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A río revuelto... Francia quiere quitar a España su mega contrato árabe
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Alberto Artero

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A río revuelto... Francia quiere quitar a España su mega contrato árabe

Fue Carlos Sánchez el que publicó la exclusiva hace poco más de tres meses. Según fuentes oficiosas, España había sido, tras la apertura de las ofertas

Fue Carlos Sánchez el que publicó la exclusiva hace poco más de tres meses. Según fuentes oficiosas, España había sido, tras la apertura de las ofertas finalistas, la adjudicataria de uno de los contratos más golosos de Alta Velocidad ferroviaria licitados en los últimos años: el de la construcción y explotación de la línea que ha de unir las ciudades santas saudíes de Medina y La Meca, con conexión al aeropuerto de Jeddah. Un proyecto de 6.000 millones de euros, el mayor logrado jamás por nuestras compañías en el exterior, que suponía tanto una importante carga de trabajo hasta 2013 para los integrantes del Consorcio ganador -formado por Renfe Operadora (39%), ADIF (9,5%), Talgo (17%), OHL (7,5%), Indra, la ingeniería civil Ineco y una constructora local-, como la posibilidad de obtener unos ingresos recurrentes a partir de esa fecha, y durante los quince años siguientes, gracias al régimen concesional contemplado en el pliego de condiciones.

A la importancia de la noticia en sí, se unía un hecho que, debiendo ser la norma, llamaba la atención por su excepcionalidad: rey, gobierno y compañías ofertantes habían unido esfuerzos para que el receptor final del encargo fuera nacional, a través de las oportunas gestiones diplomáticas el primero, la imposición de una propuesta única por parte del segundo y el ajuste máximo de los márgenes de los llamados a ejecutar la infraestructura, de una enorme complejidad técnica. No en vano fue bautizada como el AVE del Desierto. Fruto de tal estrategia colectiva habría sido una victoria sin paliativos que dejaba a notable distancia a la otra finalista: la compuesta por las francesas SNCF y Alsthom junto con algunos socios locales. Modelo a imitar. Se esperaba en breve el anuncio oficial de la adjudicación.

No se ha producido, y el temor empieza a cundir entre los miembros de la unión ganadora. Al principio se achacaba el retraso a factores de carácter religioso y/o festivo, fiesta sobre fiesta a la celebración que ya anticipaban nuestras empresas. Con posterioridad se manejaron razones de tipo burocrático o administrativo, con especial referencia a los organismos internacionales involucrados. Sin embargo, la persistencia de la incertidumbre hace que todos los dedos apunten a Francia a la hora de encontrar el por qué de la dilación a la hora de comunicar el desenlace final. No en vano, la presión de las autoridades francesas durante el proceso de subasta fue uno de los principales obstáculos que debieron salvar los españoles. Los galos, disconformes con el resultado, habrían renovado sus esfuerzos una vez conocido el veredicto inicial y estarían intentando hacer valer su capacidad de ofertar contrapartidas adicionales a las españolas en sectores estratégicos para el Reino Saudita. Las recientes movilizaciones populares en la zona les habrían servido de excusa para lanzar una nueva ofensiva con base en propuestas de corte militar o tecnológico. Pescar en río revuelto, se llama esto.

¿Está en peligro el mega contrato para España? Los expertos con los que un servidor ha podido hablar dicen que no, aunque no descartan que puedan surgir sorpresas en forma de una fragmentación del contenido de la adjudicación que permita contentar a nuestros vecinos de arriba sin quebrar la esencia del primigenio concurso. El papel de la diplomacia para abortar dicha posibilidad vuelve a ser esencial. Los recientes viajes tanto del Jefe del Estado como del Presidente del Gobierno a la zona, con motivo del 50 aniversario de la independencia de Kuwait y la búsqueda de fondos para nuestra economía respectivamente, se encuadrarían dentro de una estrategia de compromiso con la región que facilitaría el mantenimiento del veredicto inicial. Más sabiendo que Sarkozy ni está, ni se le espera. Y es que hay veces que lo que se ve en la superficie no es sino la punta del iceberg de lo que verdaderamente hay por detrás. Money makes the world go round, the world go round

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Fue Carlos Sánchez el que publicó la exclusiva hace poco más de tres meses. Según fuentes oficiosas, España había sido, tras la apertura de las ofertas finalistas, la adjudicataria de uno de los contratos más golosos de Alta Velocidad ferroviaria licitados en los últimos años: el de la construcción y explotación de la línea que ha de unir las ciudades santas saudíes de Medina y La Meca, con conexión al aeropuerto de Jeddah. Un proyecto de 6.000 millones de euros, el mayor logrado jamás por nuestras compañías en el exterior, que suponía tanto una importante carga de trabajo hasta 2013 para los integrantes del Consorcio ganador -formado por Renfe Operadora (39%), ADIF (9,5%), Talgo (17%), OHL (7,5%), Indra, la ingeniería civil Ineco y una constructora local-, como la posibilidad de obtener unos ingresos recurrentes a partir de esa fecha, y durante los quince años siguientes, gracias al régimen concesional contemplado en el pliego de condiciones.