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Mercado estable pese a dudas crecientes
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Ángel Blanco

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Mercado estable pese a dudas crecientes

El conjunto de la economía sigue soportando por un acceso a financiación continua y barata, que sigue sin reflejar los riesgos de cada área económica

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A pesar de que el comportamiento del mercado sigue siendo estable y no estamos viendo momentos de volatilidad significativos, los datos macroeconómicos muestran debilidad, lo que hace que la desaceleración del crecimiento mundial se sitúe como la mayor preocupación de los inversores. Durante esta última semana hemos conocido datos globales de PMI preliminares, y si bien el dato absoluto sigue siendo alto, la realidad es que fueron significativamente más suaves en todos los ámbitos, reflejando que el crecimiento general de la actividad empresarial se sitúe en el nivel más lento de los últimos seis meses. La desaceleración más significativa se ha producido a lo largo del mes de octubre, lo que implica empezar el último trimestre del año en los niveles más bajos, pudiendo tener un significativo efecto en expectativas tanto para este 2021 como, especialmente, para el 2022. Los retrasos en las cadenas de suministro así como el encarecimiento de las materias primas, que a su vez condicionan el transporte, se sitúa como clave principal en este proceso de desaceleración.

La percepción de temporalidad en estas variables (cadena de suministro e inflación), sigue favoreciendo la estabilidad de los mercados, apoyándose a su vez en el continuo soporte de los bancos centrales a la financiación y la, hasta ahora, correlación del mercado privado con el público, manteniendo diferenciales de tipos excepcionalmente bajos, no habiendo mostrado aún una ruptura evidente ni por riesgo, ni por duración. Personalmente creo que este es el principal riesgo, sinceramente creo que las tensiones llegarán, como de hecho siempre han llegado, pero hoy en día, reitero que por la sensación de apoyo continuo y la expectativa de que tanto la inflación como la falta de suministro, es temporal, hace que este mercado de elevada liquidez existente, no lo descuenta pese a entenderlo como riesgo.

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En este sentido, vale la pena analizar la evolución de las expectativas de los consumidores así como el clima empresarial. Respecto al consumo, la realidad es que, por ejemplo en Alemania, ha vuelto a mejorar por segundo mes consecutivo, si bien, también esperan incrementos de precios que les llevan a adelantar sus decisiones de compra. Si las subidas se mantienen, lógicamente terminarían teniendo un efecto negativo en la confianza. En EEUU la confianza del consumidor también mejoro en octubre (113.8 vs. 108.3), tras meses de descensos.

En el caso de US, la mejora viene ligada a la reducción de casos de la variante delta, cuya negativa evolución había perjudicado los datos previos, sin embargo, es importante destacar que la preocupación por la inflación aumente a niveles no vistos desde hace 13 años, poniendo en duda las expectativas por la temporalidad de las mismas. Un dato importante para el crecimiento y su estabilización está en el deseo de gasto en viajes y ocio por parte de la población. Una vez reducida la variante delta, las encuestas muestran como un alto porcentaje (47%), tiene previsto coger vacaciones en los próximos seis meses… Está claro que seguimos en proceso de “resaca” pospandemia, El problema es que el sistema aún debe estabilizarse y tanto el exceso de optimismo como de pesimismo a de matizarse.

Respecto a la evolución de Asia-Pacífico, las noticias han sido positivas si bien, hay que tener en cuenta que la mejora viene ligada a las empresas que extraen y fabrican materias primas, y por lo tanto se han visto favorecidas por el incremento de los precios. Si elimináramos el efecto de los precios comprobaríamos que la evolución no es ni mucho menos optimista, pudiendo hablar de evidentes síntomas de desaceleración.

Si elimináramos el efecto de los precios comprobaríamos que la evolución no es ni mucho menos optimista

En general, como mencionaba anteriormente, el conjunto de la economía sigue soportando por un acceso a financiación continua y barata, que sigue sin reflejar los riesgos de cada área económica ni de las empresas dentro de esa área. Se sigue homogeneizando por exceso de liquidez y, aunque es cierto que los mercados empiezan a favorecer con mayor claridad el menor riesgo y duración, aún no podemos hablar de tendencia y mucho menos de evidentes signos de ruptura en el entorno de contención generado desde el inicio de la pandemia. La confianza se mantiene, al menos por ahora.

Finalmente si quiero destacar, como en otras ocasiones, mi preocupación respecto a la velocidad de implementación de nuevas medidas. Me preocupa especialmente que lleguemos tarde por la supuesta falta de necesidad a la hora de implementar las políticas fiscales y como hacerlo. Los fondos están, pero aún no llegan. Es necesario acelerar los planes y la regulación de los mismos, es fundamental favorecer los medios a través de los cuales se puede optimizar los efectos. Es ilógico que los nuevos marcos ligados a la canalización a través de la inversión privada (tanto deuda como 'equity'), no se hayan acelerado. Seguimos excesivamente ligados a la supuesta estabilidad del corto plazo sin tener en cuenta que la base fundamental de la misma, debe estar en el adecuado proceso de transición que se genere. En caso de no hacerlo la ruptura de confianza se va a producir. Tardará más o menos, pero terminará produciéndose, exigiendo no solo la implementación de lo acordado sino nuevas intervenciones que limiten los riesgos del corto plazo. Cada día hay más dudas, la desaceleración puede, tristemente, aclarar muchas de ellas.

A pesar de que el comportamiento del mercado sigue siendo estable y no estamos viendo momentos de volatilidad significativos, los datos macroeconómicos muestran debilidad, lo que hace que la desaceleración del crecimiento mundial se sitúe como la mayor preocupación de los inversores. Durante esta última semana hemos conocido datos globales de PMI preliminares, y si bien el dato absoluto sigue siendo alto, la realidad es que fueron significativamente más suaves en todos los ámbitos, reflejando que el crecimiento general de la actividad empresarial se sitúe en el nivel más lento de los últimos seis meses. La desaceleración más significativa se ha producido a lo largo del mes de octubre, lo que implica empezar el último trimestre del año en los niveles más bajos, pudiendo tener un significativo efecto en expectativas tanto para este 2021 como, especialmente, para el 2022. Los retrasos en las cadenas de suministro así como el encarecimiento de las materias primas, que a su vez condicionan el transporte, se sitúa como clave principal en este proceso de desaceleración.

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