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Ay Telefónica, Telefónica, ¿cuándo te quitarás esos miedos?
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Alberto Artero

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Ay Telefónica, Telefónica, ¿cuándo te quitarás esos miedos?

Interesante, muy interesante, el acuerdo anunciado ayer por Telefónica y Mastercard por mor del cuál ofrecerán de forma conjunta servicios móviles a los 65 millones de

Interesante, muy interesante, el acuerdo anunciado ayer por Telefónica y Mastercard por mor del cuál ofrecerán de forma conjunta servicios móviles a los 65 millones de clientes de Vivo en Brasil. Tiene mucho más alcance de lo que pudiera parecer a primera vista. Se trata de un movimiento tentativo de enorme calado estratégico. En un entorno de difícil rentabilización de la red fija y de enorme presión en la tarifa móvil, resulta imprescindible para la operadora española explorar nuevas áreas de crecimiento que les den un respiro frente a la presión por debajo de los dispositivos y por arriba de las aplicaciones. La banca virtual es, sin duda, uno de los mejores campos de expansión. Pena que su voluntad por no contrariar a las entidades financieras haya dejado el intento de explorar esta vía a medio camino. No necesitaba el socio que se han buscado para iniciar la aventura. El modelo es erróneo y no subirse a este tren puede, a la larga, traerle desgraciadas consecuencias. Veamos por qué.

Afirman ambas compañías que esta alianza “permite realizar transacciones con consumidores que tienen o no cuentas corrientes”. Este último matiz, el permitir operar financieramente a ciudadanos ajenos al sistema bancario, es esencial. Es en naciones con una baja tasa de bancarización y elevada penetración móvil donde la oportunidad de sustituir a la banca en las operaciones más corrientes –pagos, compras y transferencias-, a la espera de una generalización que lleve a una oferta de mayor margen, es única. Utilizar, por el contrario, tu plataforma para dirigirles el flujo que tienes parece, por el contrario, casi suicida. Me van a permitir que les remita a dos Valores Añadido en los que hemos tratado esta cuestión:

  1. El dinero en efectivo y las tarjetas de crédito, condenadas a muerte. Publicado el 10 de marzo de 2010, decía en relación con el “plástico” que “los Paypal y similares son novedades cuyo volumen agregado de flujos supone el 20% del importe de las transacciones online que se producen en la actualidad. Y que amenazan con quebrar el anacrónico ecosistema en vigor de las tarjetas con su confusa y onerosa estructura de comisiones, dando lugar así al nacimiento de un nuevo paradigma, entendido como un nuevo estado de las cosas que no se reconoce en el inmediatamente anterior.” Desde este punto de vista, la alianza con Mastercard parece que mira más al pasado que al futuro de los medios de pago virtuales. ¿Por qué no crear una sistema de pago propio?, ¿cuánta gente de I+D tiene en plantilla?
  2. Pero es que hay más. En Ni bancos, ni cajas, el futuro del sistema financiero pasa por Telefónica, S.A., del 3 de febrero de este año, afirmábamos, el calor de la experiencia de Vodafone en Kenia con M-PESA, que “una buena parte del flujo dinerario corriente pasará a través de los distintos operadores telefónicos (…) Y, no lo olvidemos, quien tiene el control del flujo, tiene el poder sobre el negocio. En las economías menos bancarizadas, ya hay operadores que actúan como un verdadero banco que da financiación a sus clientes para sus adquisiciones contra una factura mensual que normalmente abona en efectivo.” He ahí el quid de la cuestión, la cesión del dominio para beneficio de un tercero. ¿Por qué dar el negocio a la banca si lo puedes hacer tú?

Casualmente coincide en el tiempo la publicación ayer por parte del New York Times de un reportaje que prueba lo potencialmente errado de esta estrategia y el riesgo de emprender una ruta en la que competidores inesperados, otra vez desde el universo de las aplicaciones, te pueden mojar la oreja. Y de qué manera. Mobile Money for the Next 2 billion People es su más que atractivo titular. Cosas de la vida, versa sobre cómo se está exportando precisamente el modelo aplicado por la operadora británica en África al mundo desarrollado pero… prescindiendo de la compañía de telecomunicaciones que tropieza con la misma piedra que tantos quebraderos de cabeza le ha causado con los  Google o Youtubes: pone la red para que otros se beneficien de ella, renunciando al usuario final de manera absurda al decir no a la posibilidad de controlar su actividad cotidiana y orientar a ella tu acción comercial. No aprenderán.

El artículo habla de distintas iniciativas, entre las que destaca m-Via cuyo objetivo es facilitar la interacción dineraria a través del móvil a 2.000 millones de habitantes del planeta. Los números potenciales del invento, en un momento histórico en que buena parte de la población mundial puede aprovecharse de él, son mareantes. De ahí que resulte, cuando menos, decepcionante que Telefónica siga considerando como accesorias y no core estas nuevas líneas de negocio. Aún a sabiendas de que los márgenes de los que disfruta son insostenibles en el tiempo y necesita alternativas que compensen el impacto futuro. Y sorprendente que no haya nadie ahí capaz de darse cuenta que son iniciativas como éstas las que a una compañía de enorme exigencia inversora como la operadora les permite reducir su dependencia financiera y aliviar su necesidad de circulante. En fin…

Buen fin de semana a todos.

Interesante, muy interesante, el acuerdo anunciado ayer por Telefónica y Mastercard por mor del cuál ofrecerán de forma conjunta servicios móviles a los 65 millones de clientes de Vivo en Brasil. Tiene mucho más alcance de lo que pudiera parecer a primera vista. Se trata de un movimiento tentativo de enorme calado estratégico. En un entorno de difícil rentabilización de la red fija y de enorme presión en la tarifa móvil, resulta imprescindible para la operadora española explorar nuevas áreas de crecimiento que les den un respiro frente a la presión por debajo de los dispositivos y por arriba de las aplicaciones. La banca virtual es, sin duda, uno de los mejores campos de expansión. Pena que su voluntad por no contrariar a las entidades financieras haya dejado el intento de explorar esta vía a medio camino. No necesitaba el socio que se han buscado para iniciar la aventura. El modelo es erróneo y no subirse a este tren puede, a la larga, traerle desgraciadas consecuencias. Veamos por qué.

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