Bankinter, Jaime Botín y el caso del extraño fichaje de Gloria Calvo

Tiene razón Bankinter cuando argumenta que Gloria Calvo no ha hecho uso de las puertas giratorias para aterrizar en el banco.

Son ciertos sus argumentos: no ha sido alto cargo y, por tanto, no rige sobre ella la incompatibilidad de dos años fijada por la Ley; es funcionaria de carrera que optó y ganó un puesto de nivel 30 en el Ministerio de Economía y Competitividad, responsabilidad que llevaba aparejada una serie de obligaciones subsidiarias, caso de su participación en la Comisión Rectora del FROB; su salida lógica con base en su experiencia era una entidad financiera y para la firma dirigida por Mariló Dancausa suponía una estupenda opción como directora del Área Jurídica y Fiscal, que no debía dejar escapar.

No ha sido, por tanto y stricto sensu, un paso del Gobierno al Ibex por más que estéticamente sea feo, que lo es. Más teniendo en cuenta la información de la que ha dispuesto sobre la situación actual y estrategia futura de instituciones que ahora serán competencia directa de su nuevo empleador.

Su salida lógica con base en su experiencia era una entidad financiera y para la firma dirigida por Dancausa suponía una estupenda opción

Bien.

Dicho esto, sorprende que nadie se haya parado a pensar en el alcance de sus responsabilidades inmediatamente anteriores, toda vez que, como nos recordaba ayer Eduardo Segovia citando la nota oficial, desde su privilegiada atalaya cubría “la asistencia jurídica en las materias competencia de las tres Secretarías del Estado en que se organiza el Ministerio, así como de la Subsecretaría y, a través de ella, del Ministro y su Gabinete”, es decir,toda la actividad propia de la abogada del Estado jefe en ese negociado, que era su papel.

Ello incluye, y es aquí donde la cosa se pone interesante, la multa que por importe de 700.000 euros impuso el ministro –de acuerdo con el criterio de la CNMV–al principal accionista de Bankinter, Jaime Botín, en octubre de 2013 por una falta muy grave al considerar que había ocultado la tenencia de hasta un 7,85% del capital de Bankinter, frente al 16% oficialmente declarado. Una decisión sobre la que necesariamente tuvo que informar favorablemente -castigo sí, ejemplarizante también-el equipo liderado por Gloria Calvo.

No sólo eso;el propio Ministerio de Economía y Competitividad rechazó en enero del año siguiente, 2014, el recurso de reposición presentado ante el organismo por el que fuera presidente del banco español hasta 2002, ahora reconvertido en filósofo. La resolución fue firmada entonces por Miguel Temboury en su condición de subsecretario de Economía y contó, sin duda, con el sustento jurídico de la ahora puesta en la picota, que debió jugar un papel protagonista en la denegación del 'indulto'.

Al calor de sus actuaciones es difícil concluir, pues, cualquier tipo de afinidad más allá de la profesional con sus nuevos empleadores.

Más bien lo contrario.

No como en otros casos.

De hecho, once meses después, la Audiencia Nacional anularía la sanción por haber caducado el procedimiento debido –según señaló el órgano judicial–a la negligencia dilatoria de una CNMV cuya abogada del Estado, por cierto, sí queterminó trabajando en el despacho de los defensores del banquero, Ramón y Cajal Abogados, para cabreo monumental de Elvira Rodríguez. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

¿Causalidad o casualidad?

Curiosamente, parece que el factótum del fichaje de Gloria Calvo por Bankinter es, precisamente, Rafael Mateu de Ros, uno de los socios fundadores del citado bufete y también abogado del Estado en excedencia. Consejero independiente del banco y presidente de su Comisión de Gobierno Corporativo, fue secretario del Consejo de Administración de la entidad financiera de 1986 a 2009, según figura en su currículum.

Él habría sido el hada madrina que habría convertido la calabaza y los ratones de la sede del Ministerio en la madrileña Plaza de Cuzcoen la carroza y los donceles del Palacio del Marqués de Riscal, donde desempeñará sus funciones Gloria Calvo a partir de ahora. Para ello habrá tenido que convencer a la madrastra Botín de que es la persona idónea para desempeñar las tareas que le han sido encomendadas, la novia perfecta para el príncipe legal.

“Jaime, el rencor es un veneno que se toma uno esperando a que se muera el otro. Y esta es buena. Mejor ser pragmáticos”.

Ya se sabe, si no puedes con tu enemigo… aprovéchate al menos de sus méritos profesionales.

Y eso, ni más ni menos, es lo que ha hecho Bankinter…