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Tribuna Mercados
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EEUU: no hay nada de excepcional, es la lógica del crecimiento
El excepcionalismo económico de EE.UU. se tambalea mientras Europa atrae inversores con valoraciones más bajas y un potencial de crecimiento renovado, desafiando la supremacía estadounidense en los mercados financieros
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No se engañen, el denominado "excepcionalismo" americano es más una fachada mediática que una quintaesencia de gestión, al menos en economía. Creo que la teoría que considera la existencia de Estados Unidos como algo diferente al resto de países debido a factores sociales, políticos y económicos, es una boutade y la llegada de Trump lo pone todavía más de manifiesto.
La brecha de crecimiento
Más allá de las características diferenciales de la población estadounidense en cuanto a razas, clases sociales y sistemas educativo y político, es especialmente en materia económica en lo que últimamente muchos analistas focalizan el concepto de excepcionalismo en EEUU. Ello se debe a la brecha de crecimiento abierta entre EEUU y el resto de potencias mundiales que ha sucedido tras la pandemia.
Las causas de lo anterior son diversas: el enorme gasto público en EEUU para superar los efectos del Covid, en última instancia difícilmente sostenible pues ha llevado el déficit presupuestario estadounidense al entorno del 6% del PIB y a otro derating de su Deuda, los avances tecnológicos sobre los que se han construido algunas de la empresas de mayor tamaño del mundo por capitalización bursátil, la independencia energética lograda gracias al fenómeno del shale gas/oil, por citar algunas.
La situación descrita ha llevado a que el comportamiento de los mercados de acciones estadounidenses haya sido superior al de los europeos a lo largo del último decenio, diferencia que se ha acrecentado notablemente desde el pandémico 2020 hasta… el presente 2025.
Europa se está poniendo al día, al menos sus bolsas así lo creen
Centrándonos en los mercados de valores, los últimos años de excepcionalismo estadounidense han estado apoyados en la desigual creación de valor de las empresas americanas con respecto a las europeas. Esto ha tenido un coste: unas valoraciones elevadas de muchas empresas cotizadas en EEUU tanto en términos absolutos como históricos y, para el inversor, esto ha creado una divergencia significativa en la rentabilidad obtenida en las carteras en función de dónde se haya estado invertido. Pero el cambio puede haber llegado.
En 2025, las deprimidas valoraciones de muchas compañías europeas han empezado a llamar la atención y a atraer a los inversores. El papel de Alemania como motor de crecimiento puede estar de vuelta y el ajuste fiscal de Francia promovido por su nuevo Gobierno, aunque menos ambicioso de lo inicialmente previsto, que ha sido refrendado por la Unión Europea, pueden sentar las bases del "nuevo crecimiento europeo".
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Las Bolsas, como digo, así lo están reflejando y los principales índices bursátiles europeos superan en aproximadamente el +10% a sus equivalentes estadounidenses. ¿Puede esto continuar?
Cambio de ciclo en muchos aspectos
Creo que esta desigualdad bursátil está anticipando que la economía americana está llegando a un fin cíclico, lo que se evidencia en una previsión de un crecimiento más lento y una mayor inflación. El menor papel del Gobierno en la economía, que es un objetivo declarado por la actual Administración, también podría ahora jugar en contra del crecimiento de EEUU. Cuando ambas variables, crecimiento e inversión, jugaban a favor de la economía americana, la inversión en empresas estadounidenses contaba con un catalizador claramente diferencial, sobre todo comparado con otras zonas del mundo. Pero ese motor, sin apagarse totalmente, está empezando a fallar.
Huelga decir que el enfoque impredecible de la política comercial del presidente Trump está asimismo lastrando esta fase del ciclo en EEUU y está llevando a los mercados a bailar al son de la música del mandamás americano.
Bolsa europea versus estadounidense
Hasta hace poco, Estados Unidos era el único país que había regresado a su camino de crecimiento potencial previo a la pandemia pero, como explico en esta columna, esa velocidad de crucero parece que se está ralentizando. Ello no quita que EEUU conserve su papel impulsor de la demanda global, que el Dólar siga imperando como la principal divisa mundial y que sus Bolsas manteniendo su atractivo: mercados de capitales profundos y líquidos, con muchas empresas diferenciales en tecnología apoyadas en un mercado laboral bien formado y flexible y una cultura empresarial y de asunción de riesgos excepcional, además de fenómenos como el auge de la inteligencia artificial que comporta una ventaja competitiva mayor que nunca.
En comparación, Europa tiene un mercado de capitales más pequeño y mucho más fragmentado y un mercado laboral menos flexible y, aunque está recuperando parte del terreno perdido, los avances en tecnología siguen distando bastante de los estadounidenses. Con todo, los mercados europeos de renta variable presentan hoy un aspecto muy diferente al de hace una década, ofreciendo exposición a una combinación de empresas innovadoras y globales y, aunque los retos a los que se enfrenta Europa están lejos de resolverse, la asimetría de la oportunidad es convincente como pone de manifiesto la diferencia de ratios PER con beneficios estimados de 2025 (15 veces para Europa y 21 para EEUU).
De cualquier manera, siendo realistas, si EEUU sale airoso tras el actual segundo mandato de Donald Trump, habría que reconocer que algo excepcional sí que deben de tener los americanos.
*Guillermo Santos Aramburo, Socio de iCapital AF AV
No se engañen, el denominado "excepcionalismo" americano es más una fachada mediática que una quintaesencia de gestión, al menos en economía. Creo que la teoría que considera la existencia de Estados Unidos como algo diferente al resto de países debido a factores sociales, políticos y económicos, es una boutade y la llegada de Trump lo pone todavía más de manifiesto.