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Economía de Guerra en Caja Catalunya
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Alberto Artero

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Economía de Guerra en Caja Catalunya

Surgió en un desayuno con uno de los empresarios más importantes de este país. "McCoy, a la que no tienes que perder de vista es a

Surgió en un desayuno con uno de los empresarios más importantes de este país. "McCoy, a la que no tienes que perder de vista es a Caja Catalunya". Le miré con cara de póquer, consciente de que la caja catalana lleva desde hace meses en el ojo del huracán mediático. Incluso servidor ya escribió una columna hace casi un año y medio preguntándose por el destino de la entidad. A mi pregunta de “¿Por qué?”, juego de tahúres, mi interlocutor decidió cambiar de tema. Estaba en su derecho. Pero servidor ya había picado el anzuelo. Así que ayer, que disponía de un poquito más de tiempo, me entregué a la causa de diseccionar las tripas contables y operativas de la firma presidida por Narcís Serra. Cuál no sería mi decepción al comprobar que las Cuentas Anuales están pendientes de aprobación en la Asamblea convocada para el próximo jueves y que todo lo más que había disponible era una presentación de 18 páginas colgada en la propia web de la caja que sólo recogía las líneas principales de los resultados y del balance. Chasco.

Aún así, del estudio del documento, no es difícil llegar, a priori, a una conclusión evidente. Caja Catalunya no se encuentra precisamente en su mejor momento y, del análisis del entorno, se podría deducir que se está preparando el terreno para una solución de conveniencia. Las cifras del conjunto del año así lo avalan: el margen de negocio de la entidad, que no incluye extraordinarios ni dividendos o ganancias de trading o por puesta en equivalencia, es de 1.185,5 millones de euros. La potencial mejora de diferenciales en 2009 se verá compensada por la caída de comisiones. Por el contrario los gastos generales suponen 726,3 millones (no es que la eficiencia sea como para sacar pecho) y, si tomamos como “pérdidas de deterioro de activos”, en una estimación extremadamente prudente, únicamente el excedente respecto a las ventas de participadas que hicieron el año pasado, 283 millones (881 dotados a lo largo de 2008 menos los extraordinarios que completan el margen ordinario), nos encontramos con que la entidad gana 176 millones de euros antes de impuestos, cifra que, suponiendo una mejora operativa del 10%, a la fuerza ahorcan, podría elevarse a 250 millones.

No está tan mal, podrían decir algunos. Bueno, dado que la probabilidad de consecución de extraordinarios que mitiguen el efecto de las provisiones en 2009 es sustancialmente inferior a la del ejercicio anterior (no encuentra comprador para los inmuebles y los paquetes accionariales que detenta han perdido una parte sustancial de su valor) y que, por el contrario, la necesidad de nuevas provisiones aparece claramente al alza, lo cierto es que este año la Caja lo va a tener complicado para mantenerse en los números negros, salvo error u omisión. No hay que olvidar que según esas mismas e invisibles de momento cuentas anuales, el 65% del activo crediticio del balance de la entidad es hipotecario. 35.000 millones de euros. Cada 1% de mora son 350 millones de euros. Además, y como el resto del sector financiero, la compañía está llevando a cabo una política de dación en pago de inmuebles cuya salida del balance dependerá del perfil de los mismos, aunque es vox populi en el mercado su excesiva concentración en el ámbito de la promoción residencial, especialmente en los últimos años. ¿Cómo valorarlos? Tampoco se tiene en cuenta el impago que puede derivarse del resto de la financiación concedida en el sustraendo derivado de la mora.

El margen es escaso y el riesgo grande. No es de extrañar, por tanto, que la Caja trate desesperadamente de paliar la situación a través de una auténtica economía de guerra que se concentra en tres frentes: lucha contra la mora, vía recuperaciones y anticipación de los procesos; vuelta al negocio tradicional bancario con foco en el cliente y especial cuidado de los diferenciales lo que implica el abandono de todo aquello que de exótico Caja Catalunya pudiera tener (pseudobanca de inversión, trading de renta variable o de divisas exóticas, fondos alternativos e incluso las hipotecas multidivisa); contracción de costes salvaje que afecta a todos los ámbitos de actividad y al dimensionamiento de la red. Prueba de que, pese al alarde de liquidez que la entidad presidida por Piano Man hace en su documento preliminar, la preocupación principal dentro de la casa es la solvencia y no la disponibilidad de efectivo.

