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Un delicado equilibrio: prorrogar las ayudas y dejar que el mercado actúe
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Ángel Blanco

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Un delicado equilibrio: prorrogar las ayudas y dejar que el mercado actúe

Coordinación y transparencia a través de test masivos, políticas fiscales y soporte de políticas monetarias son necesarios para poder empezar a tener la opción de estabilizar

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Pese a que no se anunciaron nuevas medidas concretas, en la última reunión del BCE Lagarde supo ganar tiempo para seguir analizando qué políticas y objetivos van a presentar en diciembre. Estas dependerán de la evolución de la pandemia a lo largo del mes de noviembre y su efecto en la economía y los mercados, pero se sabe que se ampliará el programa de recompras, posiblemente hasta un total acumulado de 2 billones y se alargarán los plazos del mismo. La negativa evolución del covid tras el verano, especialmente durante estas últimas semanas, ha llevado a nuevas medidas de confinamiento y ha determinado un entorno de incertidumbre y falta de visibilidad que ha sido clave en los últimos descensos vistos en los mercados.

Por otro lado, Lagarde volvía a insistir, al igual que está haciendo la Fed, en la necesidad de nuevas y eficientes políticas fiscales. Las adoptadas eran válidas para un escenario de estabilización económica tras la primera ola, contando también con posibles rebrotes que, se preveía, fueran controlables, pero se necesita seguir avanzando y, sobre todo, se necesita acelerar procesos para que la entrada de liquidez sea efectiva. Los planes son amplios, pero hay que combinarlos con nuevas medidas que se adapten a la situación actual de retraso. Hay que favorecer los "puentes" ya tendidos, pero también hay que acelerar jurídicamente los procesos de reestructuración, incluyendo los procesos de suspensión de pagos, que permitan dar viabilidad a las empresas a medio y largo plazo.

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En muchas ocasiones hemos comentado que intervencionismo y liberalismo tienen que combinarse. Hay que crear puentes, sí, es un hecho, pero también hay que facilitar las salidas. Aumentar costes de manera desproporcionada no es útil. Inversión en activos productivos, nueva economía, facilitar reestructuraciones, dar dinamismo a los cambios es fundamental. La velocidad a la que se produzcan estos cambios será clave en el soporte estructural de la economía y una mala gestión de los activos conlleva un riesgo inasumible, más aún cuando la duración de la pandemia es desconocida. En países como España, dependiente en gran medida de pequeñas y medianas empresas ligadas a servicios, la situación es aún peor. Las necesidades son aún más acuciantes y el riesgo de desempleo y bajo consumo se incrementa exponencialmente.

La política monetaria, a la que hacía mención al principio, se sigue mostrando válida y, si no se rompe la confianza en los mercados de crédito, seguirá siéndolo. El mercado está convencido del apoyo incondicional de los bancos centrales. La política fiscal es compleja y la estructuración de la misma, uniendo medidas a corto y largo, sabiendo a su vez rectificar en aquellas que han quedado obsoletas por duración, es cada vez más importante. Intervención sí, sin duda, pero no hasta el punto de impedir procesos de reestructuración: hay que facilitarlos a medida que se invierte en crear estructuras para un crecimiento poscovid.

Deben ampliarse las ayudas a corto plazo, pero también hay que dejar al mercado actuar y ayudar a que lo pueda hacer de forma eficiente


Las primeras medidas como fueron los ERTE o las moratorias servían de puente, pero no estaban basadas en un escenario mayor a 8 meses. En estos momentos es evidente que este tipo de ayudas de corto plazo deben ampliarse, pero también hay que dejar al mercado actuar y ayudar a que lo pueda hacer de forma eficiente.

Respecto a los nuevos confinamientos, sorprende la falta de modelos generales de actuación y, sobre todo, el no actuar basándose en estrategias de relativo éxito, basadas en la masificación de las pruebas. No hay, ni puede haber, dicotomía entre salvar vidas y salvar la economía. Si se salvan vidas también se salva la economía.

Coordinación y transparencia a través de test masivos, políticas fiscales y soporte de políticas monetarias son necesarios para poder empezar a tener la opción de estabilizar. Mientras tanto, las estructuras seguirán dañándose.

Pese a que no se anunciaron nuevas medidas concretas, en la última reunión del BCE Lagarde supo ganar tiempo para seguir analizando qué políticas y objetivos van a presentar en diciembre. Estas dependerán de la evolución de la pandemia a lo largo del mes de noviembre y su efecto en la economía y los mercados, pero se sabe que se ampliará el programa de recompras, posiblemente hasta un total acumulado de 2 billones y se alargarán los plazos del mismo. La negativa evolución del covid tras el verano, especialmente durante estas últimas semanas, ha llevado a nuevas medidas de confinamiento y ha determinado un entorno de incertidumbre y falta de visibilidad que ha sido clave en los últimos descensos vistos en los mercados.

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