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El orate Pedro Sánchez asusta a las multinacionales extranjeras en España
En un reciente acto en la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, el candidato socialista arremetió contra las multinacionales. No está este país para jugar con fuego de esa manera
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, que gobierna Jaime Malet, está integradapor compañías que facturan 240.000 millones de euros, esto es: más o menos una cuarta parte de nuestro producto interior bruto. ¿Es esa la presencia de firmas norteamericanas en nuestro territorio? No, la cifra tiene truco. Realmente, los intereses estadounidenses en España suponen un 7% del PIB, que tampoco está mal. El 17% y pico restante procede de empresas nacionales presentesen la primera potencia económica del planeta, buena parte de ellas integrantes del selectivo bursátil Ibex35.
Cualquiera que hubiera hecho los deberes mínimos debería haber sido consciente de esta realidad a la hora de acudir a un acto auspiciado por AmCham. No fue el caso del líder del PSOE,Pedro Sánchez,que, en un reciente encuentro con sus integrantes, desperdició la ocasión para fomentar la presencia de estas grandes corporaciones en nuestro país y asustó a la audiencia con sus continuos alegatos contra los beneficios fiscales de las multinacionales, el trato de favor que reciben desde el Gobierno y la necesidad de desmontar cuanto antes su estatus privilegiado. Un mensaje que se encargó de remachar a los pocos días en un evento más reducido un miembro destacado de su equipo.
A los asistentes a ambas citas, patrios y foráneos,se les encendieron las alarmas. Contaban con la radicalidad, impostada en ocasiones, procedente de la izquierda más populista, caso de Podemos. Pero no se esperaban, ni mucho menos, este grado de iracundia contra ellos y sus actividades de lo que se supone es la representación de la socialdemocracia moderada en nuestro arco parlamentario. Si algo preocupa al capital extranjero es la inestabilidad política y la inseguridad jurídica. Pues bien, no encontraron en el discurso del dirigente socialista motivo para la tranquilidad en ninguno de ambos aspectos. Causa dejustificada preocupación. Del impacto en los nacionales, mejor no hablar: las fronteras a día de hoy son muy laxas.
Parecen olvidar nuestros gobernantes lo difícil que es para los ejecutivos de estas compañías, en su gran mayoría españoles, atraer inversiones a la piel de toro. No en vano, no se cansan de recordar a quienes tienen a bien escucharles -menos, seguro, de los convenientes-que ellos, con quien verdaderamente compiten es con otros centros productivos o corporativos de sus sociedades alrededor del mundo, dada la limitación de recursos existente. Han de realizar un ejercicio interno de persuasión sobre las bondades en términos de eficiencia, logística o fiscalidad del emplazamiento local y es evidente que intervenciones como las de Sánchez caen como un jarro de agua fría.
No solo eso. Estas multinacionales son, de hecho, las que pueden ayudar a cambiar el modelo productivo de España, gran asignatura pendiente en la gestión de esta crisis. No en vano, cimentan a su alrededor un entramado de firmas auxiliares que se pueden beneficiardel know-how de su cliente principal. Competir en diseño y posventa y no en bajo coste como vía para la sostenibilidad. Por si fuera poco, la Cámara de Comercio USA en España es especialmente activa en la elaboración de propuestas en tal sentido, que no son sino el compendio de lo aprendido por las empresas que la integran durante años y años. Menudo desperdicio.
No está este país como para jugar con fuego de esta manera, la verdad. La recuperación se sostiene sobre pilares de barro, con pocas reformas estructurales y muchos elementos circunstanciales caso del petróleo, el euro, los tipos de interés o el impacto del riesgo geopolítico en otras naciones del arco mediterráneo en nuestro turismo. Es precisamente la bonanza de este entorno de corto plazo la que debiera propiciar ajustes a largo. No será, desde luego, desincentivando a quienes puedan impulsarla como se va a llevar a cabo.
Buena semana a todos.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, que gobierna Jaime Malet, está integradapor compañías que facturan 240.000 millones de euros, esto es: más o menos una cuarta parte de nuestro producto interior bruto. ¿Es esa la presencia de firmas norteamericanas en nuestro territorio? No, la cifra tiene truco. Realmente, los intereses estadounidenses en España suponen un 7% del PIB, que tampoco está mal. El 17% y pico restante procede de empresas nacionales presentesen la primera potencia económica del planeta, buena parte de ellas integrantes del selectivo bursátil Ibex35.