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Kareem Abdul-Jabbar, el sorprendente socio USA de Podemos
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Alberto Artero

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Kareem Abdul-Jabbar, el sorprendente socio USA de Podemos

A través de John Mauldin, del que tantas veces hemos escrito en Valor Añadido, vuelvo a tener noticia del que fuera, junto con Magic Johnson, uno de los

Foto: El exjugador de Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers Kareem Abdul-Jabbar (Reuters)
El exjugador de Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers Kareem Abdul-Jabbar (Reuters)

A través de John Mauldin, del que tantas veces hemos escrito en Valor Añadido, vuelvo a tener noticia del que fuera, junto con Magic Johnson, uno de los principales artífices del dominio de la NBA por parte de Los Angeles Lakers en la década de los 80, Kareem Abdul-Jabbar.

Reconvertido según el analista financiero en "comentarista social", ha escrito en Time este fin de semana una mal editada pero interesante columna sobre los disturbios que están aconteciendo en Ferguson, Missouri, al calor de la muerte de un adolescente negro en manos de la policía local.

En principio cabría pensar en una dosis adicional de más de lo mismo: abuso, agravio, discriminación... Pero, oh sorpresa, no es así.

Evita caer en el debate racial hasta el punto de aportar datos que lo deslegitiman.

Prefiere centrarse en cuáles son las razones que están llevando a estos estallidos de violencia. Básicamente, señala, la desigualdad entre ricos y pobres, entre el 1% que controla buena parte de la riqueza nacional estadounidense y el 99% restante. Una brecha que las dinámicas de actividad, empleo y deuda van a llevar a más y no a menos en el medio plazo (VA, "Lecciones de la paradoja británica: ha muerto la clase media", 18-06-2014) y que están creando el caldo de cultivo para una "guerra de clases", en palabras del deportista.

No se trata de ser blanco o negro, sino de ser poder subsistir o no y, como tal, de ser o no despreciado socialmente. 50 millones de estadounidenses participan de esta condición, una fuerza social que interesa adormecer. Su despertar podría poner el peligro el statu quo actual, algo que dirigentes de uno u otro signo no se pueden permitir. Desinformación –centrar la cuestión en la raza, el género o la religión para dividir– y regulación abusiva se convierten así en instrumentos clave en manos de unos pocos para asegurar su supervivencia, concluye. Mientras, el sueño americano se desvanece para muchos de sus compatriotas.

Es hora de romper esa dinámica, afirma; ha llegado el momento de que el pueblo se movilice. De abajo arriba, en una propuesta similar a la que ya ha materializado Podemos en España aglutinando el descontento de educadores, sanitarios, pensionistas, parados de larga duración o jóvenes sin esperanza. En el fondo y en la forma. Pero, de momento, sin la corrupción intelectual de Pablo Iglesias y sus chicos. Allí las promesas vanas son inconcebibles, incluso para los más desesperados.

¿Cómo hacerlo?

Así es el colofón de Abdul-Jabbar: “La clase media ha de unirse a los pobres, y los blancos a los afroamericanos, en manifestaciones masivas para expulsar a los políticos corruptos, boicotear los negocios abusivos, fomentar una legislación que promueva la igualdad económica y de oportunidades y castigar a aquellos que apuestan irresponsablemente nuestro futuro financiero”.

A que... les suena.

Pues sigan leyendo.

“Si no tenemos una agenda bien marcada, una lista exacta de qué queremos cambiar y cómo, seguiremos reuniéndonos una y otra vez alrededor de los cuerpos calientes de nuestros hijos, padres o vecinos asesinados” mientras políticos y celebridades nos muestran (condescendientes) su simpatía o rabia. “Es todo lo que conseguiremos de ellos”. Por eso, que, como afirmó John Steinbeck en Las uvas de la ira, "esta represión sirva para unir y fortalecer a los oprimidos” es su deseo final sin alusión alguna, eso sí, al uso popular de la guillotina propuesto en su día por el líder español (VA, "Tremendo, El verdadero Pablo Iglesias sale a la luz", 16-06-2014).

Rematemos.

Algo se está cociendo aceleradamente alrededor del planeta. Las democracias occidentales, como ya ha sucedido en Grecia, corren el riesgo en poco tiempo de no ser reconocidas ni por sus padres fundacionales, tanto por su estructura y modelo de funcionamiento y elección, como por la composición de sus cámaras. Es un proceso de alcance, de enorme relevancia. En muchos casos, incluso necesario para reconciliar el sistema con su razón de ser en términos de representatividad y servicio público. Precisamente por eso es clave que las ramas de la anécdota no les impidan ver el bosque de un fenómeno trascendente y de consecuencias imprevisibles que hay que seguir de cerca. Muy de cerca, indeed.

Avisados quedan.

No está mal para un jueves de agosto.

A través de John Mauldin, del que tantas veces hemos escrito en Valor Añadido, vuelvo a tener noticia del que fuera, junto con Magic Johnson, uno de los principales artífices del dominio de la NBA por parte de Los Angeles Lakers en la década de los 80, Kareem Abdul-Jabbar.