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El Corte Inglés sale de la UCI pero el enfermo permanece grave
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Alberto Artero

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El Corte Inglés sale de la UCI pero el enfermo permanece grave

Mantener a toda costa su capacidad instalada es suicida, y antes o después tendrá que actuar sobre la misma y sobre el amplio patrimonio inmobiliario

Foto: Dimas Gimeno, presidente de El Corte Inglés. (Reuters)
Dimas Gimeno, presidente de El Corte Inglés. (Reuters)

Depende de cómo se quiera ver el vaso, los resultados de ECI son buenos o malos. En este mundo traidor… ya se sabe.

Para la propia compañía, estamos ante unas cifras notables, que ponen de manifiesto la recuperación del pulso comercial de la firma, cuyos ingresos crecen por encima del consumo en España; su apuesta no solo por el volumen sino también sobre la rentabilidad, que repunta levísimamente a nivel ebitda -¿fin de la deflación de precios?-; el fruto de su reestructuración financiera con reflejo positivo tanto en beneficios como en la generación de caja; y la recuperación del poder de marca, especialmente a la hora de vender producto español fuera de nuestras fronteras y de atraer turismo foráneo a sus establecimientos.

Se puede decir que Dimas Gimeno ha conseguido sacar al ‘enfermo’ de la UCI pero, no nos engañemos, con base en todo lo anterior, está grave

Es indudable que entre tantas malas previsiones y certezas de la mayor parte de las enseñas generalistas a lo largo y ancho del planeta, estos números suponen un soplo de esperanza que cobra tanto más valor cuanto se trata de una empresa doméstica que opera en un formato en crisis a nivel internacional, como es el de gran almacén.

Hasta ahí lo positivo.

Que no es poco.

Había que actuar sobre lo más importante y se ha hecho.

Sin embargo, permanecen dudas de carácter sustantivo que afectan: a determinados formatos, como Hipercor que no acaba de encontrar su particular piedra filosofal y sigue en pérdidas; al modelo de negocio, toda vez que la segmentación y el concepto ‘village’ no son extrapolables de los grandes centros en destinos turísticos a otros de menor tamaño; al exceso de endeudamiento neto, cuya ratio en términos de ebitda sigue muy por encima de lo razonable, más cerca de las cinco que de las cuatro veces, por más que haya conseguido reducir en el último año en 20 puntos porcentuales su tasa de apalancamiento (hasta situarla poco por encima del 40%); a la dependencia en beneficios de los seguros y de la financiera, que suponen poco más del 1% de la facturación -la segunda es participada y no integra ventas-, pero cerca del 25% del neto consolidado; al 'maquillaje' -dentro por supuesto de la legalidad- contable y fiscal que año tras año permite a la sociedad dar unas cifras de beneficio superiores a las reales del negocio, vid supra, y así sucesivamente…

Es verdad que desde el aterrizaje de Dimas Gimeno, y pese a la controversia que algunas de sus propuestas han suscitado en el consejo, El Corte Inglés está tomando medidas en cada uno de esos frentes. Y no es fácil mover de su rumbo a un transatlántico como este, que llevaba tanto tiempo navegando en la misma dirección. Tiene, por tanto, su mérito lo realizado por el joven ejecutivo hasta ahora. Se puede decir que ha conseguido sacar al ‘enfermo’ de la UCI pero, no nos engañemos, con base en todo lo anterior, aún está grave. Y su recuperación ‘definitiva’, si llega a producirse, pasa por decisiones drásticas no exentas de riesgo, a la Macy's en Estados Unidos. Pero que se antojan inevitables y más que convenientes ahora que el entorno acompaña.

No se puede soplar y sorber. Como reconoce la propia compañía en su nota de prensa, lo digital ha venido para quedarse. Cada vez más es la única opción para segmentos importantes de la población, que han renunciado al llamado ‘brick & mortar’ y se mueven en entornos virtuales. La explosión definitiva del 'e-commerce' ha venido acompañada, además, de la irrupción de especialistas que han ido tomando el liderazgo en sus respectivos segmentos de mercado. No se pueden cerrar los ojos a la realidad. Mantener a toda costa su capacidad instalada es suicida, y antes o después El Corte Inglés tendrá que actuar sobre la misma y sobre el amplio patrimonio inmobiliario que sirve de garantía para sus créditos. Sólo así conseguirá aumentar de manera sostenible el rendimiento del negocio desde los magros porcentajes actuales.

La reciente crisis nos ha enseñado que la procrastinación es pan para hoy y hambre para generaciones. Esperemos que la enseña de referencia nacional no caiga en ese error.

Hora, pues, de actuar…

Depende de cómo se quiera ver el vaso, los resultados de ECI son buenos o malos. En este mundo traidor… ya se sabe.

Dimas Gimeno Resultados empresariales