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La peligrosa deriva de Alierta y el extraño caso FG
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Alberto Artero

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La peligrosa deriva de Alierta y el extraño caso FG

Para aquellos a los que la gymkana del Roscón, competición en sucesivas sedes familiares propia de la mágica fiesta de la Epifanía, les haya impedido aproximarse

Para aquellos a los que la gymkana del Roscón, competición en sucesivas sedes familiares propia de la mágica fiesta de la Epifanía, les haya impedido aproximarse a El Confidencial en las últimas 48 horas, les recomendaría que aprovechen la vuelta semilaboral al cole para acometer la lectura de los artículos publicados, sábado y domingo respectivamente, por mis maestros José Antonio Zarzalejos (Notebook, "Las desconcertantes decisiones de un banquero cuestionado", 05-01-2013) y Carlos Sánchez (Mientras Tanto, "La España insostenible de Mr. Rato", 06-01-2013), en los que se aborda tanto la gestión de FG al frente del BBVA como el fichaje de Rodrigo Rato por parte de Telefónica. En ambos casos se trata la cuestión del gobierno corporativo y en las dos piezas se da un repaso ilustrado a sus no menos ilustres protagonistas, dejándoles a la altura del betún. Tanto monta, monta tanto, don Francisco como Cesáreo.

El nombramiento de Rato es completamente innecesario y es claramente imprudenteSin embargo, he de confesar que, al igual que en mi modesta opinión no cabe discrepancia alguna en censurar la peligrosa acción estrictamente personal de un presidente Alierta que, en palabras de uno de sus colaboradores, "sobrevuela este valle de lágrimas sin tocar tierra" -y pone de este modo en peligro la percepción local e internacional de la compañía a cambio de agradecer a su mentor favores ya casi olvidados-, no se ha sabido entender la dinámica reciente del mayor ejecutivo del segundo gran banco español, al que un servidor no dudó en calificar de ‘gran dictador’ con motivo de la salida de Goirigolzarri de la entidad, pero que, sinceramente, ahora está haciendo las cosas bien por lo que a esta materia se refiere (Valor Añadido, "Francisco González: el gran dictador", 30-09-2009).

Se vanagloria el gallego de acudir a cuantos foros internacionales es menester y del círculo de relaciones que en ellos ha ido construyendo: CEOs, requeteCEOs y las madres que los parieron a todos ellos. Y no siendo un banquero, y ni siquiera un  bancario, sí que hay que reconocerle su condición de financiero, de hombre de los mercados, capaz por tanto de identificar los mensajes que estos mandan y actuar en consecuencia, por más que sea cierto que se trata de una pose relativamente reciente y que en el entretiempo su capacidad de generar valor para la firma haya podido ser discutible. Pero los tiempos cambian. Y es evidente que en el discurso de los inversores internacionales ha primado en los últimos meses una doble cuestión: el rescate de España es inevitable antes o después, en la forma que finalmente se decida, y solo desligándose las empresas del Gobierno y sus servidumbres el vínculo entre el rating de ambos sectores, público y privado, podrá romperse de manera definitiva y, con él, el acceso a la financiación.

A FG hay que reconocerle su condición de financiero, de hombre de los mercados, capaz de identificar los mensajes que estos mandanDesde ese punto de vista es desde el que hay que entender su urgencia por que nuestro Ejecutivo claudicara más antes que después a la reivindicaciones de la troika, algo por otra parte compartido desde esta misma columna (V.A., "Diez razones por las que, de ser Rajoy, pediría ya el rescate", 11-09-2012), y su negativa a participar tanto en la OPV de Bankia como ahora en la Sareb. Es evidente que el tiempo le ha dado la razón, y de qué manera, en la primera de sus traiciones. Lo que se trataba de una ‘operación-país’ se ha convertido en un fiasco que ha terminado con los principales actores imputados y con la credibilidad del conjunto del sistema, auditoras incluidas, por los suelos. ¿Qué habría pasado si la negativa hubiera sido generalizada, sabiendo como sabían la mayoría de los participantes que el valor patrimonial de BFA era ya inferior a cero a esa valoración? A lo mejor no se habría perdido año y medio de reforma financiera…

En relación a la segunda de las negativas, el propio Alfredo Sáenz, CEO del Santander, reconocía antes de las vacaciones navideñas a un nutrido grupo de periodistas que esperaba perder su inversión en el banco malo el primer año debido a los costes financieros del apalancamiento que lo acompaña y a la falta de operaciones. Inquirido por alguno de los presentes sobre qué dirían a esto sus accionistas, se encogió de hombros como si, en el fondo, solo importara EL socio, aquel que no había dudado en aplaudir al director de la orquesta cuando esta desafinaba estridentemente en las postrimerías del zapaterismo. Una mancha de mora, con otra se quita, ya saben. Siendo estas las finanzas del asunto, y llegando la iniciativa tarde debido a la manifiesta oposición de buena parte de sus impulsores y con la cartera inmobiliaria del BBVA en mejor posición que la del resto, ¿es censurable su negativa a participar?, ¿cómo justificar esto en la Junta General?

