Cuando desde Nartex Capital lanzamos el fondo, una de las canciones más comentadas era la de Shakira inspirada en su situación personal con Piqué. En mi caso, mis hijos se ocuparon de que yo la tuviera presente constantemente (lo que no se haga por un hijo…), lo cual me llevó a utilizarla para explicar la inversión en calidad.
Los Rolex, a diferencia de los Casios, mantienen su valor residual, al igual que las compañías de calidad. Mantienen un múltiplo (precio) relativamente alto, pero a cambio ofrecen características muy superiores que generan mayores rentabilidades.
¿Cómo ha funcionado históricamente? El índice de calidad ha dado unos retornos anualizados del 12,5%, mientras que los índices globales o el índice value han dado unos retornos cercanos al 8,5%. Las compañías de calidad (i) crecen más rápido y con mayor consistencia y (ii) no necesitan mucho capital para crecer, pudiendo darles una mayor parte del beneficio de su crecimiento a los accionistas. Además, en las caídas suelen bajar menos, a pesar de subir casi lo mismo en mercados alcistas.
Hay gestores que ganan dinero en todas las estrategias: growth, value, crecimiento a un precio razonable… Pero, históricamente, es más probable obtener mayores rentabilidades con menor riesgo invirtiendo en compañías de calidad (el ratio de Sharpe, que mide el retorno por unidad de riesgo asumido de la estrategia, es muy superior al resto de alternativas).
Desafortunadamente, no es oro todo lo que reluce y, con mucha frecuencia, nos intentan vender compañías bañadas en oro cuyo interior no es de oro macizo, sino todo lo contrario (con la consecuente bajada de múltiplo). Después de muchos años, hemos llegado a la conclusión de que las compañías que son de calidad y perduran en el tiempo tienen tres características fundamentales: (i) una competencia muy limitada, son un monopolio o un oligopolio; (ii) son predecibles, pocas variables que nos permiten tener seguridad sobre unos escenarios de crecimiento con alta visibilidad y (iii) son capaces de invertir su dinero con altísimas rentabilidades. Resumiendo: compañías que controlan la oferta de un bien o un servicio que el mundo necesita cada vez más.
Este club es muy exigente. Nosotros somos capaces de encontrar sólo 120 compañías de las más de 50.000 que están listadas globalmente (los índices de calidad son mucho más generosos con casi 300 miembros). La clave son las barreras de entrada, concepto manido donde los haya, por la falta de rigor con el que se utiliza casi siempre. Las compañías que son de calidad normalmente gozan de una combinación de las cinco barreras de entrada principales: (i) efecto red; (ii) capacidad instalada; (iii) infraestructura no regulada; (iv) costes de cambio y (v) propiedad intelectual. En teoría hay más, pero, en nuestra experiencia, solo estas cinco funcionan en la práctica. Merece la pena ser realmente estricto. Hoy en día se pone el apellido de calidad a cualquier cosa, pero, aunque la mona se vista de seda…
Si el lector no está convencido ante la combinación de sentido común y evidencia histórica brevemente expuesta, me atrevo a añadir (de manera muy inusual) que, aunque no le guste la calidad, es el momento de invertir en esta estrategia. Tenemos que remontarnos a 1999 para ver un periodo en el que, a seis o doce meses, las compañías de calidad hayan dado unas rentabilidades tan bajas con relación al resto del mercado.
Estos retornos no son consecuencia de que las compañías estén dando malos resultados, sino de que nos encontramos ante un mercado: (i) concentrado en una temática (la inteligencia artificial); (ii) altamente especulativo (compras apalancadas, participación sin precedentes por parte de inversores particulares, etc.) y (iii) bastante caro (quizás con la excepción de las compañías de calidad). El mercado está vendiendo los Rolex para comprar Casios, haciendo que los primeros estén baratos y los segundos muy caros, algo realmente extraordinario, para nuestra indignación (y la de Shakira).
En el año 2000 el mercado le devolvió el doble de lo que les había quitado a las compañías de calidad en 1999. No sabemos si esta vez será exactamente así, pero sí sabemos que el sentido común se acaba imponiendo y que vale más un Rolex que un Casio y un Ferrari que un Twingo.
*Tomás Maraver es CIO de Nartex Capital
Cuando desde Nartex Capital lanzamos el fondo, una de las canciones más comentadas era la de Shakira inspirada en su situación personal con Piqué. En mi caso, mis hijos se ocuparon de que yo la tuviera presente constantemente (lo que no se haga por un hijo…), lo cual me llevó a utilizarla para explicar la inversión en calidad.