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Y ahora… ¿dónde invierto mi dinero?
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Alberto Artero

Valor Añadido

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Y ahora… ¿dónde invierto mi dinero?

En este río revuelto hay oportunidad para los pescadores más avezados. Se trata de ser pacientes, aprovechar oportunidades históricas y buscar bienes generadores de rentas

Foto: Hay que saber aprovechar las oportunidades para lanzarse a la inversión. (EFE)
Hay que saber aprovechar las oportunidades para lanzarse a la inversión. (EFE)

Mucha gente se pregunta a día de hoy dónde puede invertir su dinero.

Esta pregunta es más difícil de responder que nunca, toda vez que se han roto algunas de las leyes fundamentales de las finanzas.

No en vano, como hemos escrito un par de veces en fechas recientes en Valor Añadido y se puede comprobar en el gráfico anterior, vivimos un entorno de más volatilidad y menor rendimiento que ha venido para quedarse (‘Ojito: menos rentabilidad y más riesgo, el nuevo mantra de los mercados’, 25-02-2016, y ‘Disminishing Returns, el preocupante informe bursátil de moda’, 17-05-2016). A las incertidumbres exógenas de carácter geopolítico se unen disparatadas valoraciones de algunos activos denominados seguros, que pueden dar sorpresas muy negativas a sus tenedores, así como un drenaje de liquidez a nivel global que está estrechando cada vez más las salidas de emergencia en caso de ‘incendio’.

Tomar las decisiones adecuadas en un entorno como el descrito no es ni mucho menos sencillo. Más aún si tenemos en cuenta cómo la acción estructural de los bancos centrales está distorsionando el justiprecio de categorías enteras de activos, siendo el ejemplo más palmario el de los bonos soberanos.

Sin embargo, en este río revuelto hay oportunidad para que ganen los pescadores más avezados. Se trata de ser pacientes, aprovechar oportunidades históricas y buscar bienes generadores de rentas recurrentes y más o menos estables.

Dicho así, parece imposible y, sin embargo, alternativas, como las meigas, haberlas haylas, especialmente para los ahorradores más cualificados.

Partamos de uno de los sectores actualmente más denostados, como es el bancario. Recientemente hemos tenido algunas emisiones en España por encima del 8% de deuda subordinada con categoría de inversión de entidades que han resuelto sus problemas de capital de una manera aparentemente definitiva. El miedo al sector a nivel europeo puede llevar sus precios -y el de las acciones cotizadas que los soportan- a niveles irrisorios para el comprador avezado. Es verdad que se trata de valores con poco volumen y alto ‘spread’ entre demanda y oferta, pero aun así. Recuerden que la primera condición era ser pacientes.

Se trata de un ejemplo, pero hay otros muchos.

Las recientes caídas bursátiles han situado a firmas generadoras de flujos constantes y con poco riesgo de ejecución a niveles ridículos, caso de alguna socimi patria de las más señeras. Son compañías cuyo modelo de negocio se aproxima más al de un ‘project finance’ y que, en ausencia de cambios legislativos de relevancia, no deberían dar grandes disgustos a sus accionistas si la recuperación de España se mantiene. Es cuestión de echar la caña y sentarse a esperar los réditos de la gestión operativa e, incluso, de las desinversiones.

Siguiendo con el inmobiliario, los chollos parecen haber desaparecido dentro del sector pero, en un entorno de rentabilidades tan bajas como el actual, aún sigue saliendo a cuenta adquirir casas pequeñas en buenos emplazamientos para alquiler. Se trata de un negocio más engorroso que la mera compra-venta de títulos pero, en ocasiones, mucho más ventajoso para el titular. Sondear el mercado de rentas antes de tomar la decisión es, en cualquier caso, un ‘must’ que ahora facilitan numerosas webs especializadas.

En estos tiempos de tempestad merece la pena hacer mudanza hacia gestores que cuentan con probada experiencia en navegar por las procelosas aguas del desconcierto y los cambios de viento constantes. Una buena selección es la que realiza Enrique Roca y que se puede seguir en el siguiente enlace. Los resultados de su cartera a junio han sido muy buenos. Y no hay por qué pensar que va a descarrilar de manera importante en el futuro inmediato.

Hay buenas opciones en el ámbito de los emergentes, especialmente en aquellas naciones donde el castigo ha sido más excesivo.

Es el caso de un Brasil que está viviendo un calvario similar a quienes fueron castigados en el pasado con su deseo de ser nación olímpica. Los cambios en ese país son imprescindibles si no quiere enfrentarse a la ruina de sus vecinos del norte como del sur, Venezuela y Argentina. Las reformas llegarán más por obligación que por la devoción de unos políticos endémicamente corruptos. Pero hay en casi todos sus activos un depósito innegable de valor siempre que no se produzca un ‘default’, algo posible pero altamente improbable. Aquí jugar vía ETF de deuda soberana es la solución más idónea. Y, si es posible en moneda local, mejor.

Por último, para el inversor más experto, la opción del capital riesgo sigue estando ahí. Los 'hedge funds' han muerto ('vid supra') y solo pueden ir a peor en la medida en que sus gestores quieran corregir errores pasados apostando por las colas de la distribución de probabilidad en busca de un cisne negro que les saque de la ruina. Sin embargo, en el ‘private equity’ la cosa está más viva que nunca y, de la mano del gestor adecuado, puede convertirse en una fuente segura de rendimiento que compense las miserias de la inversión tradicional.

Seguro que me dejo muchas cosas en el tintero pero, precisamente por eso, es ahora su turno.

Mucha gente se pregunta a día de hoy dónde puede invertir su dinero.

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