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Saben aquel que diu que van 27 dirigentes europeos…
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Alberto Artero

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Saben aquel que diu que van 27 dirigentes europeos…

Grande Eugenio, humorista entre humoristas de una generación. Capaz de envolver la risa en los vendajes de la seriedad más absurda, inseparable cigarro en mano. No

Grande Eugenio, humorista entre humoristas de una generación. Capaz de envolver la risa en los vendajes de la seriedad más absurda, inseparable cigarro en mano. No he podido evitar evocarle al conocer que los “líderes” europeos habían llegado a un acuerdo “definitivo” para solucionar los problemas de Europa a las cuatro de esta misma madrugada. Saben aquel que diu que va uno y le dice a otro, “oye hay 27 tíos que han ido a una Cumbre, veintisiete, se han reunido nueve horas, 540 minutos, a 20 por dirigente, y han sido capaces de resolver los problemas de la Unión. Para que veas”.Qué bueno tú”, le contesta el aludido, “y eso ¿en qué cine lo echan?” Porque visto de manera objetiva, y con una cierta distancia, suena a ciencia ficción. Más después de que se hubieran cancelado previamente los trabajos preparatorios del Ecofin o reunión de los ministros de finanzas de los distintos estados miembros.

Aún así, la rimbombante declaración institucional, sin escapar a su tradicional remedo de una proclamación de intenciones inconclusas, aterriza de manera "positiva", a la espera de detalles clave, en cuestiones específicas como…

... el problema griego, quita voluntaria (¡tomá!) del 50% de una deuda que en su versión española califica de “virtual” (¡tomá, tomá!) y que fija un objetivo sostenible de deuda en el 120% del PIB heleno (¡tomá, tomá, tomá!);

... el modo de ampliar el fondo de rescate, pendiente de cuestiones técnicas tan "nimias" como quién pone la pasta (ups), que da por buena su conversión en el más grande hedge fund institucional de la Historia, 20-25% recursos propios y hasta 75-80% ajenos, hasta 1,4 billones de euros en total (glaps), deuda sobre deuda sobre deuda (más madera);

... o los mecanismos para garantizar el gobierno y la estabilidad presupuestaria en la Eurozona, decálogo curioso de gobernanza que figura como primer Anexo al texto preliminar (la parte contratante de la primera parte...).

Nuestro "gozo" en un pozo, sin embargo, cuando de abordar el “paquete bancario” (Anexo II) se trata, única concreción real. Todo un compendio de incompetencia, incongruencia e inconsistencia a partes iguales.

Y es que no hay por donde cogerlo. Yendo de lo específico a lo genérico. Se obliga a la banca a subir la ratio de capital al 9% y al mismo tiempo se afirma que dicho hecho “no cambia los requisitos regulatorios fijados por Basilea III” (Q&A de la EBA). ¡Pues cómo lo disimula! Sigamos. El documento insiste que es una medida encaminada a “limitar las acciones de desapalancamiento de la industria (…) para que se mantenga el flujo de crédito a la economía real y los niveles actuales de exposición (crediticia) de cada grupo”. Vamos a ver, ¿no estábamos todos de acuerdo en que el principal problema de la banca era, precisamente, el apalancamiento?, ¿y que la mejora de la solvencia iba encaminada, precisamente a corregirlo? ¿Cómo se puede mejorar un indicador relativo si la referencia con la que se compara, activos ponderados por riesgo, tiene que seguir creciendo, es más, cuando se endurece su consumo de capital imputándole potenciales pérdidas contables? Me lo expliquen.

No solo eso. La exigencia se realiza con base “a unas circunstancias excepcionales y temporales, que son las que provocan el ajuste a la baja del valor en el balance de la deuda soberana de algunos estados miembros y la necesidad de un colchón de recursos propios adicional. Un hecho que, a juicio del supervisor europeo, no supone “una nueva ronda de stress test”. Vaya, como si el cambio de percepción fuera ajeno a la realidad macro del “damnificado”. De verdad que.... Pues bien, se da la paradoja de que, si las aguas vuelven a su cauce y hay que desandar el camino andado de las potenciales pérdidas ligadas a deuda soberana o créditos a la Administración, la banca se puede encontrar sobrecapitalizada. Se le habría obligado a captar fondos en el peor de los momentos en términos de dilución y coste para nada. ¿Y entonces? Nunca está de más, estoy de acuerdo, pero en la balanza entre la conveniencia y la consistencia debería primar siempre la segunda, especialmente cuando se trata de entidades privadas. Si queremos pisar callos hagámoslo de verdad y eliminemos la incertidumbre. El inmobiliario en el balance de nuestras instituciones financieras sigue esperando.

Acabo. Es el sino de Europa incapaz de pasar de las musas al teatro sin armar un guirigay de cuidado. Vean si no el caso de las obligaciones necesariamente convertibles en el tema que nos ocupa. Que no, que sí; que si están ya no, pero si son canjeables antes de octubre de 2012, sí; que si las emites ahora sí, pero tienen que cumplir unas condiciones, ¿eh? Cuelga tú; no, anda, tú. No tú… Enajenación mental permanente, se llama esto, en el caso europeo. Grecia o la banca son cuestiones que han estado encima de la mesa desde que estalló la crisis, con dos cualidades asociadas: credibilidad y transparencia. Por su escasez, no por su abundancia. No ha habido lo que hay que tener para afrontar ambos problemas con inteligencia y determinación, mejor una vez rojo que cien colorado. Y así nos va. Ahora llegan las prisas, que son siempre malas consejeras, y las soluciones de emergencia que no son más que parches, por grandilocuentes que parezcan. Europa y sus desavenencias internas se están convirtiendo en el hazmerreir mundial, para gozo de sus competidores. Saben aquel que diu…

Grande Eugenio, humorista entre humoristas de una generación. Capaz de envolver la risa en los vendajes de la seriedad más absurda, inseparable cigarro en mano. No he podido evitar evocarle al conocer que los “líderes” europeos habían llegado a un acuerdo “definitivo” para solucionar los problemas de Europa a las cuatro de esta misma madrugada. Saben aquel que diu que va uno y le dice a otro, “oye hay 27 tíos que han ido a una Cumbre, veintisiete, se han reunido nueve horas, 540 minutos, a 20 por dirigente, y han sido capaces de resolver los problemas de la Unión. Para que veas”.Qué bueno tú”, le contesta el aludido, “y eso ¿en qué cine lo echan?” Porque visto de manera objetiva, y con una cierta distancia, suena a ciencia ficción. Más después de que se hubieran cancelado previamente los trabajos preparatorios del Ecofin o reunión de los ministros de finanzas de los distintos estados miembros.