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Es cuestión de educación y no de más radares en las carreteras
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Carlos Cancela

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Carlos Cancela

Es cuestión de educación y no de más radares en las carreteras

En los últimos días se han producido varios atropellos y accidentes de tráfico en los que se han visto implicados ciclistas. Y nuevamente las cifras de

Foto: Aumenta la siniestralidad en España
Aumenta la siniestralidad en España

En los últimos días se han producido varios atropellos y accidentes de tráfico en los que se han visto implicados ciclistas. Y nuevamente las cifras de siniestralidad y de víctimas en las carreteras aumentan tras muchos años de reducción. En concreto las cifras de accidentes aumentan un 7% y las de víctimas mortales, un 5%. Y lo mismo está ocurriendo en Francia, donde en el mes de febrero las cifras de víctimas mortales han aumentado un 8,4% con relación a febrero de 2015. Un peligroso repunte.

La pasada semana la directora general de Tráfico, María Seguí, ha resaltado el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que sitúa a España como uno de los mejores países en seguridad vial, con la quinta tasa de mortalidad por cada cien mil habitantes más baja tras Suecia, Dinamarca, Holanda y Reino Unido.

Las cifras de siniestralidad han bajado mucho en los últimos quince años en España, pero la causa de esta reducción tan notable no es que los conductores conduzcan mejor, que las carreteras estén mejor hechas, con una buena señalización y un buen mantenimiento, o que todos seamos más responsables con el tráfico. No. El descenso se ha visto provocado por una política de llenar las carreteras de radares impuesta por Pere Navarro durante las dos legislaturas de Zapatero.

Esta política de multas ha tenido su continuidad con la nueva directora general, pero ya el efecto reductor por poner más radares, reducir los límites o equipar más helicópteros con el sistema Pegasus ya no funciona. Durante estos cuatro años de legislatura de Rajoy la grave crisis ha hecho que los desplazamientos en coche se redujeran y, lo más importante, que los conductores fueran con más cuidado para evitar multas. Ahora hay algo más de optimismo, las personas salen más en coche y también los conductores toman algún riesgo más.

Si cuando Pere Navarro llegó a la dirección general de Tráfico, allá por el año 2004, se hubiera puesto en marcha un plan para hacer obligatoria la seguridad vial en los colegios, ahora, los chavales que van a sacar su carné de conducir, con 18 años, serían personas formadas en algunos conceptos fundamentales sobre la conducción. Y lo más importante, sobre educación, sobre respeto a los demás. Y por ello serían buenos conductores.

En su informe la OMS analiza los resultados, pero no cómo se consiguen esas cifras de víctimas. Si se prohibiera el tráfico rodado en Madrid, seguro que la capital de España pasaría a ser la mejor ciudad del mundo en cuanto a siniestralidad por accidentes de tráfico. Y lo mismo ocurre con la velocidad. Está bien hablar de reducir la velocidad, pero lo que hay que hacer es poner unos límites razonables, que permitan una movilidad aceptable y exigir que se cumplan. Y por cierto, que la Guardia Civil, por ejemplo, también los cumpla.

Pero no sirve seguir bajando los límites de velocidad, como quiere la DGT, y seguir aumentando los radares. El nuevo Reglamento de Seguridad Vial, que supone unos nuevos límites aún más bajos en todos los tipos de carreteras excepto en autopistas y autovías, lleva un año esperando su aprobación y ni siquiera se ha atrevido a aprobarlo el Gobierno de Rajoy.

Cumplir las normas

El enfoque que se da a la circulación por una carretera en España es, al menos desde mi punto de vista, erróneo. Los conductores piensan que pueden circular a la velocidad que quieran, siempre y cuando no les pille un radar y les multen. Y lo mismo ocurre con un prohibido adelantar o con una raya continua, mientras no nos pillen y nos multen, todo vale. Eso es lo que en los últimos 12 años se ha “vendido” a los ciudadanos.

Pero el concepto debe ser diferente, hay que enseñar a los conductores que de lo que se trata es de cumplir con las normas y respetar a los otros. Si está prohibido adelantar pues uno se espera porque quizá no hay la visibilidad adecuada. Si hay un límite de 70 km/h debe ser porque hay una circunstancia que provoca algún peligro. Pero no se trata de llenar las carreteras de señales con límites de 70 o de 90 km/h en las autovías y tras cada señal un radar.

Lo que no tiene ningún sentido es que cuando se pone un límite de velocidad, esto suponga un peligro para los buenos conductores que quieran cumplir con la norma. Y les voy a poner un ejemplo. En el paseo de la Castellana, en la zona comprendida entre la Plaza de Castilla y el hospital La Paz, si uno intenta ponerse a menos de 70 km/h y el límite es de 50 km/h– , los autobuses urbanos nos pasarán por encima. Si al llegar al radar frenamos para que no nos pongan una multa, estaremos jugándonos la vida porque el coche de detrás viene a 90 km/h y no sabe que hay un radar.

La educación vial es la clave para que en un futuro más o menos cercano se pueda conducir con tranquilidad por las carreteras y calles de las ciudades. Pero es una educación que necesitamos todos. No se trata de que los conductores de coches sean 100% cumplidores de las normas y que los peatones crucen por mitad de la calle sin mirar si viene un coche. Pero como nadie va a remediar eso, los fabricantes de coches ya incorporan un sistema de frenado automático cuando cruza un peatón. Y pronto los coches se conducirán solos para evitar los errores humanos que causan el 90% de los accidentes.

En el estudio de la OMS estamos entre los mejores en seguridad vial, pero en el de educación seguimos bajando cada año. En el último fin de semana ha habido cientos de peleas y reyertas por toda la geografía nacional que se han saldado con tres muertos y numerosos heridos. Algunos de nuestros políticos usan las redes sociales para hacer apología de la violencia contra los partidarios de otros partidos…

En los últimos días se han producido varios atropellos y accidentes de tráfico en los que se han visto implicados ciclistas. Y nuevamente las cifras de siniestralidad y de víctimas en las carreteras aumentan tras muchos años de reducción. En concreto las cifras de accidentes aumentan un 7% y las de víctimas mortales, un 5%. Y lo mismo está ocurriendo en Francia, donde en el mes de febrero las cifras de víctimas mortales han aumentado un 8,4% con relación a febrero de 2015. Un peligroso repunte.

OMS