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¡Que vienen los drones! (Y que tiemble el empleo)
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Alberto Artero

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¡Que vienen los drones! (Y que tiemble el empleo)

Un negocio potencial de 127.000 millones de dólares que disparará la productividad de las industrias afectadas a costa de reducir la necesidad de personal

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Ha publicado PwC (que lo pronuncie Pablo Iglesias si vuelve a atreverse) un interesante estudio sobre el impacto de la irrupción de los drones en la economía y las empresas a nivel mundial, no solo de manera directa sino también a través de la captación de imágenes y datos susceptibles de ser analizados por toda suerte de gobiernos y negocios.

De ahí que hable, al más puro estilo anglosajón, de ‘drone powered solutions’. Olé.

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La primera parte del documento se centra en recoger, de manera somera, sus principales aplicaciones comerciales, que, como a nadie se le escapa, son tanto mayores cuanto más dispersa es la base de activos de la industria en cuestión (caso de las infraestructuras o la agricultura, por citar dos ejemplos), más importa la movilidad para su funcionamiento (como ocurre en el transporte y la logística), requiere para su desempeño acceso a lugares peligrosos o simplemente inhabilitados temporalmente (seguros o seguridad) o, por último, se puede beneficiar de los nuevos enfoques que el dron facilita (que sería el caso de la industria del cine, la publicidad o la comunicación en general).

Más allá del sector privado, que es en el que se centra el informe, las posibilidades que se abren de su uso en la Administración son también enormes, no solo a nivel prevención (incendios), regulación (tráfico) o solución (distribución de alimentos y medicinas en zonas aisladas) de coyunturas problemáticas, sino incluso como vía de incrementar la recaudación fiscal -tributos y tasas- a través de la identificación de bienes inmuebles en situación irregular o aprovechamientos ilegítimos, o de controlar mejor zonas críticas como colegios o barriadas marginales. Añadan a esto lo que se le pueda ocurrir a cada Montoro que en el mundo haya y la panoplia de opciones de disparará exponencialmente.

Un auténtico universo de oportunidades que los autores del análisis han cuantificado en 127.000 millones de dólares y que se encuentra para su desarrollo con un obstáculo principal: la lentitud en muchos estados, incluida España, a la hora de regular una materia en dos ámbitos: cómo y dónde se pueden usar, para conciliar rentabilidad con privacidad, y quién y qué estándares de seguridad deben cumplirse a la hora de operarlos, a fin de aunar difusión con protección y cobertura. La ley va por detrás de la sociedad, cierto. Pero tanto...

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La falta de una normativa clara está impidiendo el desarrollo rápido y generalizado de una alternativa a muchos de los modelos de distribución y control actuales que tiene una doble cara.

La positiva viene recogida a lo largo de los tres párrafos anteriores. Es evidente que la llegada de los drones a muchas industrias fomentará de manera espectacular su productividad, un tema acuciante en el mundo desarrollado, toda vez que su estancamiento comienza a convertirse en peligrosamente secular. La producción, ligada a población/empleo, ayuda a la mejora de la actividad -esto es, del PIB-, pero lo que asegura el éxito a largo plazo de las economías es su capacidad de generar más 'output' por factor empleado. Es así.

Es evidente, y entramos así en el lado oscuro de todo esto, que la mejora de la productividad derivada de la irrupción de los drones será tanto a costa de empleo asociado a modos de funcionar que devendrán obsoletos como del capital -menor inversión para el mismo resultado-, si bien la merma inicial de este último se podrá ver compensada por las necesidades asociadas a las nuevas realidades. Por tanto, éramos pocos en términos de desempleo, con el exceso de capacidad productiva, la digitalización de los servicios y la nueva oleada de robotización, y parió el espacio aéreo.

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Como siempre decimos en estos casos, lo importante es tener la foto de lo que está por llegar, identificar las oportunidades que de ello se pueden derivar y asignar recursos en consecuencia, midiendo bien el 'timing'. Lamentarse sirve de poco. Y cada vez que un fenómeno disruptivo cierra una puerta, abre simultáneamente múltiples ventanas para los que sepan, no saltar, sino entrar por ellas.

Así que, ya saben.

Ha publicado PwC (que lo pronuncie Pablo Iglesias si vuelve a atreverse) un interesante estudio sobre el impacto de la irrupción de los drones en la economía y las empresas a nivel mundial, no solo de manera directa sino también a través de la captación de imágenes y datos susceptibles de ser analizados por toda suerte de gobiernos y negocios.

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