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Dejen de mirarse el ombligo: el mundo crece… y de qué manera
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Alberto Artero

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Dejen de mirarse el ombligo: el mundo crece… y de qué manera

Aprovechando la entrevista que Expansión publicó ayer a los gestores de Bestinver, Paco García Paramés y Álvaro Guzman, me ha venido a la cabeza una frase

Aprovechando la entrevista que Expansión publicó ayer a los gestores de Bestinver, Paco García Paramés y Álvaro Guzman, me ha venido a la cabeza una frase que les oí hace poco y que me llamó poderosamente la atención. Una sentencia sencillita, demoledora, que resume muy bien la aparente simplicidad en su filosofía de gestión. China aporta el 30% del aumento  del PIB del planeta, venían a decir. “Si en 2011 crece al 8%, tenemos asegurados un 2,4% de  crecimiento global. Con una cartera internacional a PER 8x, no nos puede ir mal”, concluían. Complementaban su opinión con una afirmación sorprendente: allí el capitalismo es salvaje, la asignación de recursos inmediata a donde hay dinero a ganar y la selección natural de las compañías bestial. Emprendimiento masivo que viene acompañado de un proceso constante de destrucción creativa que revierte, a su vez, en una mayor eficiencia productiva. Algo que les llevaba a pensar que aún le queda cuerda para rato al gigante asiático.

¿Por qué les cuento esto? Hemos comentado en más de una vez el reduccionismo que caracteriza buena parte de los análisis que hablan del apocalipsis económico español, incapaces como son de comprender los fenómenos que se han gestado en los últimos años y que suponen auténticos cambios de paradigma: la extensión de los tentáculos del sistema de mercado a grandes bolsas de oferta y demanda, por una parte, e Internet, por la otra. De hecho ya señalamos aquí que, por paradójico que parezca, el mundo está disfrutando desde el años 2000 de una auténtica época dorada, similar a la de los periodos comprendidos entre 1870 y 1913 ó de 1946 a 1973. Una tesis defendida por los economistas de HSBC y que parte de un hecho innegable, estadísticamente hablando: en la última década el PIB mundial ha doblado, gracias en buena parte a la propia China. Otra cosa es cómo se ha distribuido dicha riqueza, cuestión no menor.

Pues bien, al calor de ambas reflexiones me han llamado la atención un par de cuadros publicados por el sudafricano Prieur du Plessis en sus siempre interesantes Investments Postcards from Cape Town. En ellos se recoge cuál es la situación actual de la actividad tanto manufacturera como de servicios en buena parte de las economías desarrolladas y emergentes del mundo. Como instrumento de comparación, los comúnmente aceptados PMIs (Purchasing Management Indexes), agregados que incluyen producción, nuevos pedidos, inventarios, precios pagados y empleo, entre otros, de las distintas naciones o regiones contempladas. Como guinda final a tales gráficos, una tabla en la que se unifican ambos datos en función del peso que el sector industrial o terciario tiene en cada una de las áreas geográficas sujetas a estudio. Es importante notar que se trata de una percepción del sector privado que no contempla explícitamente factores como las condiciones financieras o el riesgo país.

Su conclusión es evidente: una buena parte del planeta crece de forma sostenida y la tendencia reciente apunta a una consolidación de tal percepción. Dejen de mirarse el ombligo. Cuidado, eso sí, con Australia que, pese al boom de materias primas que tanto ha ayudado a su evolución en los últimos años, es la que presenta un panorama económico más preocupante tanto en términos de situación actual como de evolución reciente. De los emergentes, China y Rusia dan señales de una cierta debilidad. Por último, ¿España? Progresa adecuadamente dentro de su fragilidad. Les dejo con la misma recomendación de siempre: no dejen que una mala copia les estropee un buen original. Los comentarios del autor merecen sin duda la pena. Que los disfruten.

 

 

 

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Aprovechando la entrevista que Expansión publicó ayer a los gestores de Bestinver, Paco García Paramés y Álvaro Guzman, me ha venido a la cabeza una frase que les oí hace poco y que me llamó poderosamente la atención. Una sentencia sencillita, demoledora, que resume muy bien la aparente simplicidad en su filosofía de gestión. China aporta el 30% del aumento  del PIB del planeta, venían a decir. “Si en 2011 crece al 8%, tenemos asegurados un 2,4% de  crecimiento global. Con una cartera internacional a PER 8x, no nos puede ir mal”, concluían. Complementaban su opinión con una afirmación sorprendente: allí el capitalismo es salvaje, la asignación de recursos inmediata a donde hay dinero a ganar y la selección natural de las compañías bestial. Emprendimiento masivo que viene acompañado de un proceso constante de destrucción creativa que revierte, a su vez, en una mayor eficiencia productiva. Algo que les llevaba a pensar que aún le queda cuerda para rato al gigante asiático.

Bestinver Francisco García Paramés Álvaro Guzmán de Lázaro