El blanqueo de capitales en la era digital: la amenaza de la IA, las redes sociales y los 'influencers'
La normativa de prevención del blanqueo de capitales nace en un contexto más analógico que digital, y, sin embargo, el auge de las rrss, los influencers y el crecimiento de la IA han dado paso a una nueva y compleja realidad
La normativa española de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo nace en un contexto más analógico que digital, y, sin embargo, el auge de las redes sociales, el fenómeno de los influyentes (influencers) y el crecimiento exponencial del uso de la inteligencia artificial han dado paso a una nueva y compleja realidad en la que los delincuentes disponen de poderosas herramientas para el fraude y la ocultación de fondos ilícitos.
El Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias (SEPBLAC) es la autoridad supervisora en esta materia y lleva años advirtiendo de la necesidad de reforzar la vigilancia sobre las operaciones inusuales en el entorno digital. Sus guías y buenas prácticas insisten en que los sujetos obligados deben extremar las medidas para identificar a los clientes y para asegurar la trazabilidad de los fondos.
La inteligencia artificial permite en pocos minutos crear fotografías y vídeos falsos o simulados que facilitan el fraude y el uso de redes sociales amplifica el engaño y le da apariencia de veracidad. Uno de los grandes retos a los que se enfrentan actualmente los supervisores es integrar mecanismos eficaces que permitan detectar las simulaciones generadas con herramientas que utilizan inteligencia artificial. En particular, las redes sociales como Instagram, TikTok o YouTube son canales seguidos por millones de usuarios cada día que en muchos casos no llegan a plantearse la veracidad del contenido que consumen. Hemos conocido numerosas tramas para las que se han utilizado presuntas campañas publicitarias o colaboraciones con marcas con el fin de blanquear dinero originado en actividades ilícitas. Ejemplos recientes son las operaciones destapadas por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) en Marbella, que han revelado redes de narcotráfico que utilizaban influencers locales para blanquear dinero a través de colaboraciones ficticias con marcas de ropa, bares o gimnasios.
En esta situación, el nuevo "Código de conducta de publicidad a través de influencers", promovido por la Asociación Española de Anunciantes, Autocontrol e IAB Spain, actualización del vigente desde 2021, persigue la trazabilidad y la transparencia en las colaboraciones remuneradas y obliga a indicar con claridad que se trata de un acuerdo publicitario y a que los influencers mantengan un registro verificable de sus relaciones comerciales.
En cualquier caso, la conexión entre el blanqueo de capitales y las redes sociales no se limita a las grandes estafas. En la era digital, se está extendiendo el uso de las conocidas como "mulas digitales", perfiles aparentemente normales que aceptan recibir pequeñas cantidades de dinero en sus cuentas, a cambio de comisiones, que luego redistribuyen a través de miles de operaciones que fraccionan los fondos de origen ilícito hasta que se pierde la trazabilidad.
Por otro lado, el auge de los activos digitales también supone la aparición de nuevos riesgos. Según ha señalado el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), organismo intergubernamental que coordina la acción mundial para combatir el blanqueo de capitales, las criptomonedas se han venido utilizando también para blanquear capitales, por su escasa trazabilidad y porque muchos de sus proveedores operan desde jurisdicciones con baja cooperación fiscal. El caso de FX Winning, plataforma digital de trading, que se promocionaba en redes sociales mediante influencers, es un ejemplo de estafa a través de inversiones automatizadas en divisas y criptomonedas que resultaron ser fraudulentas y de la utilización de las redes sociales para introducir capitales ilícitos en el sistema financiero con la apariencia de rendimientos de inversiones digitales.
El paquete legislativo europeo de creación de la nueva autoridad europea (AMLA), el Reglamento Único y la Sexta Directiva de prevención del blanqueo de capitales, que se aplicará con carácter general a partir del año 2027, abre paso a una nueva etapa de supervisión digital y basada en el riesgo que permitirá la incorporación de las tecnologías "más avanzadas" e "innovadoras" para reforzar los mecanismos de supervisión y cumplimiento. Si los malos utilizan esta tecnología, el SEPBLAC y la AMLA deben dotarse de herramientas similares para anticipar riesgos e identificar conductas delictivas. La aplicación de estas herramientas ofrece incontables posibilidades de las que se podría valer en un futuro próximo el sistema supervisor, tales como la generación de modelos de riesgo adaptativos en relación con las nuevas tipologías de blanqueo de capitales, aplicando sistemas generativos que vayan reentrenando sus criterios en función de las casuísticas detectadas; o el empleo de asistentes de supervisión (agentes de inteligencia artificial) por parte de las autoridades, por ejemplo, para redactar informes de operaciones de riesgo, sugerir conexiones entre operaciones sospechosas o generar mapas dinámicos de redes de blanqueo.
En definitiva, las nuevas tecnologías y las redes sociales no solo son un reflejo cultural de nuestra época que están transformando la sociedad y la economía, sino también poderosas herramientas para facilitar el fraude y el blanqueo de capitales. autoridades intentan concienciar a la sociedad de ello, anticipar los cambios necesarios en la normativa para prevenir estas nuevas fórmulas de delitos financieros y poner los medios técnicos y humanos para identificar estas prácticas. No es un reto menor.
*Jorge Ferrer, socio cofundador de finReg360, y Ana Ugidos, asociada sénior de finReg360
La normativa española de prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo nace en un contexto más analógico que digital, y, sin embargo, el auge de las redes sociales, el fenómeno de los influyentes (influencers) y el crecimiento exponencial del uso de la inteligencia artificial han dado paso a una nueva y compleja realidad en la que los delincuentes disponen de poderosas herramientas para el fraude y la ocultación de fondos ilícitos.