En cualquier caso, un montón de batallas que veremos si le permiten ganar la guerra de su supervivencia como sociedad independiente. Lo tiene complicado. De momento, ya en el verano pasado hubo un acercamiento La Caixa-Caja Catalunya auspiciado por el gobierno regional que se quedó en nada. Ahora, cuando el run run vuelve a estar sobre la mesa,  todos los interesados niegan la mayor. Está bien, es lo que toca. Pero miren por dónde, Fainé mira con recelo a un Nin que ha castigado a su mentor con el suplicio de ver que cumplía con la tarea que tenía encomendada. Esto abre la puerta a una integración liderada por Adolf Todó, un recién llegado a la entidad teóricamente absorbida que es visto con buenos ojos en el ámbito de la Generalitat. Por su parte Jaume Giró llega desde Repsol para controlar la comunicación de todo el proceso y hacer de puente con las instituciones. ¿Y Narcís? Bueno, si al anterior director general le despachó con 7,5 millones de euros, ¿qué no se habrá reservado para él? Todo un ejemplo de socialismo militante. Es lo que tiene.

Ya es jueves.

Alimento para el Alma. El libro 14 de 2009 está firmado por uno de mis autores favoritos desde que viera el montaje de su obra Frank V en el María Guerrero de Madrid hace ya un porrón de años. Se trata del suizo Friedrich Dürrenmatt. La interesante serie Reencuentros de la Editorial Navona rescata para el lector La Promesa, una novela policíaca, en la línea de la impactante Justicia, con una enorme carga psicológica en los personajes y cuya tensión narrativa va claramente de menos a más. Hay algunas escenas memorables como la del juicio popular a un acusado de asesinato que por sí sola justifican su lectura. Un estudio sobre el cómo el curso de nuestro destino está, en ocasiones, marcado por un azar que se opone frontalmente a nuestras propias convicciones. Todo un redescubrimiento.

Alimento para el Cuerpo. Me invita Juan Pablo, un lector asiduo de esta columna, así le va, a Edulis, restaurante del que tenía buenas referencias pero que nunca había pisado en la calle Trueba Fernández del barrio de Chamartín en Madrid. Pedimos un menú degustación de jueves, que me deja baldado para toda la tarde pero que es una buena muestra de lo mejor y de lo peor que ofrece el experimiento culinario de sus dos jóvenes propietarios. En general quedan detalles por cuidar como es la presentación de los platos, el pan y otros detalles menores, como la falta de cercanía del maestresala que parecería exigir la pequeña dimensión del local. Por lo que respecta al condumio, excelencias y deficiencias casi a partes iguales. Destacan una muy rica Flor de Calabacín rellena de puerros, gambas y queso que aparenta estar más aceitosa de la realidad; un extraordinario Risotto con Cigalas y Setas y una pieza de Ventresca de Atún realmente excepcional. En el otro extremo se sitúan el Huevo Escalfado con Espuma de Patata, Trufa y Boletus Edulis, plato que se ha generalizado pero que presentan como un puré de patata de abuela, sin presencia real de la trufa y con el huevo escondido, lejos del modo en que llega al comensal en lugares como, por ejemplo, La Buena Vida y la Carrillera de Ternera guisada al Vino Tinto con Puré de Apio cuyo sabor desagrada al que esto les escribe. Hay, por tanto, que ser selectivos. Postres abundantes con una Tarta de Manzana con sorbete de Manzana Verde sobresaliente; una Bomba de Chocolate con Sorbete Rojo que, pese a ser otra de las viandas de moda resuelven mediocremente y una Espuma de Galleta con Helado de Queso Idiazábal y Fresas que sabe mejor, de nuevo, de lo que su presentación invitaría a creer a primera vista. 45 euros por barba con un par de copas de vino. Mi impresión es que, a nada que se esmeren, darán el salto a las grandes ligas. Hay materia prima y voluntad, pero es necesario vencer esos pequeños detalles...

Surgió en un desayuno con uno de los empresarios más importantes de este país. "McCoy, a la que no tienes que perder de vista es a Caja Catalunya". Le miré con cara de póquer, consciente de que la caja catalana lleva desde hace meses en el ojo del huracán mediático. Incluso servidor ya escribió una columna hace casi un año y medio preguntándose por el destino de la entidad. A mi pregunta de “¿Por qué?”, juego de tahúres, mi interlocutor decidió cambiar de tema. Estaba en su derecho. Pero servidor ya había picado el anzuelo. Así que ayer, que disponía de un poquito más de tiempo, me entregué a la causa de diseccionar las tripas contables y operativas de la firma presidida por Narcís Serra. Cuál no sería mi decepción al comprobar que las Cuentas Anuales están pendientes de aprobación en la Asamblea convocada para el próximo jueves y que todo lo más que había disponible era una presentación de 18 páginas colgada en la propia web de la caja que sólo recogía las líneas principales de los resultados y del balance. Chasco.