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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Enseñar o reprimir

Las cifras de víctimas como consecuencia del tráfico han seguido su tendencia a la baja en verano, como en los últimos meses, y la DGT ha

Las cifras de víctimas como consecuencia del tráfico han seguido su tendencia a la baja en verano, como en los últimos meses, y la DGT ha aprovechado la circunstancia para vender el éxito de su política de los últimos años.

Yo, por supuesto, estoy encantado con esta reducción de víctimas que permite evitar muchos dramas familiares y situaciones realmente dantescas. Y quiero que esas cifras sigan bajando y bajando. Hace unos meses el responsable de la Dirección General de Tráfico, Pere Navarro, hablaba sobre que su objetivo era conseguir cero accidentes en las carreteras españolas.

Pero creo, sinceramente, que la política actual de la DGT y la del Gobierno que la defiende, es la de poner más y más radares por todas las carreteras. En los últimos años varios países europeos han optado por esa política represiva, pero ya comienzan a volverse las cifras en su contra.

En la actualidad, todos los conductores van  muertos de miedo por las carreteras, y eso no es bueno. Pero no van así porque de verdad estén concienciados de que la conducción de un vehículo de motor es peligrosa y porque se ponen en peligro vidas humanas, sino simplemente porque si les pillan con un radar en una zona de 120 km/h a 140, supone 200 euros.

Yo creo que lo que hay que hacer es enseñar a los niños, desde pequeños, el peligro que supone conducir un coche y la responsabilidad que adquieren al hacerlo. Está bien que exista la figura de la sanción y por supuesto en ocasiones hay que imponer sanciones, pero no que todo se base en las multas.

Manejar el navegador en marcha es algo absurdo, se mire por donde se mire. Pero hay que enseñar a la gente a saber que eso es así y no advertir a los conductores que si les pillan son 600 euros y 4 puntos el hacerlo. A la mayor parte de los conductores ya se les ha pasado el miedo de perder puntos del carné.

No llevar el cinturón de seguridad es arriesgarse tontamente, pero lo que hay que hacer saber a los ciudadanos es que lo que se arriesga es la vida, y no unos puntos y unos euros. Pero creo que este tema no les interesa lo más mínimo a los responsables del tráfico.

A los niños, con cuatro, cinco o seis años se les enseña a hablar un idioma en muy poco tiempo, y lo aprenden para toda la vida. Si con esos años se les enseña a viajar con cinturón de seguridad, a hacerlo con una sillita apropiada, a cumplir con las normas, a ser educados y a ceder el paso a los demás, lo hacen de buena gana. Y lo harán siempre.

Pero hay que esforzarse, y los primeros que deberían hacerlo son los responsables de la DGT, pero también los del ministerio de Educación, las Comunidades Autónomas y todos lor organismos que tengan como responsabilidad final la de educar a  los niños. Se ha impuesto, con la ayuda de la Justicia, la Educación para la Ciudadanía, pero por qué no se hace con la Seguridad Vial, que sería mucho más interesante para el futuro de nuestros niños.

Antes de escribir este artículo he estado leyendo el informe sobre la siniestralidad en los meses de julio y agosto en los que se ha producido una reducción en la cifra total de muertos. Si en 2009 fueron 380 las personas fallecidas, en este año han sido 364. Es la mejor cifra desde 1962, según la DGT. Y repito una vez más que me alegro mucho, pero lo que no entiendo tanto son las estadísticas que hace este organismo.

En un país con una crisis galopante, donde las ventas de coches nuevos se situan como en los años ochenta, con 4,5 millones de parados, la DGT calcula que sólo han bajado los desplazamientos largos por carretera un 3,3%.

Y lo mismo ocurre con las causas de los accidentes, o con los tipos de accidente, o con la edad de los conductores. Esas cifras siempre coinciden con las que necesita el Gobierno en cada momento. Yo no las puedo negar, porque no tengo las cifras reales del tráfico, pero me parece muy curioso. Durante los meses anteriores la mayoría de accidentes se producía en carreteras de segundo orden, pero ahora, en la nueva remesa de cifras, los que han aumentado según la DGT son los de autovías y autopistas.

Y por supuesto, la culpa según la DGT es la velocidad, por lo que van a poner más radares. Ni se plantea que la causa sea el mal estado de las carreteras, con un mantenimiento casi nulo, o la señalización precaria o la cantidad de coches viejos que están volviendo a salir a la carretera por la imposibilidad de comprar uno nuevo.    

Las cifras de víctimas como consecuencia del tráfico han seguido su tendencia a la baja en verano, como en los últimos meses, y la DGT ha aprovechado la circunstancia para vender el éxito de su política de los últimos años.