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Cuando la cooperación falla, la democracia se tambalea: el retroceso de la ayuda internacional debilita los cimientos democráticos
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Cuando la cooperación falla, la democracia se tambalea: el retroceso de la ayuda internacional debilita los cimientos democráticos

Las instituciones multilaterales afrontan una crisis de legitimidad: la arquitectura financiera global está fallando a quienes más la necesitan

Foto: El retroceso de la ayuda internacional. (EFE/Mohammed Saber)
El retroceso de la ayuda internacional. (EFE/Mohammed Saber)

La Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4), que se celebrará en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio de 2025, llega en un momento crítico. Las instituciones multilaterales afrontan una crisis de legitimidad: la arquitectura financiera global está fallando a quienes más la necesitan y la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) —durante décadas piedra angular del multilateralismo solidario— ha dejado de ser un motor de desarrollo para convertirse, cada vez más, en instrumento de presión estratégica.

En 2024, la AOD global cayó un 7,1%, según la OCDE, pero más preocupante que el retroceso en volumen es su utilización incorrecta. Fondos originalmente destinados a reducir la pobreza, fortalecer instituciones y promover la resiliencia democrática están siendo reorientados hacia objetivos internos —como la acogida de refugiados o la contención migratoria— o directamente recortados para financiar aumentos en gasto militar.

Esta coyuntura tiene consecuencias concretas. En países frágiles o en transición, la AOD sigue siendo una fuente vital de apoyo para organismos electorales, sistemas judiciales, medios de comunicación independientes y organizaciones de la sociedad civil. Cuando se elimina o condiciona, no solo desaparecen programas, se erosiona el tejido democrático. La gobernabilidad se debilita, la rendición de cuentas se diluye y el espacio cívico se cierra.

Lamentablemente, este fenómeno se expande entre los países desarrollados. Por un lado, desde enero de 2025, Estados Unidos ha suspendido casi la totalidad de su ayuda exterior y ha desmantelado la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Más de 5.000 contratos y subvenciones han sido cancelados, afectando cerca de 54.000 millones de dólares en programas. Este repliegue ha dejado sin recursos a miles de organizaciones en contextos vulnerables, y ha interrumpido programas clave de salud, educación y gobernanza democrática. Por su parte, la Unión Europea se enfrenta a una presión creciente para compensar ese vacío, justo cuando varios de sus Estados miembros —Alemania, Francia, Reino Unido y Países Bajos— están aplicando recortes drásticos en sus propios presupuestos de cooperación. España mantiene su AOD en el 0,24 % del ingreso nacional bruto, por debajo del compromiso internacional del 0,7 %, y aunque ha expresado voluntad política de aumentarla, las restricciones fiscales limitan ese avance.

El impacto de este repliegue no es abstracto: En Somalia, por ejemplo, la retirada de fondos ha obligado al cierre de centros de nutrición infantil que eran esenciales para prevenir la hambruna. En Europa del Este, medios independientes enfrentan un futuro incierto ante la retirada de programas de apoyo democrático. En América Latina, el debilitamiento de la cooperación amenaza procesos de transición política en países clave como Cuba, Nicaragua y Venezuela.

Lo que estamos viviendo no es un ajuste técnico, sino una fractura política. La lógica de la cooperación internacional se está desfigurando. Se priorizan los retornos inmediatos sobre los compromisos históricos. Se intercambian principios por ventajas. Se abandona la idea —nunca ingenua, pero sí ambiciosa— de que apoyar democracias fuertes es también proteger el interés global compartido.

En este contexto, la conferencia de Sevilla representa una oportunidad sin precedentes para corregir el rumbo. FfD4, que se convoca cada década bajo el auspicio de Naciones Unidas, definirá el rumbo de la financiación internacional en un mundo marcado por la desigualdad, la fragmentación y el retroceso democrático. Sevilla puede ser el punto de inflexión donde los líderes globales reconozcan que sin financiamiento no hay desarrollo, y sin desarrollo se multiplican los desafíos que nos acechan como comunidad global.

La conferencia de Sevilla representa una oportunidad sin precedentes para corregir el rumbo

Club de Madrid, el Foro más amplio del mundo de expresidentes y exprimeros ministros democráticos defenderá en este encuentro histórico la necesidad de una AOD alineada con principios: financiación pública que priorice derechos humanos y la gestión de los bienes públicos globales, con una rendición de cuentas transparente. Las conclusiones de su reciente Diálogo Anual de Políticas fueron claras: reafirmar el compromiso del 0,7% del PIB y destinar al menos un 0,2% a los países menos adelantados es posible y necesario. Financiar elementos de entornos propicios para el desarrollo, la paz y la democracia debe seguir siendo la norma de una cooperación internacional responsable y eficaz que sirva para el bien de todos.

Este llamado no es solo para gobiernos. También interpela a organismos multilaterales, bancos de desarrollo, el sector privado y las propias organizaciones del Sur Global. La AOD debe ser accesible, predecible y estar vinculada a prioridades nacionales, no impuesta ni instrumentalizada. Porque el retroceso de la AOD no solo debilita al receptor: también expone al donante. La inestabilidad se propaga. La migración se intensifica. La polarización se globaliza. Las crisis no tienen fronteras.

Campañas como #KeepDemocracyAlive e iniciativas como la Global Democracy Coalition, de la cual Club de Madrid forma parte, trabajan para articular respuestas colectivas ante esta deriva. La ayuda internacional y la asistencia democrática no es un gesto generoso, es una decisión estratégica. Y como toda decisión política, exige voluntad, visión y valentía. Sevilla puede y debe ser el espacio donde esa decisión se tome, porque en un mundo cada vez más fragmentado, la única manera de proteger nuestras democracias es invirtiendo en las de los demás.

*Carlos Alvarado, presidente de Costa Rica (2018-2022) y Miembro de Club de Madrid

La Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FfD4), que se celebrará en Sevilla del 30 de junio al 3 de julio de 2025, llega en un momento crítico. Las instituciones multilaterales afrontan una crisis de legitimidad: la arquitectura financiera global está fallando a quienes más la necesitan y la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) —durante décadas piedra angular del multilateralismo solidario— ha dejado de ser un motor de desarrollo para convertirse, cada vez más, en instrumento de presión estratégica.

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