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Volatilidad: la estabilización del comercio global es la clave
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Ángel Blanco

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Volatilidad: la estabilización del comercio global es la clave

Es necesaria para que el aterrizaje sea suave, estando condicionado por las restricciones actuales, si bien la propia desaceleración debe favorecer la normalización de los precios

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La definición de volatilidad según la RAE es: “la Inestabilidad de los precios en los mercados financieros”. Técnicamente, la volatilidad es un término que hace referencia a la variación de las trayectorias o fluctuaciones de los precios. En un entorno como el actual, en el que la incertidumbre es muy elevada y las estimaciones dependen en exceso de variables no conocidas, es lógico que nos encontremos con altos niveles de volatilidad. La situación actual es compleja, ya que estamos ante un cambio de ciclo e incluso de modelo económico y, hasta que realmente la situación económica se estabilice, lo que no parece que pueda ocurrir en el corto plazo ante la falta de visibilidad existente, va a determinar la toma de medidas de urgencia, sin saber realmente cuáles serán sus efectos por las complejas correlaciones existentes, debiendo actuar en muchas ocasiones bajo una elevada posibilidad de error.

La crisis actual viene determinada fundamentalmente por cuatro factores.

  1. Guerra en Ucrania y cambios en el orden geopolítico global: lo que implica la división en dos grupos de interés económico y, por lo tanto, significativos cambios en el comercio internacional y la economía global.
  2. Inflación: en gran medida determinada por los cambios geopolíticos y su influencia en el comercio (que ya se estaban produciendo antes de la guerra de Ucrania), pero también por el exceso de deuda con la que los países tuvieron que hacer frente a la crisis financiera del 2008 y construir durante años un puente hasta llegar a la recuperación. Esta situación se agravó aún más con la pandemia y las restricciones comerciales, influyendo tanto en el precio de venta como en el de producción, ante la escasez tanto en bienes como de materiales.
  3. La devaluación implícita de las divisas: muy ligadas al proceso de endeudamiento explicado anteriormente.
  4. Riesgo de desaceleración: sin planes fuera de las políticas fiscales ya anunciadas, para hacer frente al mismo. Además, este proceso de desaceleración se ve potenciado por la falta de visibilidad, los riesgos de producción existentes y la escalada de precios.
Foto: Sede de Cerealto Siro en Palencia. (EFE/Álvarez)

Actualmente inflación y producción son las dos variables clave para entender qué puede pasar. La estabilización de la inflación, sumamente ligada a la capacidad productiva, determinará el verdadero riesgo de recesión y a su vez las políticas monetarias y fiscales que se puedan adoptar. Por el momento, se está haciendo frente a través de subidas de tipos de interés que realmente no deberían ser muy significativas, al suponer un cambio radical frente a las políticas monetarias seguidas durante años y que podrían suponer un problema de desconfianza aun mayor. Tipos significativamente más elevados supondrían romper el modelo económico actual.

La estabilización del comercio global es la clave para que el aterrizaje sea suave, estando condicionado por las restricciones actuales, si bien es la propia desaceleración la que debe favorecer, a través de la demanda, la normalización de los precios. La inversión por parte de los gobiernos en potenciar sectores de crecimiento ligados a nueva economía es la vía para poder hacer que el proceso se acelere, siempre bajo las condiciones de acceso a financiación a revés del mercado que se han tenido en los últimos años.

Foto: Imagen de una fábrica de casas prefabricadas en Toledo. (EFE/Ismael Herrero)

Las consecuencias de la falta de visibilidad y la consecuente volatilidad se están viendo en el 'sell off' tanto en renta variable como en renta fija. La incertidumbre sobre tipos de interés y liquidez ha determinado la salida de los mercados de renta fija, esa duda sobre la liquidez y los tipos de financiación explican las caídas en renta variable, estando aún condicionados por la falta de claridad respecto a los niveles en los que se espera estabilizar. Personalmente soy de la opinión de que los tipos realmente no van a poder subir mucho más en absoluto pese a que las subidas si vayan a ser más rápidas en el tiempo. El riesgo de corto plazo está en que la propia desconfianza ante datos de mayor inflación pueda determinar un nuevo 'sell off'. La volatilidad va a continuar y, lo más normal, es que entremos en una fase de ciclos cortos mientras se consigue normalizar el modelo a seguir.

Esta situación supone inicialmente un cambio de paradigma ya que, las medidas adoptadas en los últimos años no son validas, al menos en la medida que anteriormente lo eran. Esperemos que el equilibrio entre oferta y demanda se produzca rápidamente, mientras tanto deberíamos ser cautos.

La definición de volatilidad según la RAE es: “la Inestabilidad de los precios en los mercados financieros”. Técnicamente, la volatilidad es un término que hace referencia a la variación de las trayectorias o fluctuaciones de los precios. En un entorno como el actual, en el que la incertidumbre es muy elevada y las estimaciones dependen en exceso de variables no conocidas, es lógico que nos encontremos con altos niveles de volatilidad. La situación actual es compleja, ya que estamos ante un cambio de ciclo e incluso de modelo económico y, hasta que realmente la situación económica se estabilice, lo que no parece que pueda ocurrir en el corto plazo ante la falta de visibilidad existente, va a determinar la toma de medidas de urgencia, sin saber realmente cuáles serán sus efectos por las complejas correlaciones existentes, debiendo actuar en muchas ocasiones bajo una elevada posibilidad de error.

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