, los flujos diarios de entrada provenientes de estos inversores han aumentado cerca de un 20% desde 2020, lo que revela una tendencia global hacia una mayor participación de la ciudadanía en los mercados financieros. Una tendencia que se observa también incluso en regiones donde históricamente ha habido menos participación minorista, como Europa, incluida España.

En esta transformación, las plataformas digitales juegan un papel clave, al ofrecer acceso a información y herramientas de inversión antes reservadas a los profesionales. Cabe destacar que este contexto de democratización del conocimiento financiero no solo favorece a los inversores con más experiencia, sino que está revolucionando la forma en que las generaciones más jóvenes se relacionan con el dinero.

Las estadísticas hablan por sí solas: según un informe elaborado por eToro, los miembros de la Generación Z han comenzado a invertir a una edad más temprana que sus predecesores, con un promedio de 20 a 25 años, mientras que los milenials no lo hicieron hasta superar los 30 años, y la Generación X lo hizo incluso más tarde, en torno a los 40 años. Este adelanto en la edad de inicio refleja un cambio cultural que va más allá de una simple tendencia, y habla de un despertar social en cuanto a la participación en los mercados financieros que no se puede ignorar.

Diferentes generaciones

Los jóvenes han aterrizado en el mundo de la inversión con mucho entusiasmo y quieren aprender lo máximo posible para llegar al nivel de conocimiento que tienen las generaciones con más experiencia a sus espaldas. Los datos de eToro también revelan una importante diferencia entre las diferentes edades, por ejemplo en cuanto a las fuentes de información utilizadas: mientras que los mayores de 79 años confían principalmente en las entidades financieras tradicionales (un 71%), los más jóvenes prefieren otras como los medios digitales y las plataformas de inversión.

Esta brecha generacional se refleja también en el tiempo dedicado a formarse: los milenials y la Generación Z pasan varias horas a la semana investigando sobre los mercados, frente a los mayores de 79 años apenas invierten tiempo en su educación financiera, lo que podría estar limitando su capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos.

Los milenials pasan varias horas a la semana investigando los mercados, frente a los mayores de 79 años que apenas invierten tiempo

Para estas generaciones de más edad, la educación financiera debe ser abordada de una forma distinta, adaptada a sus hábitos y a su experiencia previa con los mercados. A menudo, el reto no está tanto en los contenidos, sino en ayudarlos a comprender cómo navegar un sistema financiero que ha cambiado radicalmente con la llegada de las plataformas digitales.

Una de las grandes ventajas que la tecnología ofrece en el ámbito de la educación financiera es la accesibilidad. Hoy en día, cualquier persona con conexión a internet puede acceder a contenido de calidad, en muchos casos gratuito, de manera sencilla. Esto ha permitido que incluso los inversores con menos experiencia tengan la oportunidad de aprender estrategias complejas y de contar con la misma información que los expertos de Wall Street.

Muestra del rol de la tecnología a la hora de empoderar a los pequeños inversores es el auge de los minoristas durante la pandemia, en un momento de pleno confinamiento en el que muchos decidieron utilizar sus horas en casa y las herramientas disponibles online para aprender sobre inversión y realizar sus primeras transacciones.

Errores más comunes

A pesar de que la información está cada vez más extendida, esta necesidad de una mejor educación financiera se refleja todavía en algunos de los errores que cometen los inversores. El más destacado está relacionado con saltarse uno de los pasos previos a invertir, el de fijar una estrategia de inversión acorde con su perfil, necesidades y actitud frente al riesgo, así como con sus objetivos financieros a largo plazo. Diversificar su cartera y comprender los riesgos de cada uno de los productos son las otras claves del éxito en la inversión.

El panorama de la educación financiera en España está cambiando, pero el camino por recorrer es aún largo. Aunque se han dado pasos significativos, especialmente entre las generaciones más jóvenes, sigue existiendo una brecha preocupante en el conocimiento financiero de la población general. La educación financiera no debe ser vista como un lujo, sino como una necesidad básica para todos los ciudadanos.

Solo a través de la apuesta decidida por una educación financiera de calidad y accesible a todos, podremos contribuir a que los ciudadanos se enfrenten con confianza a los retos económicos del futuro, tomando decisiones que les permitan mejorar su bienestar financiero de manera sostenida. La educación financiera es el mejor activo para construir una sociedad más próspera y preparada para afrontar los desafíos de la economía digital.

*eToro es una plataforma de inversión multiactivo. El valor de sus inversiones puede subir o bajar. Su capital está en riesgo.

*Tali Salomon es directora regional de eToro para España y Latinoamérica

A finales de 2023, un informe de la OCDE situaba a España ligeramente por encima de la media en términos de conocimientos financieros. En concreto, España lograba un 64 sobre 100, frente al 63 de media del resto de países. Sin embargo, la realidad es que una parte significativa de la población española aún carece de las nociones básicas necesarias para tomar decisiones financieras informadas. Así lo refleja el último análisis de la Comisión Europea, que revela que solo un 19% de la población tiene un conocimiento elevado en finanzas, frente al casi 30% que carece de los conocimientos más básicos.

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