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'Closet', un fraude masivo en los fondos de inversión sale a la luz
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Alberto Artero

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'Closet', un fraude masivo en los fondos de inversión sale a la luz

En España, el 42% de los fondos de inversión que se venden (y cobran) como gestionados activamente se limita a replicar índices. ¿A qué espera la CNMV para actuar?

Foto: Foto: Corbis Images.
Foto: Corbis Images.

No gana para disgustos la industria de los fondos de inversión.

Por deméritos propios, todo hay que decirlo.

Si la semana pasada la CNMV publicaba un demoledor documento de tres páginas sobre "contenido y formato de la información publicitaria en las páginas web de entidades gestoras y comercializadoras de fondos de inversión" en el que ponía al sector a caer de un burro y denunciaba prácticas engañosas, cuando no directamente fraudulentas, de sus actores, un nuevo informe que acaba de ver la luz, en este caso de alcance internacional, incide sobre la cuestión y advierte de cómo las gestoras se aprovechan del desconocimiento de los inversores para cobrarles como pata negra lo que no es sino desecho de tienta.

El estudio, ‘Indexing and Active Fund Management: International Evidence’, llega a esa conclusión de manera indirecta, toda vez que el objetivo principal del mismo es comprobar el impacto de los productos de gestión pasiva, esto es: que replican determinados índices de referencia, sobre el coste y la rentabilidad de los fondos activos, aquellos cuyas decisiones de inversión son tomadas discrecionalmente por sus gestores.

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Pues bien, es este análisis en el que definen ya desde su comienzo el concepto de ‘closet indexing’, es decir: productos que, vendidos al cliente institucional o al público en general como ‘activos’, son a la hora de la verdad gestionados de manera pasiva pese a ‘tener la publicidad y las comisiones asociadas a los primeros’, obviamente más atractivos y caros. El umbral para determinar si estamos ante un fondo susceptible de ser catalogado como ‘closet’ es que la parte activa del mismo, la que busca generar valor más allá del ‘benchmark’, sea inferior al 60%.

Hagamos un punto y seguido aquí. Antes de llegar a las conclusiones, me van a permitir que les ponga dos 'peros'.

Es verdad que, pese a los intentos de los autores del ‘research’, fijar un umbral de qué es o no ‘closet’ no es tan sencillo, toda vez que en momentos de elevada incertidumbre y correlación de activos, como los vividos en los últimos años, es normal que los administradores busquen proteger el dinero de sus clientes a través de instrumentos de cobertura vinculados a indicadores agregados. Habría que analizar caso por caso hasta qué punto eso es ‘comodidad’ con ánimo de engaño o, por el contrario, ‘necesidad’ que produce rendimiento adicional.

También es importante destacar que el espacio temporal que abarca el documento es de 2002 a 2010, y que desde entonces, motivado por la crisis financiera y la presión de los reguladores, los niveles de transparencia y control de la industria han mejorado, si no sustancialmente, sí de manera relevante, lo que, en teoría, debiera haber afectado a esa praxis. O no.

Dos precisiones importantes, en mi modesta opinión, que sin embargo no son recogidas por el artículo del suplemento de fondos semanal del ‘Financial Times’ donde descubro el informe. No en vano titula ‘Gigantic mis-selling phenomenon'; así, sin alarma casi. Luego los amarillos somos nosotros, los españolitos que ven la tele, les guarde Dios. Qué cosas.

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Sea como fuere, su diagnóstico final es el siguiente: al menos el 20% de los fondos autodenominados activos a nivel mundial entraría dentro de esa ‘nueva’ categoría. Una media ponderada sesgada a la baja por el peso de Estados Unidos en el conjunto del sector, donde la amenaza de ‘class actions’ reduce el porcentaje al 15% del total. Allí, ya saben, bromas las justas. Como pueden ver en el cuadro anterior, niveles entre el 35% y el 45% son los más comunes en Europa. Según las conclusiones del estudio, en España el 42% de los fondos vendidos como activos son ‘closet’.

Una denominación, y con esto concluimos por hoy, que no puede ser más acertada, por cierto. Supone una invitación, probablemente imposible de atender por los que incurren en este tipo de actuaciones, a ‘salir del armario’, a dejar de vender duros a cuatro pesetas y a cobrar por lo que no hacen. De ahí que resulte fundamental que sean los supervisores los que den el primer paso. No debiera ser muy difícil localizarlos aunque solo fuera atendiendo al comportamiento y a anomalías de ‘tracking error’.

La CNMV, como acabamos de ver, ha dado un primer paso. Esperemos que sea el inicio de un largo camino de protección a los ahorradores, que, entre otras cosas, para eso les pagan.

No gana para disgustos la industria de los fondos de inversión.

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