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Reducir las víctimas del tráfico
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Reducir las víctimas del tráfico

cada año mueren en las carreteras españolas en torno a mil personas, una cifra que supone un mínimo con respecto a las casi 5.000 personas que morían cada año en las carreteras en los 90

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La mayor o menor seguridad en las carreteras no se demuestra solo con las cifras de víctimas del tráfico, pero es una forma de analizar su evolución. En cualquier caso, cada año mueren en las carreteras españolas en torno a mil personas, una cifra que supone un mínimo con respecto a las casi 5.000 personas que morían cada año en las carreteras en los años noventa.

Todo ha cambiado mucho desde aquellas cifras realmente dramáticas, tanto a nivel de infraestructuras como de la seguridad de los vehículos y también, por qué no decirlo, una cierta mejora en la concienciación de los ciudadanos que se sientan al volante. Pero es tarea de todos poner cada día más cuidado al volante. Y hacer cada vez mejor las cosas es la única forma de conseguir reducir aún más esas cifras tan dramáticas.

El año empezaba muy mal en España por lo que a víctimas mortales del tráfico se refiere, con un crecimiento de más del 20% en enero que luego se fue suavizando. En el acumulado del primer trimestre las víctimas mortales habían aumentado un 11,5%, pero al cierre del primer semestre se conseguía reducir la cifra de víctimas en un 2%. Ahora, con las últimas cifras oficiales hasta el pasado 28 de agosto, el descenso se sitúa en un 3%. Y eso, teniendo en cuenta que la mejoría de la economía ha hecho que haya muchos más desplazamientos por carretera, es un resultado positivo.

Sin embargo, mientras que no se consiga el cero accidentes con víctimas mortales no estará todo el trabajo hecho. Todos los que de alguna forma estamos involucrados en el tráfico debemos poner nuestro esfuerzo para conseguir que la cifra siga bajando, pero mucho más rápidamente de lo que lo está haciendo ahora.

Cumplir las normas

Si todos aplicáramos dos o tres sencillas normas, se podría conseguir con bastante facilidad esa drástica reducción de víctimas, pero nos aferramos a seguir haciendo siempre lo que nos da la gana. Medidas como cumplir las normas de tráfico y sobre todo los límites de velocidad, mantener la distancia de seguridad o parar en un “stop”. Pero lo mismo lo hacemos cuando nos sentamos al volante que cuando vamos al cine y estamos haciendo cola, o cuando estamos en un restaurante o cuando se participa en un encierro de toros.

Si durante un encierro taurino un policía nos dice que nos vayamos de un sitio porque es peligroso, no se le hace, en general, ni caso. Si en una carretera hay una señal de 90 km/h, nosotros pasamos a 120 y nos da igual. En los túneles de El Pardo de la madrileña M40 hay limitación de velocidad a 80 km/h, pero ni un 10% de los coches pasa a esa velocidad. El resto van a 100, o 110 o…140 km/h.

Un domingo hace un par de semanas pude ver un coche de la Guardia Civil que estaba aparcado en el final de un carril reversible de la N-1. El vehículo estaba bien aparcado, en un lugar seguro y los agentes podían ver de frente a los coches que llegaban por ese carril. Me pareció que un agente estaba apuntando algo, supongo que matrículas. Y pensé que hacía mal por multar a los conductores, pero luego lo pensé mejor.

Cuando se circula en sentido contrario por un carril reversible es obligatorio llevar encendida la luz de cruce. Eso es así desde hace al menos 10 años. Sin embargo, uno de cinco o seis coches que circulan por ese carril cada fin de semana va con las luces apagadas y eso lo hacen así cada domingo. Las normas hay que cumplirlas. Además, los agentes podían estar viendo desde esa posición privilegiada el uso del móvil o la actitud al volante de los conductores.

Conducir un vehículo de motor es una actividad de riesgo y por ello hay que poner toda la atención al volante durante todo el tiempo que estemos conduciendo. No vale un pequeño despiste, no vale mirar el móvil un momento a ver quién ha llamado, o buscar las gafas o sacar un pañuelo. Como muy bien dice la Guardia Civil en sus campañas perder la atención al volante durante unos pocos segundos puede suponer un grave accidente.

La única manera de rebajar la siniestralidad en las carreteras españolas es circular cumpliendo siempre todas las normas, circular siempre con la máxima atención en el volante y en la carretera. Y si está cansado, o si quiere mirar el móvil o si tiene que buscar las gafas, pare en una zona segura y anuncie previamente la maniobra. Pero al volante, siempre con el 100% de la atención puesto en la conducción. Es imposible realizar al mismo tiempo dos actividades tan diferentes como son conducir y leer un mensaje en el móvil. El resultado puede ser muchas veces fatídico.

La mayor o menor seguridad en las carreteras no se demuestra solo con las cifras de víctimas del tráfico, pero es una forma de analizar su evolución. En cualquier caso, cada año mueren en las carreteras españolas en torno a mil personas, una cifra que supone un mínimo con respecto a las casi 5.000 personas que morían cada año en las carreteras en los años noventa.

Seguridad Guardia Civil