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¿Llegaremos a los 140 km/h?
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

¿Llegaremos a los 140 km/h?

La velocidad en las carreteras españolas es un tema recurrente del que se lleva hablando desde hace años, pero parece que, a la hora de la

La velocidad en las carreteras españolas es un tema recurrente del que se lleva hablando desde hace años, pero parece que, a la hora de la verdad, los límites nunca llegan a cambiarse. Salvo pequeñas excepciones, como los 110 km/h que decretó el Gobierno de Zapatero para ahorrar durante unos meses en la factura de petróleo, seguimos con el mismo límite desde los años ochenta.

Pese a este inmovilismo con los límites, es un tema que da mucho juego y, cada vez que el Gobierno de España, primero el de Zapatero y ahora el de Rajoy, tiene que anunciar algo malo sobre economía, unos días antes hablan y hablan de los límites de velocidad. Pero luego las aguas vuelven a su cauce o, en este caso, los coches a sus 120 km/h. Y, sin embargo, consigue que se olviden temas como el aumento de impuestos, del déficit o, en estas fechas, la no revalorización de las pensiones.

La propuesta ahora es subir el límite de velocidad hasta los 140 km/h, pero solo en autopistas de peaje. Con ello se pretende conseguir que haya algo más de tráfico en dichas carreteras de pago y quizá también evitar que todos los españoles tengamos que pagar vía impuestos las inversiones que, en su momento, hicieron las empresas que construyeron dichas autopistas.

En los últimos días, distintas entidades relacionadas con el tráfico y la circulación han hecho consultas acerca de la conformidad o disconformidad de los usuarios con esta medida. La respuesta mayoritaria, de hasta el 95% a favor en uno de los estudios, ha sido favorable a esta propuesta del PP.

Por otra parte, las asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico se han mostrado contrarias a la medida argumentando que el aumento de los límites traerá aparejado un incremento en la siniestralidad en nuestras carreteras.

En principio, creo que esta propuesta sería positiva. Por un lado, por cuestiones de seguridad, creo que unas carreteras como las de peaje, con muy poco tráfico la mayor parte del día, permiten rodar a 140 km/h sin el menor problema. Además, hago uso prácticamente a diario de una de las radiales de Madrid y, en general, los coches circulan normalmente a una velocidad de entre 130 y 140 km/h, aunque por supuesto siempre hay algunos que van mucho más deprisa.

Por ello, este incremento en el límite puede servir para que los conductores viajen legalmente a la velocidad a la que van ahora. Y creo que es una velocidad muy razonable, a la que el consumo no se dispara en exceso. Tampoco se toman unos riesgos excesivos si no se hacen locuras como pegarse al coche de delante o cambiarse bruscamente de carril o ir mandando mensajes o algo similar.

No sólo eso, sino que además tendría el valor añadido de que habría más usuarios que, con tal de poder rodar un poco más deprisa, tan solo a 20 km/h más que por el trazado normal, usarían estas carreteras y habría más posibilidades de que estas carreteras de peaje no las tengamos que pagar todos los españoles a escote con nuestros impuestos.

Pero más allá de la seguridad o del aspecto económico de la medida, que creo que son positivos, hay un concepto de fondo que me parece muy negativo. Todos los españoles pagamos las infraestructuras, el mantenimiento de las carreteras, los radares, los coches de la Guardia Civil, el centro de gestión de multas, etc… y no me parece justo que el que pague un poco más tenga más derechos que aquél que no quiere o no puede pagar ese peaje. Eso de “todos los españoles son iguales ante la ley” que recoge el artículo 14 de la Constitución Española no se cumpliría y eso me parece una aberración.

Por supuesto que, si se paga por circular por una carretera de peaje, el trazado será mejor, el asfalto estará más cuidado o, si hay nieve, habrá unos quitanieves específicos para dejarla perfecta, pero otra cosa distinta es que la ley distinga entre los que pagan el plus de ir deprisa y los que no lo pagan.

La sanidad o la enseñanza públicas son, en general, buenas, pero hay una de pago que se supone que es mejor, más exclusiva, con mejor material o con más médicos o profesores. Pero si la baja laboral por una operación concreta en la sanidad pública fuera de 20 días, por ejemplo, no sería de recibo que los de la sanidad privada tuvieran 40 días por la misma operación sólo por ser de pago. O que un licenciado en una universidad pública no pudiera optar a una plaza de la administración porque solo tuvieran derecho los que han pagado el plus de la enseñanza privada.

Por eso, yo que estoy a favor de subir la velocidad a 140 km/h, creo que debería subirse en los tramos en los que se pueda pero, en cualquier caso, en todas las carreteras de España y no solo en las de peaje. En este caso, se trataría de una medida sin duda discriminatoria por la que aquellos que se lo puedan permitir pagarán menos multas que los que no puedan hacerlo. El objetivo siempre será el mismo: hacernos pasar por caja. 

La velocidad en las carreteras españolas es un tema recurrente del que se lleva hablando desde hace años, pero parece que, a la hora de la verdad, los límites nunca llegan a cambiarse. Salvo pequeñas excepciones, como los 110 km/h que decretó el Gobierno de Zapatero para ahorrar durante unos meses en la factura de petróleo, seguimos con el mismo límite desde los años ochenta.