Desde ese punto de vista, y sin que se pueda negar la crudeza de hechos pretéritos, en cuya enumeración cronológica faltan pifias como las de Compass o Garanti, entidades cuyos cuadernos de venta fueron desechados por buena parte del orbe financiero debido a la exigencia de unos múltiplos que solo FG decidió pagar, no se puede negar que la actitud de la firma bancaria es la que cabría esperar de una institución del siglo XXI, más aún cuando con el paso del tiempo ha podido acreditar con creces cómo la Administración española, a través de una regulación punitiva y arbitraria, se ha empeñado en destruir sistemáticamente valor para sus accionistas, por mucho Consejo de la Competitividad y reuniones con Rajoy y su equipo que se produzcan. Al ‘enemigo’, necesitado de colocar Unimm, ni agua. Mientras tanto, se financia a comienzo de año 25 puntos básicos más barato que el Tesoro y con un 70% de demanda del norte de Europa (Heard on the Street, "BBVA blowout shows hunger for yield", 03-01-2013)

La decisión de Alierta es suicida desde todos los puntos de vistaNo ocurre lo mismo en el caso de Telefónica, pese a que su presidente participa del gusto por el wining & dining internacional de su compañero de reuniones institucionales. Con una diferencia: el aragonés o no escucha o no quiere escuchar probablemente por encontrarse anclado en una superioridad pasada que a duras penas podrá conservar en el futuro, operativa y financieramente hablando (V.A., "Telefónica: el ocaso ¿reversible? de un icono empresarial", 27-07-2012). Aún reciente entre el equipo de relaciones con los inversores de la operadora de telecomunicaciones el descalabro que supuso para la percepción de la firma que se cancelara abruptamente el dividendo allá por el mes de julio, por más que cuatro meses antes se hubiera anunciado lo contrario, ahora se encuentra con una designación carente de toda lógica, innecesaria, imprudente e irreparable, imposible de justificar.

En efecto, se trata de un nombramiento completamente innecesario que se podría haber sustanciado a través de un contrato privado de asesoría de esos que proliferan en la casa, sin necesidad de dotarle de una absurda vertiente pública. Favor con favor se paga pero con discreción, por Dios. Es claramente imprudente tanto por la condición de imputado de Rodrigo Rato, que veremos en qué termina, como por las operaciones que Telefónica tiene pendientes, especialmente la salida a bolsa de su filial latinoamericana. Y es irreparable ya que pone de manifiesto la falta de criterio que lleva a incorporar como pozo de sabiduría a la sociedad a quien dando la espantada en el FMI contribuyó con su inexperiencia y aires de grandeza a terminar de hundir el carajal Bankia, no sin antes beneficiar a algunos de sus anteriores empleadores. No en vano, se podía leer el viernes en un chat de operadores bursátiles “Telefónica hires Bankia CEO to advise on how to destroy even more value”. Pues eso.

Se trata de una decisión suicida desde todos los puntos de vista, tanto para un César Alierta, del que dentro de la casa se empieza a dudar si no ha perdido definitivamente el ‘oremus’, como para el propio Rodrigo Rato, que vuelve a mostrar un nivel de imprudencia y una urgencia por estar en los focos que dicen muy poco a su favor. Pero esta es la España corporativa que tenemos, la que hemos tenido y la que, desgraciadamente, me temo tendremos en el futuro inmediato.  Esa, precisamente, de cuya estela se quiere salir FG. En ese corral de borregos y de intereses cruzados que es España, asomar la patita supone correr el riesgo de que te la cercenen. Pero puede hasta merecer la pena. En eso está el financiero.

Buena semana a todos. 

Para aquellos a los que la gymkana del Roscón, competición en sucesivas sedes familiares propia de la mágica fiesta de la Epifanía, les haya impedido aproximarse a El Confidencial en las últimas 48 horas, les recomendaría que aprovechen la vuelta semilaboral al cole para acometer la lectura de los artículos publicados, sábado y domingo respectivamente, por mis maestros José Antonio Zarzalejos (Notebook, "Las desconcertantes decisiones de un banquero cuestionado", 05-01-2013) y Carlos Sánchez (Mientras Tanto, "La España insostenible de Mr. Rato", 06-01-2013), en los que se aborda tanto la gestión de FG al frente del BBVA como el fichaje de Rodrigo Rato por parte de Telefónica. En ambos casos se trata la cuestión del gobierno corporativo y en las dos piezas se da un repaso ilustrado a sus no menos ilustres protagonistas, dejándoles a la altura del betún. Tanto monta, monta tanto, don Francisco como Cesáreo.