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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

¿Para quién son las ayudas?

Desde hace ya muchos años se habla en España, pero también en otros países de la Unión Europea, de planes de ayuda a la compra de

Desde hace ya muchos años se habla en España, pero también en otros países de la Unión Europea, de planes de ayuda a la compra de coches nuevos. Hasta Alemania aplicó un plan de este tipo, como también lo hicieron Francia, Italia, Holanda y otros. Pero hay una duda entre la mayor parte de los ciudadanos de a quién van a parar realmente esas ayudas económicas. Muchas personas ajenas al mundo del motor llegan a pensar que de alguna forma el Plan PIVE es un dinero a los fabricantes de automóviles, pero nada más lejos de la realidad.

Cuando una persona decide apuntarse a un plan de este tipo, llámese Renove, o Prever, o Plan 2.000E o el actual PIVE, debe dar de baja un coche de más de unos ciertos años y a cambio recibe del Estado una ayuda económica para que le sea menos costoso el adquirir un coche nuevo.

Para el Estado, esa ayuda es muy beneficiosa por muchas razones. Retira de la circulación un coche con más de diez años, más contaminante y muchos menos seguro que el nuevo, con los beneficios que supone para la sociedad, en ahorros de gastos por emisiones de CO2 y en reducción de jornadas laborales perdidas por accidentes de tráfico. Y sobre todo en pérdidas de vidas humanas, algo impagable.

Pero sobre todo, al hacer cada nueva operación de compra de un coche nuevo cobra el IVA, y en algunos casos también un Impuesto de Matriculación de un 4,5%. A cambio, solo se compromete a pagar 1.000 euros al propietario a la hora de adquirir el coche nuevo.

El concesionario en el que se realiza la operación lo único que hace es poner de su dinero 1.000 euros, la mitad de la oferta del Plan PIVE que debe pagar el concesionario, más los otros mil que adelanta en el momento de la compra, que corresponden a la ayuda oficial del Estado y que cobrará unas semanas después. En este sentido hay que destacar que ahora, con el Plan PIVE, estas ayudas oficiales están gestionadas por el IDAE que hace un trabajo perfecto, sin fallos, y que permite cobrar ese adelanto en un tiempo mínimo.

Pero estas ayudas integradas en el Plan PIVE, o en el PIMA Aire en el caso de los vehículos industriales, en ningún caso van a parar a las cuentas del concesionario o a las del fabricante o importador del automóvil.

Estas ayudas, que por cierto con el Plan PIVE actual se acabarán a finales de este mes de octubre o como mucho a mediados de noviembre al ritmo que se están haciendo las reservas, están permitiendo mantener, al menos en 700.000 unidades, las ventas de turismos en un año. Y ese es un punto clave para que la producción de coches en España, una de las pocas noticias positivas de la economía española actualmente, siga en su senda alcista.

Pero hay otro ahorro mucho más importante aún, el de la pérdida de puestos de trabajo. Desde que se asentó la crisis en el sector del automóvil, en el año 2008, se han perdido solo en la distribución de coches más de 50.000 puestos de trabajo y 3.000 empresas han echado el cierre. Y mantener esas 700.000 unidades es imprescindible para mantener los puestos actuales de trabajo en el sector de la distribución y también para mantener el nivel de producción de las factorías españolas del automóvil.

Bien es verdad que España es un país de subvenciones, que hasta hace solo unos años todo estaba subvencionado, aunque estas han caído con la grave crisis que atraviesa la economía española. Y por eso puede sonar extraño que se pida ampliar las subvenciones al sector del automóvil. Pero en general, las subvenciones siguen estando a la orden del día. Por ejemplo las del carbón. España subvenciona la extracción de carbón para la producción de electricidad, algo que va en contra de la normativa europea que busca eliminar su uso por su alto nivel de contaminación y de emisiones de CO2.

En los últimos doce meses, y según los datos oficiales de Red Eléctrica, entre julio de 2012 y julio de 2013 se ha producido más electricidad por carbón que en centrales de ciclo combinado, o por los sistemas hidráulicos. Y eso a pesar de que en el último año las precipitaciones han sido especialmente copiosas, con un aumento del 20% con respecto al año anterior. Ese excedente no ha se ha utilizado para eliminar parte de la producción de electricidad por carbón, sino que se ha optado por reducir la producción en las centrales nucleares.

Hay subvenciones para todo en este país, para el cine, para la radio, para la prensa de papel, para la industria aeronáutica, para la minería del carbón, para telefonía, para la Comunidades Autónomas. Pero en la inmensa mayoría de los casos estas ayudas van destinadas al empresario o al trabajador. Y solo en este caso del automóvil se enfocan directamente hacia el usuario, hacia el cliente final, hacia el que paga por un bien y consigue un pequeño descuento oficial por parte del Estado.

Por ejemplo, en un Ford C-Max con el motor 2.0 TDi que en España cuesta 24.550 euros y que se puede sumar al plan PIVE, el coste real del coche sin impuestos es de 19.500 euros, mientras que el impuesto es de 4.975 euros. En Alemania, este mismo coche le costaría al cliente final 23.200 euros, mientras que los impuestos serían 3.700 euros.

Si tenemos en cuenta, además, que el Plan PIVE oficial son solo 1.000 euros y que esta cantidad hay que incluirla en la Declaración de la Renta, con el consiguiente pago, sin duda las cuentas del Plan PIVE son muy positivas para Hacienda.

Desde hace ya muchos años se habla en España, pero también en otros países de la Unión Europea, de planes de ayuda a la compra de coches nuevos. Hasta Alemania aplicó un plan de este tipo, como también lo hicieron Francia, Italia, Holanda y otros. Pero hay una duda entre la mayor parte de los ciudadanos de a quién van a parar realmente esas ayudas económicas. Muchas personas ajenas al mundo del motor llegan a pensar que de alguna forma el Plan PIVE es un dinero a los fabricantes de automóviles, pero nada más lejos de la realidad.

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