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La peor Brasil en años recibe a un Rey convaleciente
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Alberto Artero

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La peor Brasil en años recibe a un Rey convaleciente

Estábamos el viernes en España como para prestar atención a algo que no fuera el Ibex, la prima de riesgo, el BCE, el Banco de España,

Estábamos el viernes en España como para prestar atención a algo que no fuera el Ibex, la prima de riesgo, el BCE, el Banco de España, la estabilidad presupuestaria, Rajoy, Alemania, Bruselas o cualquier combinación de estos elementos tomados de dos en dos o de tres en tres. Solo el mal dato de empleo en Estados Unidos, dado a conocer al mediodía, fue capaz de distraer algo la atención de analistas e inversores. Sin embargo, ahí fuera seguían pasando cosas, muchas de las cuales interesantes a la puertas de la vista de S.M. a Latinoamérica rodeada de la Corte de los Paganos.

Gracias a esta alteración colectiva previa al fin de semana pudo pasar desapercibida la publicación, por parte de Brasil, de una estadística demoledora. Pese a las sucesivas bajadas de tipos de interés, hasta un mínimo histórico del 8,5% desde el 12,5% de agosto pasado, y las constantes medidas proteccionistas y de estímulo propiciadas desde la Administración, el país apenas crecía un 0,2% en el primer trimestre del año lo que reducía el aumento interanual al 0,8%, cifra más propia de mercado desarrollado que de un BRIC. Por poner el porcentaje en perspectiva, en 2010 el incremento del PIB fue del 7,5% y en 2011 del 2,7%. Las revisiones a la baja del estimado para 2012 de la sexta economía del mundo no se hicieron esperar.

Una ralentización que afecta ya a cuatro trimestres consecutivos y que oficialmente se achaca, en ese último caso, a la ciclicidad en la aportación del sector primario, cosechas de soja, arroz y tabaco. Sin embargo, lo que subyace a los números es una transición de la inversión al consumo, del mercado exterior al interior como prueba el peor dato de déficit por cuenta corriente desde 1947. Rico en materias primas, su industria empieza a pecar de falta de productividad y competividad debido a las subidas salariales y la fortaleza del real, fenómenos ambos que, sin embargo, aumentan la renta disponible y el poder de compra de los brasileños. Mientras que la demanda minorista crece un 1% en el trimestre, la actividad industrial se contrae un 2,6%.

Para muchos expertos en la región, el cambio se está produciendo de forma excesivamente acelerada -o, mejor dicho, indeseada e incontrolada- y ha generado un desequilibrio entre la realidad brasileña y su percepción exterior, mucho más boyante. Las rentas de las oficinas de Sao Paulo son las más caras del mundo y se han vendido aeropuertos de segunda fila por valoraciones que equiparan a los de Madrid y Barcelona juntos para asombro de los participantes en la puja más racionales. Una inflación de precios y activos muy alejadas de las posibilidades reales de una parte sustancial de los brasileños como prueban los últimos datos de precios de las casas, al alza, y de hipotecas constituidas, a la baja. ¿Comienza a estallar la burbuja? Los programas educativos como Bolsa Familia, que buscan crear una clase media sostenible en el tiempo, están aún lejos de manifestar sus frutos.

El excesivo papel de una Administración que aún padece unos niveles endémicos de corrupción y las dudas acerca de la independencia del banco central son un lastre adicional en un momento de tanta aversión al riesgo como el actual. De hecho los expertos en mercados emergentes han vuelto la espalda a Brasil, al pasar de una sobreponderación en sus carteras del 20% en abril a una infraponderación del 14% en mayo. La caída de la bolsa del 8,6% solo en los últimos 30 días es clara muestra de esa renovada cautela que ha situado al Bovespa por debajo de su media histórica de valoración (8,7x PER vs. 10,5x) sin que, a juicio de los analistas de Credit Suisse, haya motivos para el optimismo a corto plazo. La entrada de capitales está por debajo de lo estimado para el año.

El rey Juan Carlos visita, por tanto, Brasil en la peor coyuntura económica del país en muchos años, si bien está por ver si se trata de un bache circunstancial –del que saldrá gracias a las materias primas, la depreciación del real, las bajadas recientes de impuestos y los nuevos programas al calor del Mundial y los Juegos Olímpicos- o estructural, con una corrección abrupta de los desequilibrios acumulados en el pasado reciente. Un debate que afecta a otros BRICs como India, en una tesitura similar. Sea como fuere, la imagen convaleciente de Su Majestad encaja bien con la realidad de su anfitrión. Les deseamos a ambos una pronta recuperación. Por la estabilidad de todos.

Estábamos el viernes en España como para prestar atención a algo que no fuera el Ibex, la prima de riesgo, el BCE, el Banco de España, la estabilidad presupuestaria, Rajoy, Alemania, Bruselas o cualquier combinación de estos elementos tomados de dos en dos o de tres en tres. Solo el mal dato de empleo en Estados Unidos, dado a conocer al mediodía, fue capaz de distraer algo la atención de analistas e inversores. Sin embargo, ahí fuera seguían pasando cosas, muchas de las cuales interesantes a la puertas de la vista de S.M. a Latinoamérica rodeada de la Corte de los Paganos.