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Vodafone, ONO y los inesperados coletazos del bonus de los líos
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Alberto Artero

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Vodafone, ONO y los inesperados coletazos del bonus de los líos

Una de las posibilidades que estarían barajando los abogados de quienes fueran presidente y consejera delegada de ONO es denunciar a Vodafone por un delito de apropiación indebida

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Exclusiva de ayer de José Antonio Navas, que sigue a la brillante serie publicada sobre el caso Vodafone-gestores de Ono por Agustín Marco: “Vodafone pacta con Hacienda y exime a Castellano y Portela del fraude del IVA”. No me voy a enredar con los antecedentes del caso, que vienen suficientemente explicados en los enlaces que acompañan la pieza. Sí me detendré en dos de sus párrafos, relevantes a los efectos de lo que hoy les quiero contar.

Cito literalmente:

“En todo caso, el desenlace de la investigación sitúa como grandes vencedores a los directivos de ONO que gestionaron la venta de su compañía y que ahora tienen nuevos argumentos para reclamar el multimillonario bono” al que se habían hecho acreedores: 50 millones de euros sólo para sus dos principales ejecutivos.

No obstante, “el desenlace de la batalla se presume todavía largo a no ser que exista un acuerdo que evite un pleito por mayor cuantía en los tribunales de justicia. No en vano, Castellano y Portela han reclamado el plan de incentivos pero además han formulado demandas por los daños al honor generados por las acusaciones de un fraude que al final se ha demostrado incierto”.

Pues bien, la cosa se puede complicar por momentos para la multinacional británica. A las posibles consecuencias económicas o de civiles de su decisión de no abonar las cantidades comprometidas –legales pero, sin duda, desorbitadas– se pueden unir en breve las penales. Y esa sí que es harina de otro costal, que nadie quiere verse en el trullo y menos por un quítame allá esos euros.

En efecto, una de las posibilidades que estarían barajando los abogados de quienes fueran presidente y consejera delegada de ONO es el denunciar a Vodafone por un delito de apropiación indebida. Consideran acreditado que sus clientes han obrado correctamente y son acreedores legítimos de esa importante suma de dinero. La negativa del comprador a abonársela y el hecho de que tal importe no haya sido consignado, bien ante notario, bien en una cuenta específica a tal fin, mientras dura el pleito que mantienen ambas partes daría pie a la acusación de aprovechamiento de un bien de tercero en beneficio propio.

Pero, no se vayan todavía que aún hay más. Resulta que tales compromisos de pago a los entonces directivos de la española se detrajeron del precio a pagar por la inglesa a los que eran sus accionistas en el momento en el que se produjo la compraventa, algo que apenas ha trascendido. Si dicho abono al antiguo staff no tiene lugar, lo lógico sería que los vendedores reclamen su desembolso más los correspondientes intereses de demora, algo para lo que pueden quedar unos cuantos años teniendo en cuenta la ‘velocidad’ de crucero de la justicia en nuestro país. Pero no lo perdonarán, denlo por seguro.

Es precisamente este hecho, tener que pagar esas cantidades sí o sí, lo que convierte en aún más extraño el empecinamiento de Vodafone en esta cuestión. No se entiende, la verdad, salvo que intervengan factores personales que no han transcendido. No solo la cosa no ha ido a mejor, sino que ahora Vodafone puede terminar pagando mucho más. Hacer un pan como unas tortas se llama eso. Y, para ese viaje…

Exclusiva de ayer de José Antonio Navas, que sigue a la brillante serie publicada sobre el caso Vodafone-gestores de Ono por Agustín Marco: “Vodafone pacta con Hacienda y exime a Castellano y Portela del fraude del IVA”. No me voy a enredar con los antecedentes del caso, que vienen suficientemente explicados en los enlaces que acompañan la pieza. Sí me detendré en dos de sus párrafos, relevantes a los efectos de lo que hoy les quiero contar.