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Los puros Montecristo, el 'yo acuso' de Bárcenas a Rajoy
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Alberto Artero

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Los puros Montecristo, el 'yo acuso' de Bárcenas a Rajoy

Comentábamos hace una semana cómo José María Aznar anda nerviosito el hombre a cuenta de la financiación irregular del PP durante sus años de liderazgo del

Comentábamos hace una semana cómo José María Aznar anda nerviosito el hombre a cuenta de la financiación irregular del PP durante sus años de liderazgo del partido, en general, y sus dos legislaturas como presidente, en particular (Valor Añadido, "¿Es miedo lo que esconde Aznar debajo del bigote?", 01-07-2013). A la campaña de ventilador iniciada por Luis Bárcenas entre periodistas de distinta clase y condición, de los que servidor conocía hace siete días al menos cuatro, siguió una respuesta inmediata y directa del exmandatario con (casi) los mismos interlocutores a fin de enmendar la plana al que fuera tesorero omnipotente del partido y salvaguardar así su buen nombre. Con escaso éxito.

De hecho, la carta de Pedro J. ayer en El Mundo, en la que revela sus conversaciones privadas con el apellidado como ‘cabrón’ en las huestes de la formación un día conservadora, le deja en muy mal lugar, siempre que lo que ahí se cuenta tenga algún viso de veracidad. Primero, porque revela que la financiación irregular era modus operandi corriente cuando él ocupaba la poltrona del poder, como prueba la alusión a "ministros y secretarios de Estado". Segundo, porque acredita, con esos maletines repletos de billetes pasando impunemente los escáneres de la calle Génova, que el trajín de efectivo era práctica conocida en la sede nacional lo conocían desde los bedeles al secretario general. Tercero, porque a nadie se le escapa que el reparto personal de sobres debía de hacerse con algún tipo de criterio y que, por definición jerárquica, este debía ser fijado por la dirección del PP, léase él.

Una pena para J.M.A. porque la confesión del director del segundo diario nacional tenía como clara intención librarle de la quema. Ni una sola mención a quien mandaba de verdad en esa época, ni una sola línea a la jerarquía imperante en aquel momento. Pero claro, no se puede hacer una tortilla sin romper huevos. Y para salvar a su compañero de paddle, no le ha quedado más remedio que acusarle implícitamente de pecado de omisión. Algo que compensa, es evidente, con un par de torpedos a la línea de flotación actual del partido, objetivo último de una homilía que se alinea con la guardia liberal del PP frente a la devenida socialdemócrata. Baste leer la cita de Lewis Carroll que presidía la portada del domingo para saber que es mensaje encriptado para los buenos entendedores que en el Partido Popular haya: "Preocúpate del sentido, y las palabras saldrán por cuenta propia".

"En el periodo en el que estaba en el Gobierno, Lapuerta (antecesor de Bárcenas) acudía con los sobres a los ministerios u otras dependencias oficiales. (…) Le agradaba esta tarea y solía combinarla con algún detalle personal. En uno de los casos junto al sobre llevaba una caja de puros Montecristo al ministerio correspondiente", dice Pedro J. rememorando el capítulo 13 de San Mateo, "el que tenga oídos para oír, que oiga". Si por algo es conocido Mariano Rajoy es por su afición a los habanos. ¿Quién si no podía apreciar tan gentil dádiva? El hecho de que sea el único ‘detalle personal’ al que se hace mención en el texto pone de manifiesto la intencionalidad de su inclusión. Pasamos de la lucha de trincheras al ataque directo, la guerra interna en el partido entra en una nueva dimensión. Un inmenso olor a mierda sale de las cercanías de la madrileña plaza de Colón.

Por si hubiera dudas, ahí queda la acusación directa a María Dolores de Cospedal de instruir la aceptación de una coima de 200.000 euros por la adjudicación de una contrata municipal en Toledo, una operación de la que Bárcenas contaría con la necesaria acreditación documental. Siempre se había sospechado de las idas y venidas de la pareja sentimental de la presidenta de Castilla La-Mancha pero, de acuerdo con el extesorero, mientras los tontos mirábamos el dedo, la luna era la abogado del Estado en excedencia. El mensaje es indubitable: si para un tema menor como este, la número dos de la formación se mojó de esta manera, ¿qué no habrá hecho en asuntos mayores? Por más que el ahora encarcelado incurra en severas contradicciones en su discurso y defienda una inocencia personal increíble, estamos ante una bomba de relojería que puede mover los cimientos de la casa popular y, por ende, los del conjunto del Estado.

No les quepa la menor duda. El discurso oficial pasará porque estamos ante un hombre que ha actuado delictivamente por su cuenta y riesgo y que en su desesperación amenaza con tirar de la manta si quienes fueron sus valedores no acuden prestos a su auxilio, por una parte, y que cualquier ayuda del PP a sus miembros cumple con la más estricta legalidad tanto en términos de registro contable como de cumplimiento de las obligaciones fiscales de los beneficiados, incluido el misterioso fumador de puros, por otra. A partir de ahí, vuelta a la batalla soterrada. Pero no se equivoquen, cuando uno bucea en las aguas de los dirigentes populares, nadie niega la mayor. Todos saben, pero no conocen; han oído, pero se hicieron los sordos, callan por no hablar. Y ahora que se ha hecho pública la munición de la que dispone Bárcenas, poco debería tardar el juez Ruz en exigir su aportación como prueba de descargo. 

Esta fosa séptica necesita ser limpiada. Y cuanto más ordenada y judicialmente, mejor. La estabilidad del país está en juego no si se hace, sino si se deja de hacer.

Buena semana a todos.

Comentábamos hace una semana cómo José María Aznar anda nerviosito el hombre a cuenta de la financiación irregular del PP durante sus años de liderazgo del partido, en general, y sus dos legislaturas como presidente, en particular (Valor Añadido, "¿Es miedo lo que esconde Aznar debajo del bigote?", 01-07-2013). A la campaña de ventilador iniciada por Luis Bárcenas entre periodistas de distinta clase y condición, de los que servidor conocía hace siete días al menos cuatro, siguió una respuesta inmediata y directa del exmandatario con (casi) los mismos interlocutores a fin de enmendar la plana al que fuera tesorero omnipotente del partido y salvaguardar así su buen nombre. Con escaso éxito.

Luis Bárcenas