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Curioso, el salvador de Blesa puede ser… ¡Bankia!
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Alberto Artero

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Curioso, el salvador de Blesa puede ser… ¡Bankia!

Un juez un tanto peculiar ha decidido mandar a chirona al que fuera presidente de Cajamadrid, Miguel Blesa, sobre la base del quebranto que habría causado

Un juez un tanto peculiar ha decidido mandar a chirona al que fuera presidente de Cajamadrid, Miguel Blesa, sobre la base del quebranto que habría causado a Bankia la compra del City National Bank de Florida. Una operación cara y a destiempo que ya despertó en su día toda clase de sospechas sobre su idoneidad. Más teniendo en cuenta el empecinamiento casi irracional por parte del principal gestor de la caja de ahorros en que se rematara. Pero la pérdida es argumento pobre cuando se compara con lo que han tenido que provisionar las cúpulas directivas de la banca española -que, por cierto, apenas han cambiado en los últimos años- por sus veleidades cometidas tanto dentro como fuera de nuestras fronteras durante la gestación de la burbuja de crédito. Si el criterio fuera el error de bulto, pocos se libraban de pasar por Soto del Real. Y no solo en este sector...

De hecho, en la particular batalla entre el banquero y el instructor judicial por este tema, está a punto de escribirse un nuevo capítulo que puede decantar la balanza a favor del primero. Y es que, según informaba Bloomberg a principios de abril, los chicos de Goirigolzarri pueden cerrar más pronto que tarde la venta de esta filial norteamericana al Banco de Brasil por un importe que rondaría los 900 millones de dólares, 100 por encima de donde se situaban hasta ahora las ofertas vinculantes. La transacción, que cuenta con el asesoramiento de Goldman Sachs, permitiría a la firma española embolsarse casi 250 millones de euros de plusvalías respecto al valor en libros a día de hoy de City National y, lo que es más importante para el acusado, inyecciones aparte, dejaría el saldo final de lo efectivamente desembolsado por la adquisición casi en comido por servido.

¿Cómo puede ser esto, si se pagaron 1.115 millones de dólares? Pues precisamente por la evolución del billete verde. Hay que reconocerle a Blesa el mérito, o felicitarle por la coincidencia, de cerrar el deal por el primer 83% en abril del 2008, cuando el tipo de cambio transitaba cerca de los 1,60 por euro, mínimo casi histórico. El ejercicio de la opción de compra por el 17% restante, decisión ya del fulminado Rato, se materializó en marzo de 2010, con el dólar en este caso entre 1,33-1,34. Si las matemáticas no fallan, se pagaron en total 727 millones de euros y se van a ingresar unos 700, al 1,285 actual. Insisto, otra cosa es el dinero que ha habido que destinar a saneamientos en EEUU, pero el que esté libre de pecado… Miren si no a BBVA con Compass o al Santander con Sovereign. Si la operación se anuncia en los próximos días, como se prevé, mal lo va a tener Elpidio José Silva Pacheco para sostener su razonamiento jurídico y la acusación.

Cosa bien distinta es que se haya producido lo que en términos anglosajones se denomina kick back, esto es: pagos bajo cuerda a los decisores de Cajamadrid como contraprestación por su generosidad. Y es verdad que, desde ese punto de vista, esta compra huele, como lo hacen varias de las operaciones capitaneadas por el ahora señalado en sus años al frente de la institución financiera. Los procedimientos de control brillaban por su ausencia ante la lamentable indiferencia del Banco de España. Aún recuerdo cuando me llamó a capítulo el responsable de participadas de la entidad al calor de un post de Valor Añadido sobre la entrada de la caja en el capital de SOS Cuétara sin due diligence alguna y fiándose de la palabra de alguien tan siniestro como Jesús Salazar. Lo más que pude concluir es que se tragaron que había una propuesta superior de un fondo árabe que les permitiría materializar plusvalías en tiempo récord. ¿Sí, sólo, a cambio de qué? (Valor Añadido, "La extraordinaria chapuza de Cajamadrid", 27-05-2009).

En eso se había convertido la caja al final de sus días, en un auténtico "descojone", en palabras de un competidor. No muy distinto, por cierto, del de otras sociedades financieras de corte similar. Poco se ha hablado de la SL al 50% entre el presidente del Banco de Valencia, Domingo Parra, y el director financiero de Bancaja, Aurelio Izquierdo -denominada Izpa, atendiendo al comienzo de los respectivos apellidos- y de los negocios paralelos que, con toda impunidad, realizaron de forma paralela a sus responsabilidades bancarias. Ver la evolución de sus cifras asusta. Eso, por citar sólo un ejemplo ligado a la misma Bankia. Pero los casos se multiplican de forma directamente proporcional al deterioro de las cuentas de pérdidas y ganancias y al balance de las instituciones que gobernaban. Anda que no hay pinacotecas privadas por ahí en agradecimiento de los galeristas por compras multimillonarias de algunas fundaciones. Bastaría una visita para comprobarlo. Un dislate.

Es una pena, por tanto, que siendo buena la pieza, medalla de oro de catorce puntas que podría servir de aviso a navegantes y escarmiento de quienes han distraído fondos a manos llenas, sea por la vía legal (con remuneraciones, dietas o fondos de pensiones injustificados) o ilegal (a través de los correspondientes favores oportunamente remunerados), el juez que se quiere arrogar la bandera de la limpieza haya –aparentemente y al calor del relato de hechos que acabamos de realizar- fallado tan clamorosamente el tiro, preso –con perdón- de una extraña precipitación, propia de quien ha mostrado hasta ahora un enconamiento contra la banca que le puede pasar factura a la hora de dirimirse su objetividad. Una pena, insisto, porque en este país de impunes, iba siendo hora de que el palo del poder empezara a aguantar la misma vela que el ciudadano de a pie. Pero va a ser que no. Al tiempo.

Buena semana a todos.

Un juez un tanto peculiar ha decidido mandar a chirona al que fuera presidente de Cajamadrid, Miguel Blesa, sobre la base del quebranto que habría causado a Bankia la compra del City National Bank de Florida. Una operación cara y a destiempo que ya despertó en su día toda clase de sospechas sobre su idoneidad. Más teniendo en cuenta el empecinamiento casi irracional por parte del principal gestor de la caja de ahorros en que se rematara. Pero la pérdida es argumento pobre cuando se compara con lo que han tenido que provisionar las cúpulas directivas de la banca española -que, por cierto, apenas han cambiado en los últimos años- por sus veleidades cometidas tanto dentro como fuera de nuestras fronteras durante la gestación de la burbuja de crédito. Si el criterio fuera el error de bulto, pocos se libraban de pasar por Soto del Real. Y no solo en este sector...