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“The Folklore of Finance”, un documento revelador
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Alberto Artero

Valor Añadido

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“The Folklore of Finance”, un documento revelador

Como en tantas otras ocasiones, hoy Valor Añadido viene de prestado. Lo que les presento es un documento que me parece imprescindible para todos aquellos que

Como en tantas otras ocasiones, hoy Valor Añadido viene de prestado. Este post girará sobre un documento que me parece imprescindible para todos aquellos que tienen interés en el mundo de los fondos de inversión, sea como ahorradores o como gestores. La entrada es, en cierto modo, continuación de la publicada en esta misma columna el pasado 12 de noviembre –“2014, año crítico para la industria de gestión de fondos”–, en el que advertíamos de la oportunidad que ofrecía el volátil año que está a punto de concluir –en el que apenas un 10% de la oferta vence a sus índices de referencia– para separar el grano de la paja en términos de consistencia (resultados) y complacencia (alineamiento con el interés del partícipe).

Pues bien, a ese proceso de discernimiento puede ayudar “The Folklore of Finance”, análisis que nace de una alianza entre el banco estadounidense State Street y el Center for Applied Research con el fin de identificar los motivos por los que la industria se ha visto abocada una paradoja curiosa: el negocio es demasiado rentable para el retorno que ofrece a los que confían en él; no en vano, sus ingresos ascienden a 600.000 millones de dólares anuales. Esto genera desconfianza, insatisfacción y un abandono que sólo puede conducir a una merma de volúmenes, comisiones y márgenes, primero, y a su canibalización por otras alternativas, como los ETFs o exchange traded funds, instrumentos de gestión pasiva, baratos y líquidos, después.

¿Cómo se ha llegado a esa situación? Los autores hacen un recorrido muy interesante por los elementos que han conducido a la incapacidad de buena parte de los actores de este mercado de generar “alpha” o valor diferencial, fundamentalmente, el mayor y más inmediato acceso a la información y la mejora de los perfiles profesionales que ha reducido las diferencias de antaño. Además, achacan también la crisis sectorial a la falta de comprensión de las demandas reales de los clientes en términos de tolerancia a la pérdida o necesidades de caja, algo que la directiva Mifid debiera haber minimizado, al menos en teoría, en el espacio europeo.

Concluyen afirmando que el problema se ha visto agravado por una serie de “tradiciones y costumbres que se han calcificado en el sector hasta convertirse en creencias perniciosas”. Llegamos así al concepto que da nombre al estudio. Señoras o señores, con ustedes, el folclore de las finanzas, en su doble vertiente: consciente o inconsciente.

El primero tiene dos manifestaciones:

- el folclore del tiempo (necesidad de control), que hace referencia a la extrapolación al futuro de comportamientos financieros pasados o a renunciar a los objetivos a largo plazo por la presión y/o moda del día a día;

- y el folclore del falso confort (necesidad de seguridad), esto es: camuflarse en la masa sustituyendo rentabilidad absoluta por relativa frente a un índice, buscar todos los apoyos exteriores posibles para justificar la propia selección de activos o escudarse en los disclosures de exención de responsabilidad cuando las cosas vienen mal dadas.

A ellos se une el folclore del conocimiento (necesidad de aprobación) que actúa de forma inconsciente y aterriza sobre un tema espinoso: la sobrepreparación, que lleva a capitalizar como mérito personal los éxitos y a echar la culpa del mal performance al empedrado, mal endémico que no sólo afecta a estos profesionales.

Esa es la mala noticia. Esos tres elementos advierten de que hay unos sesgos humanos muy instalados en el acervo colectivo que impiden una “toma higiénica” de las decisiones correctas y que, como se puede ver en el gráfico anterior (vid supra), pueden suponer una pérdida de tiempo, dinero y energía, siendo estos tres factores los que determinan el tamaño de las burbujas del chart.

La buena es que, siendo tan preciso el diagnóstico, la solución no debería resultar excesivamente complicada. Basta con cambiar esos comportamientos para generar confianza, satisfacción y fidelidad. Un cambio cultural “incómodo y duro”, pero necesario. El informe propone hasta 17 iniciativas, semanales, trimestrales, anuales para lograrlo. Las pueden leer en este cuadro. Si yo fuera miembro de una gestora, estaría ya leyéndolas. Es su propia supervivencia la que está, sin duda, en juego.

Como en tantas otras ocasiones, hoy Valor Añadido viene de prestado. Este post girará sobre un documento que me parece imprescindible para todos aquellos que tienen interés en el mundo de los fondos de inversión, sea como ahorradores o como gestores. La entrada es, en cierto modo, continuación de la publicada en esta misma columna el pasado 12 de noviembre –“2014, año crítico para la industria de gestión de fondos”–, en el que advertíamos de la oportunidad que ofrecía el volátil año que está a punto de concluir –en el que apenas un 10% de la oferta vence a sus índices de referencia– para separar el grano de la paja en términos de consistencia (resultados) y complacencia (alineamiento con el interés del partícipe).

State Street