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¡Vente pa’ Luxemburgo, Pepe! Albert Rivera echa a las sicavs de España
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Alberto Artero

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¡Vente pa’ Luxemburgo, Pepe! Albert Rivera echa a las sicavs de España

El teóricamente moderado Ciudadanos advierte de un infierno tributario para sus propietarios en caso de terminar con mando en plaza

Foto: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (Reuters)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (Reuters)

Aún es un fenómeno marginal.

Pero amenaza con generalizarse en caso de que el cambio de signo político en España vaya ganando fuerza.

Buena parte del parque de sicavs español puede acabar en Luxemburgo, a fin de mantener el tratamiento fiscal del que hasta ahora disfrutan en España. Y, según comentan desde las bancas privadas patrias, el miedo no tanto se deriva de Podemos cuanto de las diatribas que contra el vehículo de inversión están lanzando los chicos de Albert Rivera. Si la extrema izquierda amenaza con su extinción, el teóricamente moderado Ciudadanos advierte de un infierno tributario para sus propietarios en caso de terminar con mando en plaza.

Pasar la supervisión de la CNMV a Hacienda, con todo lo que eso conllevaría, es su propuesta en esta cuestión.

De momento son pocos los que han decidido dar el paso. Pero el interés va aumentando en la medida en que se acercan los comicios del 20 de diciembre. Con una diferencia sustancial respecto a movimientos similares en el pasado. La iniciativa ya no parte solo de unos socios atribulados ante el potencial cambio de panorama sino que son las propias firmas de asesoramiento y gestión las que animan a su clientela al cambio territorial, por más que los costes asociados al establecimiento en el Gran Ducado sean superiores a los nacionales, aunque se hayan abaratado en los últimos años. La posibilidad real de un cambio en el tratamiento fiscal compensaría con creces tal perjuicio.

Un proceso que no haría sino dar la razón a la formación naranja. La huida sería, para ella, una clara manifestación de la existencia de un fraude masivo que solo beneficiaría a los ricos frente al resto de los ahorradores, por más que estos se puedan beneficiar de un régimen similar a través de la inversión en fondos de inversión que, además, cuentan con la ventaja del diferimiento de impuestos en caso de traspaso.

En cierto modo, no le falta razón. La laxitud del propio supervisor ha convertido unos instrumentos que debieran canalizar dinero, de manera indirecta, hacia la actividad productiva en juguetes en los que abundan los socios de paja y las decisiones personalistas del aportante principal.

Sin embargo, falta en su discurso una mirada más elevada.

La huida sería, para ellos, una manifestación de la existencia de un fraude masivo que solo beneficiaría a los ricos frente al resto de los ahorradores

¿Dónde queremos que esté ese ahorro, en España o fuera de ella? Entiendo que la respuesta es obvia.

Bien.

Ahora, ¿cómo podemos hacer que se quede? La solución ha de situarse en el punto medio entre la demonización y la exención, y probablemente pase por recuperar el espíritu inicial de las SIMs o Sociedades de Inversión Mobiliaria, en las que las sicavs encuentran su origen. No en vano, a mitad de año, casi el 60% del patrimonio de los 3.381 vehículos de este tipo que había en España estaba invertido en activos extranjeros, mientras que un 20% se repartía a partes iguales entre bolsa y renta fija española. Dar la vuelta a tales porcentajes podría ser una prioridad, como forma de justificar el trato diferencial de la Sociedad de Inversión en Capital Variable, que no de sus accionistas.

Otra opción pasaría por dotar de verdadera liquidez al instrumento para que se pueda beneficiar de él el publico en general, como de cualquier otro valor. A día de hoy, comprar un título de una sicav es un ejercicio, las más de las veces, desesperante. Suele pasar por una ampliación de capital, una apertura de cuenta en la comercializadora, si la hay, y un desembolso excesivamente oneroso de comisiones por poder participar. Un proceso y unos costes asociados al mismo absurdos, que se deberían resolver de una manera más ambiciosa que por la simple inclusión en el MAB, cuyos volúmenes de negociación son irrisorios. Cambiar el modelo de contratación no debería ser tan difícil.

A día de hoy, comprar un título de una SICAVs es un ejercicio, las más de las veces, desesperante

Es necesario usar un poquito la imaginación. Porque, de lo contrario, en un mundo tan globalizado como el actual, donde las decisiones de traspaso de capitales se toman a golpe de clic, nos podemos pegar un tiro en el pie. Al contrario de lo que sucedía en 'El Gatopardo' de Lampedusa, en este caso no cambia casi nada por el salto a Luxemburgo -ni titular, ni estructura, ni gestión, ni carga impositiva-, pero el panorama es completamente distinto, hasta el punto de poder ser, a medio plazo, la puntilla para una industria perseguida en regulación y márgenes. Y no estamos como para irnos cargando sectores así como así, ¿no crees Albert?

Seguro que no.

Buen fin de semana a todos.

Aún es un fenómeno marginal.

Luxemburgo CNMV Ciudadanos Sicav