Visión Alternativa
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La Fed marca los pasos a seguir ante la recuperación económica
El objetivo de inflación del 2% a largo plazo con desviaciones temporales, anunciada por la Fed, se ha convertido en una base fundamental para el desarrollo económico
La reunión de la Fed del pasado miércoles era, sin duda, especialmente en un mercado tan estrecho en valoraciones, el gran evento del mes, al ser clave para leer las bases de actuación del banco central ante un entorno de inflación al alza como el actual. No es que se esperarán grandes cambios a muy corto plazo, pero, como de hecho ocurrió, sí se dio un paso adelante y creíble tanto para entender qué se puede esperar en este corto plazo, como para entender el cómo y el cuándo se empezará a retirar estímulos a la economía.
La Fed, con unos objetivos principales de empleo y estabilidad de precios, vuelve a mostrar su pleno compromiso a la hora de utilizar todas las herramientas que sean necesarias para respaldar la economía, diferenciando entre sus actuaciones a corto y largo plazo. Respecto al corto plazo, reitera su visión sobre la transitoriedad de la inflación, al considerarse que una parte importante de la misma viene ligada a un proceso de recuperación pospandemia y no a un sobre calentamiento de la actividad económica. Este mensaje es fundamental al explicar, en una parte significativa, porque el mercado no tensiona las curvas. El segundo mensaje, de previsión de dos subidas a finales de 2023, implica un cambio frente al escenario previo y, aunque ya esté descontado por el mercado, confirma la expectativa de una evolución positiva y el momento en el que prevé, se habrá salido realmente de esta crisis y el nuevo entorno económico se haya consolidado.
El objetivo de inflación del 2% a largo plazo con desviaciones temporales, que la Fed anunció el año pasado, se ha convertido en una base fundamental para el desarrollo económico, al dotar de una flexibilidad adicional a la Fed a la hora de tomar sus decisiones. Recordemos, como muestra de inflexibilidad y sus efectos en la economía, la última subida de tipos que adopto Trichet en el 2008 por cumplir con los objetivos de inflación marcados por el BCE, sin duda una de las peores decisiones, marcadas por mandato, que se podían adoptar en plena crisis. La flexibilidad, unida a la continuidad de la actuación favorece la estabilización y limita el riesgo de error que podrían suponer decisiones adoptadas solo por mandato. El mercado confía más en esta política y lo ha reflejado en sus cotizaciones, pero, no olvidemos también los riesgos que puede conllevar, especialmente por el efecto que tiene en la valoración de los activos, contar permanentemente con unos tipos intervenidos.
A lo largo de la semana hemos ido conociendo diferentes noticias respecto a la evolución de la inflación que debemos tener en cuenta porque, aunque los bancos centrales sigan manteniendo las expectativas de tipos de bajos y el mercado los compre, en algún momento se puede producir un tensionamiento en la propia economía real, al exigirse mayores tasas u otras fórmulas que les cubran del riesgo de subidas de precios.
En primer lugar, conocimos los resultados de la encuesta de la Reserva Federal de NY respecto a las expectativas de inflación de los consumidores americanos, aumentando hasta máximos de hace 8 años. La encuesta sitúa la tasa de inflación en un 3,6% en tres años vs 3,1% a tres años, descontado en abril. Por otro lado, el jueves conocíamos la lectura definitiva de Eurostat, situando la inflación a mayo en un 2% vs 1,6% interanual en abril. El incremento viene ligado fundamentalmente a energía y costes de servicios, quedando la subyacente en un 0.9%. Finalmente, destacar la supervisión que el Gobierno chino está implementando para controlar la subida de precios en las materias primas ordenando a las empresas estatales controlar riegos y limitar exposición a las extranjeras. Sin duda un manifiesto de intenciones a seguir, teniendo en cuenta la necesidad de las mismas para su crecimiento futuro.
Si realmente la inflación está controlada o no, lo veremos en los próximos meses, aunque fundamentalmente a partir del año 2022. El riesgo no está tanto en los repuntes de corto plazo, si no en sí es viable mantener tasas de interés a medio plazo y en sí el mercado sigue confiando en las mismas. Por ahora, no parece que el tensionamiento vaya a ser descontrolado a corto, entre otras razones por las propias compras de los bancos centrales, que lo hacen poco factible, pero eso no quiere decir que nuevos repuntes no vayan a determinar un cambio de posición. Los niveles de precios de los activos están muy correlacionados con los tipos, especialmente por las políticas monetarias que se han necesitado llevar a cabo. Un cambio en la percepción puede llevar a un rebalanceo con significativos efectos en la estabilidad y el crecimiento. Por cierto, la mejor cobertura sigue estando en los denominados "Hard- Assets".
La reunión de la Fed del pasado miércoles era, sin duda, especialmente en un mercado tan estrecho en valoraciones, el gran evento del mes, al ser clave para leer las bases de actuación del banco central ante un entorno de inflación al alza como el actual. No es que se esperarán grandes cambios a muy corto plazo, pero, como de hecho ocurrió, sí se dio un paso adelante y creíble tanto para entender qué se puede esperar en este corto plazo, como para entender el cómo y el cuándo se empezará a retirar estímulos a la economía.