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Los límites no se tocan
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Los límites no se tocan

La posibilidad de que los límites de velocidad en España se revisaran ha quedado en el sueño de una noche de verano. Un sueño, por cierto,

La posibilidad de que los límites de velocidad en España se revisaran ha quedado en el sueño de una noche de verano. Un sueño, por cierto, efímero. La DGT ha sido muy clara al decir que los límites no se tocan.

Lo que no entiendo muy bien es para que sirve tanto político en el Congreso y en el Senado dispuestos a perder su tiempo en asistir a las comisiones, en hacer proposiciones, en votarlas si al final todo queda limitado a lo que un político decide. Y por supuesto me refiero a Pere Navarro, que debe ser un político puesto que no es un experto de tráfico.

Hace unas semanas les contaba que se había aprobado una propuesta del PP para que el  Gobierno estudiara los límites de velocidad y la posibilidad de modificarlos. Solo han hecho falta dos semanas para tener ya una respuesta, los límites no se tocan. Pero lo mejor es la razón por la que no se pueden tocar.

Según un informe que ha encargado la DGT, aumentar en un 10% los límites de velocidad aumentaría en un 30% el número de muertes consecuencia del tráfico. La verdad es que no he tenido acceso a ese informe, pero sea como sea me parece una tomadura de pelo.

Lo mejor de los informes, al menos de este tipo de informes, es que se encargan a empresas privadas y se le dice a la empresa lo que uno quiere conseguir en el informe. La empresa de turno hace unos cuantos estudios, rellena unos cuantos folios y, por supuesto, obtiene como resultado lo que quiere el que paga el informe. Y en el caso de que sea un organismo público el que hace ese informe, es todavía más fácil amañarlo.   

Imagínense que el señor Navarro quiere reducir el límite en autopista a 90 km/h porque así los radares funcionarían bastante mejor. Por supuesto, a 90 km/h, y si además está la carretera plagada de radares, hay menos posibilidades de morir en un accidente de tráfico. Y si hablamos de 60 km/h las cifras serán mejores.

Pero sin duda la solución a la siniestralidad del tráfico sería prohibir el tráfico de coches. Bueno, solo de los coches de los currantes, de la gente normal, porque los políticos y los amiguetes de los políticos, los policías, los escoltas y los grandes empresarios seguirían teniendo su coche. Y mejor aún, el de  los políticos encima se los pagamos nosotros.

Se imaginan que el Metro funcionara a la misma velocidad que en 1981, cuando se fijaron los límites de velocidad que hoy mantenemos en las carreteras españolas. O mejor aún, que los trenes actuales tardaran lo mismo que aquellos expresos que tardaban 12 horas en hacer 300 kilómetros.

Con el paso de los años las cosas evolucionan, los aviones son más rápidos, los trenes más rápidos y, gracias al señor Navarro y a la DGT, la gestión de las multas del tráfico también es mucho más rápida, segura y efectiva. Vamos que no se les escapa ni una sola multa sin cobrar.

Un ejemplo en Europa

En cualquier caso es una suerte que nuestros responsables del tráfico estén más “enterados” que los de nuestros países vecinos. Quizá algún responsable de la DGT debería contar a sus homólogos de Francia, Italia o Alemania los resultados de este estudio.

Yo supongo que si subir de 120 km/h a 132 km/h la velocidad máxima en autopista supone aumentar en un 30% el número de muertes del tráfico, si la operación se hace al contrario, es decir, se reduce de 130 a 120 km/h la reducción del número de víctimas mortales también será en torno al 30%. Y curiosamente Francia e Italia tienen un límite de 130 km/h, y en Alemania, aunque hay zonas de velocidad libre, la velocidad recomendada en estos trazados es de 130 km/h. O sea que ni Angela Merkel, ni Nicolas Sarkozy, ni Silvio Berlusconi han tenido acceso a este informe de la DGT.

Desde luego, nuestros políticos están en otro nivel. Pere Navarro podría ser Responsable de Tráfico en la Unión Europea, solucionaría el tráfico rodado y la gente viajaría … en tren. Y qué me dicen de nuestros expertos en economía, con temas como el paro, o el deficit público, o esa crisis que tenía toda Europa encima y que en España ni sabíamos lo que era, o el ministerio de Igualdad, o el de Vivienda…

La posibilidad de que los límites de velocidad en España se revisaran ha quedado en el sueño de una noche de verano. Un sueño, por cierto, efímero. La DGT ha sido muy clara al decir que los límites no se tocan.

Pere Navarro